Para sus competidores y para los aficionados a los rallies, al principio la francesa Michèle Mouton solo era “una piloto que iba muy rápido para ser una chica”. Al final, todos la veían como lo que realmente era, una piloto al nivel de los mejores que ha hecho historia en el automovilismo y en el Campeonato Mundial de Rallyes, con cuatro victorias y nueve podios.
Además fue subcampeona del mundo en 1982, quinta en 1983 y octava en 1981, en los tres casos como piloto oficial de Audi. Genio y figura con una personalidad arrolladora, debutó en el mundial como copiloto en el Rally de Montecarlo de 1973 y desde entonces no dejó de luchar contra todo y contra todos para superarse y para demostrar que ser mujer en un mundo de hombres no es una desventaja. Hoy, la “Reina de la velocidad” lo sigue haciendo.
Líder entre iguales: así fue la trepidante carrera de Michéle Mouton
Mouton
Michéle Mouton (Grasse, Francia, 23 de junio de 1951) llegó al mundo de los rallys rompiendo esquemas, con una tremenda capacidad y talento de sobra para medirse de igual a igual con sus compañeros. Fue capaz de derrotar a los mejores pilotos del mundo, demostrando resistencia física, fuerza mental, nervios de acero y un sin fin de cualidades más, que ya la han elevado a la categoría de leyenda.
Mouton ya prometía cuando aprendió a conducir con el Citroën 2CV de su padre por la Riviera francesa y todavía no tenía cumplidos los 14, aunque llegó al mundo de los Rallyes por casualidad, cuando en 1972 conoce al joven piloto Jean Taibi, quien la invita al Rallye de Córcega como mera espectadora.
Pero Michéle quedó fascinada y al año siguiente debutó en el famoso Rallye de Montecarlo como copiloto del italiano: ya no hubo marcha atrás. Tras su participación en unas cuantas pruebas, su padre, Pierre Mouton la aconsejó sabiamente pasarse al asiento de la izquierda.
Entre 1974 y 1976 Mouton corrió al volante de un precioso Alpine A110 primero y un A310 después, con el que consiguió su mejor resultado (segundo puesto en el ‘Criterium Alpin’ del Campeonato de Europa). Ya en 1977, y en España, llegó su primera victoria a los mandos de un Porsche 911 RS en el rally del RACE.
Hasta ese momento había podido correr principalmente gracias al apoyo de su padre, pero desde 1978 se convirtió en piloto profesional con un Fiat 131 Abarth. Apenas se bajó del podio en las tres temporadas que corrió con él los campeonatos tanto de Francia como de Europa.
En 1981 Audi llegó al Campeonato del Mundo de Rallies con un coche revolucionario para entonces, que pronto se ganó la fama de indomable: el Quattro Sport del Grupo 4. Para tal ocasión, la marca había fichado a Michèle Mouton para secundar a Hannu Mikkola, una decisión que tomó a todos por sorpresa y que fue ampliamente criticada.
Entre otras cosas, porque Audi eligió la francesa antes que a otros pilotos que entonces tenían mejor palmarés. Además, dar el volante de semejante bestia a una mujer, entonces fue visto por muchos como una maniobra publicitaria que podía terminar en un fracaso estrepitoso.
Respecto a lo primero, en parte fue así… pero en cuanto a lo segundo, Audi ya había visto lo que Mouton era capaz de hacer con el coche desde su primera prueba, y sabía que era el momento de acallar los comentarios mal intencionados.
El primer rally de Mouton a los mandos del espectacular Audi Quattro fue el de Portugal. Ya en la última etapa, hizo el mejor tiempo en siete tramos y finalmente quedó en cuarto lugar. Los críticos bajaron el tono. Tras una rotura de motor en Córcega, una exclusión para todo el equipo Audi en Grecia y un mal resultado la primera en ‘1000 Lagos’, llegó el San Remo.
Allí corrían pilotos que habían sido o acabarían siendo campeones del mundo: Röhrl, Alén, Vatanen, Salonen y Mikkola, además de otros tan rápidos como Toivonen o Bettega, pero quien ganó fue Michèle Mouton: los críticos se quedaron mudos.
En la temporada 1982, junto a su copiloto Fabrizia Pons, ganó tres rallies y era favorita para el Campeonato del Mundo. También tuvo varios accidentes, en parte por su forma de conducir que la hizo ganarse el apodo de “El Volcán”.
Llegó a Costa de Marfil, donde se jugaba el título contra Walter Röhrl en el 131 Abarth, y volvió a tener un accidente que le dio el campeonato a Röhrl. Perderlo realmente le importó poco porque, durante el rally, recibió la noticia de que su padre había fallecido.
"Prefiero un pie derecho perfecto a una cara bonita"
Mouton
Mouton siguió dos temporadas más con Audi en primera fila, aunque ya no volvió a ganar. En 1985, sin embargo, corrió una de sus carreras más memorables: la subida del Pikes Peak. El piloto local John Buffum había ganado Pikes Peak en 1982 y 1983, con un Audi Quattro y en 1984, volvió a ganar uno de los prototipos americanos típicos de esa prueba.
Así que Audi decidió llevar a Michèle Mouton y el nuevo Quattro Sport, posiblemente el coche de rallies más difícil de conducir de todos los tiempos. En los entrenamientos, quedó claro que Mouton era la más rápida y los organizadores le hicieron la vida imposible. Bastante malo era que ganara un coche europeo y, encima, lo condujera una mujer… Pero el boicot fue inútil, ya que ganó con autoridad.
En 1986, Mouton dejó Audi por Peugeot. Corrió el campeonato de Alemania de rallies con un 205 T16, ganó seis carreras (todas las que acabó) y el campeonato. Fue su despedida de la competición, aunque siempre estuvo ligada al automovilismo de una u otra forma.
Desde su creación en 2009, Comisión de Mujeres y Deporte de Motor de la FIA está presidida por Michèle Mouton, quien se ha manifestado varias veces en contra de crear una categoría femenina en el automovilismo, ya que day deportes donde la fuerza y la resistencia pueden ser determinantes, y otros donde son necesarias pero no suficientes.
En el caso del automovilismo es preciso tener un mínimo de esos atributos, claro, pero superarlos no hace que un piloto vaya más rápido. Ese mínimo está al alcance de las personas con las condiciones y el entrenamiento adecuados, hombres o mujeres.
Aunque Mouton tuvo que aguantar frases como la popular “prefiero estrellarme a ser batido por una mujer” del siempre polémico Walter Röhrl, nunca se amedrantó. La “Reina de la velocidad”, ya lo decía: “prefiero un pie derecho perfecto a una cara bonita”. Al final, los hechos siempre dicen más que las palabras.