Olvídate de Cascais, Sintra y del Algarve. Portugal es mucho más. En esta ruta que se puede hacer en un fin de semana, aunque lo ideal es quedarse más tiempo, podrás encontrar toda la esencia de Portugal: modernindad, tradición, gastronomía, sol y paísajes que te enamorarán. Partiendo de Lisboa descubrirás el Alentejo y la península de Troia. Lugares que, salvo Lisboa, están todavía fuera del radar del turismo de masas.
Lisboa
Nuestro punto de partida es Lisboa. Evidentemente, la capital lusa da para una ruta en sí y merece pasar varios días en ella. Entre los clásicos que no deben faltar a una visita en Lisboa está el barrio de La Baixa, en el casco histórico de la ciudad. En la Plaza de los Restauradores, donde se encuentra el magnífico edificio del Hotel Edén, comienza la Avenida da Liberdade, la más importante de Lisboa, que acaba en la Plaza del Marqués de Pombal, donde comienza la moderna Lisboa.
Tampoco te puedes perder las puertas del Castillo de San Jorge, con unas estupendas vistas de Lisboa y el Tajo. A los pies del cerro donde se eleva el castillo, el barrio de La Alfama. Se trata de un antiguo barrio de pescadores con callejuelas para caminar olvidándote del reloj. En el barrio de La Baixa está el famoso elevador de Santa Justa, situado al oeste del barrio, y que daba acceso al Chiado y al Barrio Alto. Hoy se ha convertido en un mirador de parada imprescindible.
En Belém están tres de los monumentos de Lisboa más populares: La Torre de Belém, el Monasterio de los Jerónimos y el Monumento a los Descubridores. Y aunque Belém es sin duda la zona más turística de Lisboa, forma parte de esos imprescindibles que ver en Lisboa. Además, apreciarás aún más la paz y la belleza del resto de la ruta.
Montemor-O-Novo
La zona de Montemor-O-Novo no es precisamente de turismo de masas, pero su gran riqueza arquitectónica e histórica, su riqueza gastronómica y una región volcada en el turismo rural la hacen una parada imprescindible.
En lo alto de la colina más alta de la zona, se levanta el castillo de Montemor-O-Novo (parcialmente en ruinas, pero se mantienen en pie once torreones y la muralla, entre otros). Según cuentan, Vasco da Gama finalizó los planes para su viaje a la India en ese mismo castillo. A destacar, las imprtesionantes vistas sobre la región y la pequeña iglesia de San Tiago en el recinto de la muralla del antiguo castillo.
Las grutas del Escoural son otro punto de interés en Montemor-O-Novo. Son las únicas grutas de Portugal con grabados y pinturas rupestres y que se remontan al período Paleolítico Superior.
Albufeira da Vale do Gaio
En pleno Alentejo litoral y cerca de Alcacer do Sal, se eleva la bella Pousada de Vale do Gaio - S.Salvador – a orillas de un espectacular pantano. Este Hotel 4 estrellas y restaurante es el lugar perfecto para aquellos que aprecian la gastronomía tradicional de la región y la zona base ideal para quien quiera disfrutar de la naturaleza y de deportes como el ciclismo, el senderismo o el piragüismo. Pero también es un enclave donde la naturaleza y el silencio son los dueños del lugar. El atardecer, en la terraza sobre la albufera de la presa son una experiencia inolvidable.
La cocina del Alentejo es de lo más tradicional. Pero eso no es un defecto, al contrario. Y es que su gastronomía es como debió de ser la del resto de la península ibérica en otros tiempos: humilde pero contundente, y con ingredientes elementales y sabiamente escogidos para que sea equilibrada. Es decir, sabe a tradición. Y esa es su fuerza.
El Alentejo fue en otros tiempos una gran región productora de trigo. Antiguamente, los bosques de alcornoques y olivos daban cobijo a los cerdos que pastaban en la llanura. Sí, tenemos ya todos los ingredientes de la cocina tradicional ibérica. Lógicamente, el pan, el cerdo y el aceite de oliva son la base de una de las cocinas más sabrosas de Portugal, y que las hierbas perfuman con aromas de campo.
Y como el Vale do Gaio está en una región con vocación marítima, está a pocos minutos del histórico puerto de Alcacer do Sal, los pescados y mariscos tienen un hueco muy especial en la gastronomía local. Y, por supuesto, no pueden faltar los pastéis de Bacalhau (los famosos buñuelos de bacalao), que no son propios de la región (de hecho, en Portugal no se ponen de acuerdo acerca de su origen y hay teorias que sitúan su origen en Andalucía) pero se han convertido en uno de los platos lusos más sabrosos y famosos.
Alcácer do Sal
Alcácer do Sal es una de las ciudades más antiguas de Europa, fundada antes de 1000 a. C. por los fenicios. Por aquel entonces se extraía a sal, procesaba pescados en salazón, mientras que la cría de caballos necesarios para la exportación de alimentos y la ganadería eran florescientes. También se dedicaba al cultivo de alimentos para los barcos que comerciaban estaño con Cornualha.
Durante el dominio árabe fue capital de la provincia de Al-Kassr. D. Afonso Henriques la conquisto en 1158. La ciudad fue reconquistada por los árabes, de esta forma durante el reinado de D. Afonso II y con auxilio de una flota de cruzados, la ciudad fue definitivamente conquistada, convirtiéndose en cabeza de la Orden de Santiago.
Hoy es una pequeña ciudad tranquila y la puerta de entrada al Alentejo más conocido, el del interior, cuando se viene de Lisboa o de la península de Tròia. El puente metálico sobre la desembocadura del río Sado, inspirado en la obra de Gustave Eiffel, fue inaugurado en 1945 en sustitución del antiguo puente de madera del Siglo XIX. Con el tiempo se ha convertido en un punto de paso obligatorio cual pórtico entre la costa norte y sur de Portugal.
Troia
Troia es un paraíso que combina el ocio para la familia con la preservación de la naturaleza. A menos de una hora de distancia de Lisboa y limítrofe con el Alentejo, Troia es una península rodeada por tres parques naturales y por el mar. La playa y la sierra forman una combinación perfecta. Troia cuenta con un extenso arenal y un mar transparente. Y aún así es un lugar protegido de la presión turística, quizá sea el último rincón de este tipo que quede en Eurpa del sur.
Troia Design Hotel
Azul y verde eléctricos. O amarillo y rojo. Así es el diseño exterior de este hotel 5 estrellas de la península de Tròia, en la orilla del estuario del Sado, frente a Setúbal. En primera línea de puerto, con el parque natural de la Sierra de la Arrábida en el horizonte, las catorce plantas del edificio destacan por su perfil ondulante, casi más vistoso y vanguardista que su iluminación nocturna a lo largo de toda la sinuosa balconada.
Este hotel es el símbolo del renacimiento turístico de la península de Tròia. Es obra del estudio Promontório Arquitectos y realizado sobre la base de una torre levantada en los años sesenta por el portugués Conceição Silva. Por dentro, 1.200 metros cuadrados de spa, incluida otra piscina más.
En la decoración interior destaca la colección de obras arte de vanguardia, como la Sandalia Cenicienta de la escultora Joana Vasconcelos o los trabajos fotográficos o en vinilo de otros artistas lusos contemporáneos. Los ambientes son sofisticados pero sin excesos, de diseño limpio y moderno a la vez que cómodo y acogedor.
Fotos | Wikimedia, Turismo Portugla, Porsche, Pom'
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