Re-probamos de nuevo brevemente el Kia Soul y digo re-probamos porque hace ya más de un año que Javier Álvarez publicó una toma de contacto del Kia Soul y el lunes asistimos a una nueva presentación (esta vez en exclusiva) de este modelo. Sí, tiene un año, pero como no se probó en profundidad asistimos al evento para recorrer más kilómetros con él.
Creo que ya es más que conocido, pero os cuento unas pinceladas generales del coche para ponernos en situación. Se trata de un ¿todocamino urbano? no sé, Kia lo cataloga así, como un B-SUV pero desde su lanzamiento en 2009 ha sido uno de esos coches que no hay quien encasille en un segmento con verdadero convencimiento.
Para mí no es un SUV ni siquiera con el pack SUV opcional que incluye taloneras y bajos de paragolpes sobredimensionados en color negro. No me veo yo poniendo a tres patas el Soul ni vadeando un arroyo aunque sólo sea para lograr una foto chula. Para mí está más cerca de un monovolumen urbano crecidito y que en realidad no es monovolumen.
Claro, mono = uno y el Soul tiene dos volúmenes claramente definidos con sus formas rectas y ángulos marcados. Y digo crecidito porque pasa de los cuatro metros de largo, 4,14 exactamente, más de lo que hace poco medía un compacto. Como puedes ver éste es un claro ejemplo donde lo más apropiado sería usar la palabra comodín: Crossover.
Sea lo que sea lo que está claro es que el Kia Soul tiene una imagen diferente, de las que no dejan impasible y que gustan mucho o no gustan nada. Bien por Kia, ya está bien de diseños clónicos, hay que arriesgarse y dar un poco la nota aunque por el camino te ganes unos cuantos detractores. Y color, hay que poner color, para evitar la inundación de coches blancos o gris plata.
Datos comerciales
Con estas premisas en mente nació el Soul, un coche amplio, práctico, cómodo y fácil de conducir. En esta segunda generación el Soul se ha vuelto todavía más personal, ha crecido en longitud, anchura y distancia entre ejes pero ha reducido su altura. Se comercializa con dos mecánicas de 1.6 litros, una de gasolina con 132 CV de potencia y otra diésel de 128 CV.
Además está el Soul EV con motorización eléctrica, que está disponible en dos posibles composiciones: blanco/azul turquesa o azul eléctrico/blanco. Para los Soul con motor térmico hay disponibles cuatro colores de carrocería y tres opciones bitono. Su precio arranca en los 13.151 euros, llega a los 19.780 y el eléctrico puedes conseguirlo desde 15.990 euros más la batería (a pagar a plazos o en el momento de la compra).
Probando el Kia Soul
Javier tuvo la oportunidad de rodar con el Soul por autovías, esta vez lo más que pillamos fue un trozo de la madrileña M-30 en mala hora y porque nos desviamos de ruta. Pero sí hemos conseguido forjarnos una idea clara de cómo se comporta en ciudad, que es uno de los lugares donde la mayoría de Soul vendidos pasarán la mayor parte de su tiempo.
Como urbano se antoja un poco grande, pero por otra parte cubre la papeleta para una pareja que necesite un coche ágil y con buena capacidad de carga o como segundo coche para una familia de cuatro personas. Y un punto interesante a su favor es una buena habitabilidad y facilidad para entrar y salir del habitáculo (algo que se hace constantemente en un urbano).
La postura de conducción me ha parecido correcta, pero la regulación del respaldo por puntos predeterminados sigue siendo una pega a eliminar en muchos coches (¿cada vez más?). Al volante la sensación de espacio es notable gracias a su gran altura libre y la gran distancia al parabrisas. Desde dentro parece más grande que por fuera por las formas cuadradas de la carrocería.
Buenas plazas traseras y un maletero que con 238 litros no está mal pero se queda justo y los pasos de rueda restan facilidad de aprovechamiento. En su defensa hay que decir que para objetos voluminosos resulta práctico porque el volumen total que le da su forma de furgonetilla es más que interesante.
Al lío, arrancamos nuestra unidad 1.6 CRDi (diésel) y salimos del garaje listos para recorrer Madrid de punta a punta. A baja velocidad la rumorosidad mecánica resulta un poco elevada, no llega a ser molesta pero hay motores más silenciosos o habitáculos mejor insonorizados (aunque parece más lo primero por la ausencia de otros ruidos).
El ruido de rodadura no me ha parecido relevante y las llantas de 16 pulgadas calzadas con neumáticos de 206/60 me parecen un acierto. La comodidad que ofrece ese perfil no se consigue con las llantas de 18 pulgadas y, precisamente éste coche no es para ir buscando tiempos por las esquinas. En ciudad los baches son una constante y el Soul con esta configuración resulta cómodo.
Pero la suspensión no es blanda, el coche balancea poco aunque consigue filtrar lo suficiente las irregularidades. Se mueve con agilidad y cuenta con dirección de dureza variable en tres grados, un sistema sencillo en una dirección asistida eléctrica muy común en Kia y Hyundai pero que no llega a popularizarse del todo y me parece algo práctico.
El motor con 128 CV puede parecer suficiente y así es. En uso urbano va sobrado, aunque le cuesta un poco salir desde parado. Con poca carga no es casi apreciable, pero sí que te obliga a acelerar un pelín más y soltar el embrague algo más lento, algo que con el coche cargado y cuesta arriba se hace mucho más notable.
Además son 128 CV tirando a mansos, en la parte urbana de recorrido que realizamos va muy sobrado, pero probando recuperaciones en la M-30 demostró el mismo carácter en el Soul que ya conocía en otros modelos. El antiguo 115 CV tenía más coraje, era menos suave pero se notaba más alegre en carretera.
En definitiva, práctico para ciudad y válido para carretera, sus dimensiones intermedias, diseño diferente y concepto difícil de definir pero que satisface si cubre tus necesidades. Mira! Se me ha ocurrido un rival que le va al pelo y que tampoco sé encasillar (aunque me quedo claramente con el Soul por comportamiento dinámico), el Fiat 500L.