Con poco menos de 25 años de vida, la pérdida de Luis Salom deja de luto al mundo del motociclismo. Una inoportuna sucesión de casualidades nos ha dejado huérfanos de uno de los talentos más carismáticos y accesibles en la parrilla del Campeonato del Mundo de MotoGP.
Pese a no haberse alzado como campeón, el también conocido como El Mexicano, ha sido uno de esos pilotos amados por toda la afición y respetado por sus compañeros. Algo quizá aún más difícil de conseguir que un título. Su legado son 22 podios (el último en Catar), nueve victorias y cuatro poles.
El Mexicano: el campeón sin título
Fue en 2007 cuando el nombre del mallorquín empezó a escucharse fuera de nuestras fronteras al conseguir acceder a la Red Bull MotoGP Rookies Cup, la antesala del mundial. De la misma manera que lo hizo en los nacionales, demostró su valía rápidamente acabando en segunda posición en la primera carrera, y la primera victoria en la cuarta, en Assen.
Al año siguiente, en 2008 y dentro de la misma competición, el título se le escapó entre los dedos por sólo cuatro puntos, pero para entonces ya le habían salido multitud de novias en el Campeonato del Mundo de 125 cc. En 2009 se estrenó como wildcard en el Gran Premio de España y se unió al mundial durante las últimas 10 pruebas consiguiendo un magnífico sexto puesto en el GP de Gran Bretaña.
2010 se convirtió en su primera temporada completa dentro del gran circo. Comenzó convulsamente con cambios prematuros de equipo, pero acabó por captar mucha atención gracias a un pilotaje consistente, bravo y una buena dosis de tesón.
Un año después y ya dentro de un equipo privado potente, el RW Racing, lograba su primer podio en el TT de Assen y cerraba el campeonato en octavo lugar. Todos quedamos sorprendidos por sus grandes carreras con una moto claramente inferior a las oficiales.
El Mexicano conseguía en 2012 colocar su Kalex KTM en medio de una horda de motos muy superiores. La moto blanca, negra y rosa del RW Racing se convirtió en asidua del podio con 8 apariciones en el cajón y su primera victoria frente a Sandro Cortese en Indianápolis por sólo 56 milésimas. Pero no fue una victoria aislada, repetía en Aragón y cerraba la primera temporada de la época Moto3 como flamante subcampeón.
Este tremendo potencial encerrado en una moto con carencias le abrió de par en par las puertas del equipo más potente de la parrilla, el Red Bull KTM Ajo y estrenaba el año de la mejor manera, con la victoria en Catar.
Aquél 2013 fue la mejor temporada de Moto3, un regalo para todos los aficionados gracias a los épicos duelos entre Luis Salom, Máverick Viñales y Álex Rins que duraron hasta la última carrera. Una última carrera de infarto en la que pese a no conseguir el título, se convirtió en un campeón moral con una magnífica deportividad.
Su salto a la categoría de Moto2 lo daba dentro del equipo de Sito Pons, y los resultados llegaron inmediatamente. En la tercera carrera del Gran Premio de Argentina subió al podio. Para 2016 cambió de aires y recaló en el SAG Team y el segundo puesto que Salom conseguía en el GP de Qatar nos dejó una de las imágenes más emotivas de los últimos años.
Por su talento sobre la moto, por no darse nunca por vencido, por su agradable personalidad, por su amor a la familia, por su sentido del humor y por su devoción por el trabajo, Luis Salom va a ser profundamente añorado. Sus lágrimas de felicidad en el podio de Losail a principios de esta temporada quedarán grabadas a fuego en la memoria del motociclismo.
Descansa en paz, Luis.