Han pasado cincuenta años desde que se exhibió por primera vez en el Salón Internacional del Automóvil de Ginebra, pero el Lamborghini Countach parece no querer envejecer nunca. Con las inconfundibles líneas de su diseño, el legendario modelo sigue siendo hoy una fuente de inspiración todos los nuevos modelos de Sant'Agata Bolognese.
El diseño del Countach es de trazos rectos, sin compromisos, expresan la audaz y potente mecánica que anima el coche. Es fácil imaginar el efecto que tuvo el prototipo –casi definitivo- del Countach sobre el público del salón de Ginebra de 1971.
Era sencillamente una nave espacial que relegaba todos sus rivales a la era del neolítico. En frente, Ferrari proponía como tope de gama el magnífico 365 GTB/4 Daytona; precioso, pero de diseño considerablemente envejecido frente al Lamborghini.
La aventura del Countach debutó en otoño de 1970, cuando se puso en marcha el desarrollo de un modelo destinado a sustituir y a recuperar la importante herencia del Miura, el magnifico coche presentado en Ginebra en 1966 y que inventó la categoría de los superdeportivos, permitiendo a Lamborghini entrar a formar parte de la nobleza de los fabricantes.
El proyecto del Countach fue desvelado inicialmente en el stand de la Carrozzeria Bertone, bajo la forma de un concept car, y con el código interno LP112, pero que se conocería como LP500 Countach. LP o "Longitudinale Posteriore", en italiano, hace referencia a la posición del V12 y "500" a la cilindrada de 5.0 litros. Era una manera de mantener la imagen de una empresa a la vanguardia del diseño y la tecnología, el nuevo modelo seguía así los pasos de innovación del Miura (aunque en el Miura el V12 está posición transversal).
El ingeniero Paolo Stanzani, director general y técnico de Lamborghini, fue el responsable de toda la parte mecánica del nuevo modelo. El diseño, como en anteriores ocasiones, fue confiado a Bertone. En aquel entonces, el jefe de diseño de Bertone era un joven Marcello Gandini.
Una nave espacial, sí pero con motor V12
El motor de este Countach concept car, totalmente inédito, era un V12 de 4.971 cc de 440 CV a 5.000 rpm, implantado longitudinalmente detrás del habitáculo y en posición central, entre el cambio de marchas y el diferencial.
El movimiento se transmitía mediante un árbol de reenvío que giraba dentro de un tubo equipado de rodamientos y que atravesaba el cárter del V12. Sin duda era una solución costosa y compleja, pero que presentaba numerosas ventajas, como una mejor repartición del peso o un cambio mucho más directo.
Las suspensiones del Countach son independientes en los dos ejes, con brazos oscilantes en trapecio, muelles helicoidales y barras estabilizadoras, pero lo que más llama la atención es la presencia de dos depósitos de carburante, laterales, de 80 litros cada uno.
La tarea de vestir semejante obra mecánica recayó una vez más en el estudio de Bertone, consolidando una colaboración que había dado excelentes frutos, como el Miura, el Espada, el Jarama o el Uracco.
Una vez más, Marcello Gandini, que entró en Bertone en 1965, sorprendió a propios y extraños al diseñar una carrocería en total ruptura con el pasado, en la que se unían experiencias maduradas en anteriores concept cars de su creación, como la apertura vertical de las puertas, cuya espectacularidad ya se había visto en el Alfa Romeo Carabo de 1968.
Después de la presentación en Ginebra de 1971, el pasaje de prototipo a modelo de serie requirió dos años de desarrollo y ajustes, llevados principalmente a cabo por el piloto neocelandés Bob Wallace. Sobre Stanzani y Parenti recayó la tarea de interpretar en términos mecánicos las indicaciones recogidas por Wallace a lo largo de interminables pruebas en carretera.
Por razones de costes y fiabilidad, el motor previsto de 5.0 litros dejó paso a un 4.0 litros, cilindrada que la marca dominaba, de 375 CV y 361 Nm de par máximo. El problema de refrigeración del V12 se solucionó reubicando los dos radiadores posteriores (de longitudinales a transversales) y adoptando tomas de aire, de tipo NACA en los laterales y de “caja” en la parte superior de las aletas posteriores.
Son de esas alteraciones estéticas dictadas por la mecánica y que hacen que el modelo de serie sea algo diferente del concept car original. La otra gran alteración es la del famoso periscopio.
En el LP500, el techo cuenta con una hendidura para el campo de visión del retrovisor interior, el cual sobre sale ligeramente en el techo. Al final, si bien se conservó la hendidura, la idea de un retrovisor interior al estilo de un periscopio fue abandonada por ser poco práctica. De hecho, Bob Wallace hizo equipar el modelo de desarrollo de retrovisores exteriores, los cuales todavía no eran obligatorios, ya que con el periscopio no veía nada.
El chasis de plataforma reforzado por elementos soldados del Countach prototipo pasó a ser de tipo tubular, más ligero y económico, mientras que para la carrocería se desestimó el acero en beneficio del aluminio.
El habitáculo experimentó cambios con respecto al concept car. Por ejemplo, Bob Wallace rechazó categóricamente la instrumentación futurista en beneficio de los clásicos relojes analógicos para el cuadro de instrumentos. Al mismo tiempo, se aumentó el espacio a disposición de los pasajeros, reduciendo el tamaño del túnel central de transmisión.
Después del primer prototipo LP 500, destruido en un crash-test en el MIRA (laboratorio de certificación británico), se fabricó una segunda unidad, de color rojo y desvelada en el salón de Ginebra de 1973. Poco después se volvió a pintar en verde y se expuso en el salón de París con algunas ligeras modificaciones. En este punto, el LP 400 ya estaba listo y su fabricación debutó a finales de 1973.
El origen del nombre Countach
Pero al LP400 le falta un nombre comercial. La idea de poner nombres tomados prestados de la tauromaquia, en referencia al signo zodiacal de Feruccio Lamborghini (tauro), está ya bien arraigada en Lamborghini. Sin embargo, el LP400 se llamará Countach, una expresión del Piamonte. Durante muchos años fue atribuida a Nuccio Bertone, pero según Marcello Gandini, la idea surgió en el estudio de diseño.
“Cuando hacíamos los coches para los salones, trabajábamos de noche y todos estábamos cansados, así que bromeábamos para mantener la moral alta”, recuerda Gandini. “Había un perfilador que trabajaba con nosotros y que hacía las cerraduras. Medía dos metros y tenía dos manos enormes, y realizaba todos los pequeños trabajos".
Este buen hombre solo "hablaba piamontés, ni siquiera hablaba italiano. El piamontés es muy diferente del italiano y suena como el francés. Una de sus exclamaciones más frecuentes era 'countach', que literalmente significa plaga, contagio, y en realidad se utiliza más para expresar asombro o incluso admiración, como 'bondad'. Tenía esta costumbre.”
Y añade que, bromeando un noche mientras trabajaban para cumplir con los plazos de entrega, dijo: “podríamos llamarlo Countach”. No era más que una broma. “Allí cerca estaba Bob Wallace”, recuerda, “siempre hacíamos que fueran coches funcionales. En aquella época, incluso podías entrar en los salones del automóvil con el coche en marcha, lo cual era maravilloso".
Gandini le preguntó a Bob Wallace cómo sonaba para un oído anglosajón ese nombre. "Lo dijo a su manera", explica. "Y funcionó. Inmediatamente se nos ocurrió la escritura y nos mantuvimos firmes con esa idea. Pero quizá la verdadera sugerencia fue la idea de uno de mis compañeros de trabajo, un joven que dijo que realmente lo llamáramos así. Así es como se acuñó el nombre".
El Lamborghini Countach supuso una revolución, se convirtió en todo un icono y sigue siendo hoy en día la representación más pura y original, casi infantil, de cómo debe ser un superdeportivo. Exagerado, rompedor, único y que te deja boquiabierto en cuanto lo ves. Y por supuesto, rápido, exuberante y sin complejos.
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