Fernando Alonso es uno de los pilotos que más pasiones levanta del panorama deportivo mundial, para bien y para mal. Puede presumir de tener casi tantos aficionados como detractores aunque su calidad nunca debería ponerse en entredicho. La sorprendente victoria del pasado fin de semana -porque seamos sinceros, ni él mismo la esperaba antes de comenzar- ha resaltado aún más si cabe una situación que dura ya demasiado tiempo.
Dos Campeonatos del Mundo de Fórmula 1 con unas estadísticas envidiables en la máxima categoría, 32 victorias, 97 podios y 1.899 puntos. Campeón de las 24 Horas de Le Mans y en la lucha por el título del Campeonato del Mundo de Resistencia y ahora, ganador de las 24 Horas de Daytona. Aún así algunos se resisten a admitir que tenemos la suerte de estar viendo en acción a uno de los mejores pilotos de la historia del automovilismo.
¿Qué más tiene que hacer Fernando Alonso para que se le coloque en el lugar que se merece? ¿Qué le queda por ganar? En el mes de junio volverá a intentarlo en las 500 Millas de Indianápolis pero aunque consiga su objetivo, no cambiará nada entre los "antialonsistas" -perdonad por el término tan forero pero es el que mejor lo describe-porque no es cuestión de resultados.
Nadie es profeta en su tierra
El refranero popular dice que "nadie es profeta en su tierra" y en el caso de Fernando ha sido así. Los reconocimientos a su habilidades llegan antes desde otros puntos del planeta que desde su España natal. Entre la prensa especializada en motorsport, quizás por las críticas de los mismos lectores, existe como cierto recelo a reconocer los éxitos del asturianos por miedo a ser tachados de fanáticos.
Pero ha llegado un momento en el que no es cuestión de gustos sino de objetividad. Si en Estados Unidos el New York Times tituló "At Daytona, a Win for Fernando Alonso and a Triumph for Alex Zanardi" (En Daytona, victoria para Fernando Alonso y triunfo para Alex Zanardi) y Autosport, una de las publicaciones de automovilismo más reputadas publicaron "Alonso wins Daytona as red flag ends race early" (Alonso gana Daytona en una carrera que termina antes por bandera roja), ¿por qué en España se nos ha criticado habitualmente (incluido en Le Mans) porque su nombre cope todos los titulares? ¿Por qué nos cuesta tanto admitir que Alonso llevó realmente el peso de la victoria?
Compañeros y rivales nos lo confirman
Cierto es que Alonso nunca podría haber completado esa carrera él solo, sería de necios siquiera pensar en ello. Jordan Taylor, Kamui Kobayashi y Renger van der Zande hicieron un gran trabajo a los mandos del Cadillac #10, pero sus relevos fueron determinantes. En dos de las tres ocasiones en las que se subió al coche lo puso en la primera posición. Demostró ser el que más ritmo tenía. Y eso no lo digo yo, lo han dicho sus propios compañeros.
Pero no es la primera ocasión en la que sucede en el último año. En la rueda de prensa post 24 Horas de Le Mans preguntaron a Alonso por su relevo nocturno en el que Pechito López con el otro de los Toyota no había conseguido mantenerle el ritmo. El argentino antes incluso de que Alonso le pudiese responder al periodista, se levantó de su asiento y confesó ante todos los medios cómo su rendimiento durante la noche había sido "mucho mejor" y que era inalcanzable.
Y esto en resistencia. En Fórmula 1 Lewis Hamilton repitió en reiteradas ocasiones en la última temporada que sentía no contar con él en las luchas por la victoria. Sebastian Vettel también aseguró que le echaría de menos. De hecho, pocas veces se tiene la oportunidad de presenciar a dos Campeones del Mundo escoltando a otro en su retirada.
"Le echaré de menos. Todo el deporte le echará de menos", Lewis Hamilton.
Si hasta sus compañeros y rivales nos lo están diciendo, ¿a qué esperamos a creernos que este chico de Asturias es bastante bueno? Bueno, por no decir, uno de los mejores pilotos de la historia del automovilismo. ¿O el mejor? Porque su grandeza supera ya los límites de la Fórmula 1. ¿Qué le falta? ¿La Triple Corona? ¿Dakar? Eso ya lo dejamos para otro debate... pero lo que es indiscutible, es indiscutible.