Cuando hablamos de diseño de automóviles hay que tener en cuenta que cada uno tiene sus propios gustos y preferencias, así que, por tanto, lo que nos guste a nosotros quizá a nuestro vecino le parezca lo más horrendo del mundo. Teniendo esto claro, hoy queremos hablar de modelos en los que algún elemento concreto del diseño se carga la estética del conjunto, inicialmente aceptable.
Hablamos de faros de incomprensible diseño, principalmente, pero también de traseras de lo más excéntricas, techos de alocadas formas o aditamentos a los que no vemos ni sentido ni atractivo estético de ningún tipo. En total hemos elegido nueve modelos relativamente modernos, que seguro tenéis frescos en vuestra memoria. Os recordamos que podéis no estar de acuerdo, claro.
Alfa Romeo 4C
Quizá el ejemplo más claro sobre un diseño bonito (precioso, en nuestra humilde opinión) "estropeado" por algún elemento concreto es el del Alfa Romeo 4C, que cuando fue presentado nos dejó a todos con la boca abierta por varias razones. Lo primero, por su espectacular aspecto, después por sus cifras (especialmente el peso) y, por último, por sus faros. ¿Esos faros? ¿En serio?
Toyota Prius
El recién presentado Toyota Prius de cuarta generación, que ya comparamos con su predecesor de manera visual, no es precisamente el coche más agraciado del año. Sus faros delanteros tiene unas formas curiosas, por denominarlas de alguna manera, pero es que los pilotos traseros en formato vertical también resultan raros, raros. Y del alerón "virtual" fllotante, ni hablamos.
Jeep Cherokee
Probablemente el reciente Jeep Cherokee suponga el cambio más radical para el modelo, cuyo aspecto es bien diferente a los Cherokee precedentes. Lo cierto es que no nos disgusta su aspecto, pero irremediablemente choca ver unos faros tan estrechos y pequeños en un vehículo grande y robusto como lo es éste. ¿Nos pasa sólo a nosotros?
Fiat 500e
No tenemos nada contra el "cuco" diseño del Fiat 500e, pero no acabamos de entender por qué la versión eléctrica o Fiat 500e se ofrece con la parrilla inferior en color blanco (a juego además con el difusor trasero y las carcasas de los retrovisores, por ejemplo). ¿Por qué? No lo sabemos, pero no nos gusta. Si lo quieren diferenciar del resto...hay más y mejores maneras de hacerlo, ¿no?
BMW M4 GTS
Muy a pesar de los más puristas de BMW, el BMW M4 GTS se ha hecho un hueco en esta lista gracias a las espantosas llantas que equipa. Entendemos que un coche así ha de llamar la atención y ser diferente al M4 normal, pero... no tenemos claro que la solución sea equiparlo con detalles de color naranja y semejantes ruedas. Antes de que nos tiréis piedras por decir esto, volved a leer el primer párrafo.
Hyundai Veloster
El Hyundai Veloster nació como una curiosa idea del fabricante surcoreano, incluso con una versión potente y deportiva. Ahora bien, la trasera no se estudiará como ejemplo en las escuelas de diseño. Nos gusta el escape central y el concepto, pero los huecos del portón (junto a los pilotos) o las estrechas lunetas le dan un aspecto muy raro. ¿Estáis de acuerdo?
Kia Sportage
El anterior Kia Sportage era uno de esos modelos que veías por la calle y pensabas "pues les ha quedado chulo, sí", y este mismo pensamiento se reflejó en sus ventas, que funcionaron. Ahora, Kia ha querido renovar el modelo y ha optado por el camino más anfibio. A caballo entre una mosca (por el número de ojos) y un sapo (por las formas del capó y los faros), nos tiene desconcertados.
Lexus RC
El coupé deportivo de Lexus, el llamado RC, tiene una trasera espectacular, puede montar un 5.0 litros V8 capaz de hacerte disfrutar como un enano (RC F, en la imagen) y nos gusta su parrilla frontal, muy ferroviaria. Ahora bien, las formas de los faros resultan muy extrañas. En la foto que proponemos se aprecian perfectamente esas curvas que tanto nos sorprenden, para mal.
MINI Coupé
Y para terminar, uno de los pocos coches con boina que nos viene a la memoria. Desde que lo vimos por primera vez hemos estado bastante poco enamorados de él. Seguro que había otra forma de hacer un MINI Coupé, pero plantarle un sombrero... Digamos que no nos terminó de convencer.