Reparaciones caseras para golpes tontos

Antiguamente los coches estaban equipados con robustos paragolpes metálicos anclados directamente al chasis con los que podías jugar a dar golpecitos por detrás en el semáforo al coche de tu amigo y hasta empujar un coche con otro para arrancarlo al empujón. Algunos modelos hasta tenían gruesos protectores de goma, los llamados mataburros.

Ahora el cuento es muy diferente, los paragolpes están competamente integrados en la carrocería, fabricados en materiales plásticos y sueler ir pintados del color de la carrocería (ya pocos modelos tienen protectores de plástico negro). Esto supone que al mínimo roce se marcan y, si el golpe es un poco mayor, se abollan.

Muchos de estos abollones acaban en el chapista, pero hay bastantes que podemos solucionar en casa y, aunque el resultado no sea perfecto, sí que nos permite ahorrar un parte al seguro o retrasar el paso por el taller. Vamos a ver un par de técnicas muy sencillas, las dos basadas en calentar la zona para ablandar el plástico y poder devolverle su forma original.

La primera es a base de aire caliente, con uno o dos secadores se calienta la zona afectada y golpeando por dentro se saca el abollón. Ojo, secadores de pelo, no decapadores. Si nos pasamos con la temperatura destrozaremos la pintura y hasta el plástico.

Y una opción más rápida pero más peligrosa: agua muy caliente. Se vierte agua muy caliente sobre el abollón y se saca por dentro haciendo presión. En este caso la temperatura es mayor, por lo que hay riesgo de quemaduras.

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