A partir de diciembre estará disponible una -expansión- actualización para el Mercedes-Benz C 63 AMG. Es un paquete no apto para aburguesados. Para empezar, le hace ganar al _bicho_ 30 CV para rendir 487 CV, casi como el modelo de DTM. La ganancia de potencia no afecta al consumo, 13,4-13,6 l/100 km.
Este paquete se ofrece para la carrocería sedan y familiar (Estate). Gracias él se rebaja en -1,2- 0,2 segundos el tiempo necesario para coger 100 km/h y los 200 km/h se alcanzan en 15,2 segundos. La velocidad máxima sigue siendo 250 km/h mediante limitador electrónico. El par máximo es de 600 Nm a 5.000 RPM.
Los pistones del motor V8 son forjados y vienen del SLS AMG, y el cigüeñal es más ligero (-3 kg). Al tener menos inercia, va más alegre. El motor actualizado se distingue de otro V8 por la válvula de admisión pintada en gris titanio. Los frenos del eje delantero se han reforzado para aguantar el extra de potencia.
Con la carrocería sedan tiene un alerón en fibra de carbono en el maletero. Por dentro descubrimos el volante forrado en cuerpo napa con Alcántara en las zonas de agarre. Este paquete cuesta en Alemania (IVA al 19%) 7.080,50 euros para el sedan y 6.426 euros para el familiar.
Si queremos más lujo aún, un paquete de cuero _black designo_ (en imagen) cubre la parte superior del salpicadero, el revestimiento superior de las puertas y el apoyabrazos de la consola central. El precio es de lo más módico para un coche de casi 80.000 euros de serie: tan solo te _clavan_ 2.856 euros por esto.
No sé hasta qué punto merece la pena gastarse más de un millón de las antiguas pesetas en ganar 30 CV, retocar frenos y los detalles estéticos, pero es para pensárselo. No es un coche ni barato de comprar ni de mantener, pero ya se sabe que en estas marcas pedir cosas exclusivas cuesta un riñón y medio.