Hablar acerca del petróleo es bastante complejo. Puesto que el petróleo es un recurso natural de origen fósil que se encuentra almacenado en la tierra, sabemos por pura lógica que la cantidad de la que podemos disponer es finita. Y puesto que es finito, en algún momento llegará el peak oil, o cénit de producción del petróleo, eso si no ha llegado ya.
Es difícil estimar la cantidad de petróleo que hay, sobre todo al tener que considerar y diferenciar entre recursos, todo lo que hay almacenado en la tierra, y reservas, la cantidad que podría ser teóricamente extraíble y utilizable, a la vez que se intentan encontrar nuevos yacimientos.
Igualmente difícil resulta hablar de cuándo podría agotarse el petróleo, si es que alguna vez se agota. Porque lo que suele suceder es que cuando se demanda mucho un producto, o este resulta cada vez más costoso de producir, su precio suele ir subiendo, hasta tal punto que llega a ser demasiado caro y se convierte en un producto de lujo, disminuyendo entonces su demanda porque ya no se lo puede permitir tanta gente.
Esto además es un arma de doble filo. Con precios bajos del petróleo este se demanda mucho, pero se reduce la inversión para buscar nuevos yacimientos. Y a la inversa, con precios muy altos del petróleo se pueden convertir ciertos yacimientos en económicamente rentables, pero al final la demanda baja porque no hay quien lo pague.
El precio del petróleo actualmente es bastante bajo, entre 40 y 45 dólares el barril, llegando a mínimos a principios de año, alrededor de los 25 dólares el barril. Con precios así somos felices y la economía no se frena pues dispone de energía barata, sin embargo el precio del petróleo no se mantiene siempre bajo: no debemos olvidar que en 2008 el petróleo llegó a superar los 147 dólares el barril, y entonces ni éramos tan felices, ni ayudó a una economía al borde del precipio.
¿Hasta cuándo crecerá la demanda de petróleo?
Lo que sí puede suceder, aunque también es muy difícil de estimar, es que cambie la demanda de petróleo, porque, tal y como parece evolucionar el automóvil, es probable que dentro de varias décadas utilicemos otras fuentes de energía para la propulsión, como por ejemplo la electricidad, y entonces el automóvil ya no dependerá del petróleo.
La población mundial ha superado ya los 7.000 millones. Algunas estimaciones hablan de que en 2050 la población mundial crecerá hasta los 9.600 millones de personas. A priori, más población mundial implica un mayor consumo de recursos, y entre ellos también más energía, sobre todo cuanto más progreso e industrialización se dé en los países con mayor población, en vías de desarrollo.
BP, la tercera mayor compañía del mundo dedicada al petróleo, estima que para dentro de unos 20 años, crecerá un 34 % la demanda mundial de energía en el año 2035 con respecto a 2014, pero poco a poco cada vez menos. Según BP, los combustibles fósiles seguirán siendo la principal fuente de energía mundial, cubriendo alrededor del 80 % del consumo total de energía.
Reducir las emisiones a la atmósfera nos lleva a cambiar de fuentes de energía
Sin entrar a discutir sobre la cantidad de petróleo disponible, la propia Agencia Internacional de la Energía reconoce la cada vez mayor preocupación de los países por intentar contener las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto se tiene que intentar cuadrar con la estimada mayor demanda de energía, por lo que, tanto la Agencia como BP, consideran que el camino será la mejora de la eficiencia energética y el crecimiento de las fuentes de energía renovables.
De hecho que crezcan las energías renovables no es un imposible como algunos creen. Primero porque en el fondo no necesitamos el petróleo para disponer de energía, ya que la podemos obtener sobradamente de otras fuentes.
Segundo porque algunas fuentes de energía renovables como la eólica terrestre ya son muy competitivas económicamente hablando, tanto como para que generar electricidad con ellas sea más barato que con combustibles fósiles como el carbón o el gas natural, e incluso en algunos casos, como por ejemplo sucede en Alemania, sea la forma más barata de producir electricidad.
Los coches eléctricos se pueden alimentar con energías renovables y generan menos emisiones
El sector del automóvil, impulsado por las cada vez más restrictivas leyes anticontaminación, avanza hacia vehículos con menor consumo de combustible, vehículos alternativos adaptados para utilizar biocarburantes o gas, o vehículos impulsados por fuentes de energía no dependientes del petróleo, como la electricidad, ya sea con coches eléctricos, con coches híbridos enchufables o con coches eléctricos de pila de combustible de hidrógeno, siendo los coches eléctricos los que generan menos emisiones a nivel global.
A nivel mundial, del consumo total de petróleo, aproximadamente un 65 % se debe al sector del transporte. Por lo tanto, en un escenario a largo plazo, a medida que la implantación de vehículos con menor consumo o movidos por otras energías, principalmente electricidad, fuera cada vez mayor, esto debería llevar a una paulatina, aunque probablemente muy lenta, reducción de la demanda de petróleo.
Según la Agencia Internacional de la Energía, parece que esto se producirá primero en los países de la OCDE (que agrupa a 34 países, básicamente toda Europa, Norteamérica, Japón y Australia).
China, con más de 1.350 millones de población, e India, con más de 1.250 millones, seguirán demandando petróleo, porque ahora mismo necesitan mucha energía para seguir creciendo, pero no lo podrán hacer indefinidamente ni de cualquier manera. Acuciados por ejemplo como está China por una contaminación del aire aguda y exagerada, poco después que los países de la OCDE, también tendrán que dar pasos acelerados para utilizar otras fuentes de energía de menores emisiones, también en el transporte.
Es más, ya están dando los primeros pasos: China quiere más coches eléctricos, planea instalar en los próximos años millones de puntos de recarga, y para incentivar sus ventas les libra de pagar impuestos.
Con baterías de más autonomía y más baratas, la situación puede animarse mucho
Es difícil estimar cuánto puede llegar a ser la reducción del consumo de petróleo al ir cambiando los automóviles, y más difícil aún cuándo llegará. Por ejemplo en EEUU se estima que los coches eléctricos reducirán el consumo de gasolina un 5%, como mínimo, en 20 años. En China debería suceder algo similar, pues según la AIE, en 2015 ya se han vendido más automóviles eléctricos que en EEUU, y el potencial de crecimiento es mayor.
Ya hay más de 1,2 millones de vehículos eléctricos en el mundo, llegando apenas a ser el 0,1 % del total, pero esto debería cambiar mucho. Según estima la AIE (y otros, como algunos fabricantes de automóviles, nos consta), el crecimiento del número de automóviles eléctricos debería producirse de manera exponencial.
Puede ayudar mucho a esto otros avances tecnológicos interesantes: la densidad energética de las baterías para vehículos eléctricos ha mejorado notablemente en los últimos años, y aún se espera cierto margen de mejora más, a la vez que el precio ha ido bajando. Con coches eléctricos con más autonomía y más baratos, el cambio a esas otras fuentes de energía en detrimento del petróleo podría acelerarse.
¿Y si al final necesitamos menos petróleo?
Puede que tarde décadas en llegar, pero es posible que poco a poco necesitemos menos petróleo. ¿Qué pasará entonces en Oriente Próximo cuando no lo necesitemos tanto como ahora? ¿Hay ya algún signo de lo que puede suceder?
Pues aunque parezca mentira, sí. Arabia Saudita (o Saudí) es el segundo productor mundial de petróleo. Y además alrededor del 72 % de los ingresos de Arabia Saudita provienen del petróleo. Esto ha permitido a este país de Oriente Próximo un gran desarrollo económico desde la segunda mitad del siglo XX.
Sin embargo en Arabia Saudita ya no hay tanto dinero como antes, debido a los precios bajos del petróleo: una muestra es que se ha tenido que subir el precio de la gasolina un 50 %, aunque sigue siendo mucho más barato que Europa, y el Estado valora la posibilidad de aumentar los impuestos y reducir otras subvenciones a sus ciudadanos.
Entre otras medidas que está tomando Arabia Saudita está reducir el consumo interno de petróleo, que viene a suponer la cuarta parte del total de petróleo que produce el país. Para ello se ha decidido apostar por las energías renovables, con un plan estratégico de transición energética a largo plazo, y apostando especialmente por la energía solar, para así poder exportar más barriles de petróleo, la fuente principal de ingresos del país.
Por si acaso parece que ya se están preparando para cuando en el futuro ya no vayan a vendernos tanto petróleo. Es más, con movimientos como este, o con proyectos del estilo de Desertec, es probable que al final se cambien los pozos y bombas de petróleo por paneles solares, y nos vendan electricidad renovable procedente de energía solar, con la que seguir alimentando nuestros automóviles. Quizás dentro de unas décadas suceda lo que sueña este spot, y nos olvidemos de las gasolineras.
Si uno de los mayores productores de petróleo del mundo ya empieza a buscar alternativas y prepararse para el futuro, no deberíamos extrañarnos de que otros productores más pequeños lleven años mirando más allá del oro negro. Este es el caso de Emiratos Árabes Unidos, y como ejemplo cabe citar a uno de los siete emiratos, el de Dubái.
A partir de los años 60 gracias al petróleo el país experimentó importantes cambios económicos. Pero a la vista de que la porción del pastel del que puede disfrutar es más bien pequeña en comparación con otros grandes productores, y con la mente puesta más allá, Dubái ha progresado y evolucionado con una economía diversificada para el futuro.
Así en Dubái ya son más importantes que el petróleo otras actividades económicas como el comercio, las finanzas, la construcción, el transporte y el turismo. Sirvan como muestras el gran aeropuerto internacional de Dubái y la compañía aérea Emirates, los hitos arquitectónicos como la torre Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo con 828 m, la pista de esquí cubierta más grande el mundo, los hoteles de superlujo junto al mar, los puertos para yates de lujo o los centros comerciales con las firmas más lujosas, entre otras cosas.
¿Y si al tener menos interés en el petróleo se pacificaran algunos territorios?
Hay un tema todavía más complejo: el referente a todo lo relativo a la geopolítica del petróleo. Con la gran dependencia que tienen los países desarrollados del petróleo, y teniendo en cuenta su precio y su finitud, a lo largo de las décadas se han producido diferentes guerras y conflictos para intentar controlar la producción de petróleo, su suministro y su transporte.
Irán e Irak son el sexto y el séptimo productores de petróleo del mundo respectivamente, y juntos se colocan en cuarta posición. Desde los años 80 tres guerras se han desarrollado en estos territorios del Golfo Pérsico, motivadas por unas u otras causas (políticas, religiosas, etc), pero sin olvidar que el petróleo también estaba presente, directa o indirectamente.
La primera guerra entre Irán e Irak data de 1980 y duró ocho años, la segunda se produjo en 1991, cuando Irak invadió Kuwait, y fuerzas internacionales, con mayor protagonismo de EEUU, liberaron Kuwait. La tercera guerra, en 2003, argumentando la posesión de armas de destrucción masiva, cuando EEUU y otros países invadieron Irak.
Sin embargo los conflictos por el control del Golfo Pérsico vienen desde mucho antes, desde que el petróleo empezó a ser importante. Con la primera guerra mundial británicos y franceses ser repartieron de manera secreta las áreas del Golfo Persico sobre las que tendrían influencia, con el acuerdo de Sykes-Picot.
Y con la Segunda Guerra mundial, la Alemania de los nazis, entre otras cosas (sueños de imperio, cuestiones de raza, etcétera), quería controlar también el petróleo de Siria y norte de África, así como el de la antigua Unión Soviética, mientras que los japoneses ansiaban el petróleo de Indonesia.
¿Cabe la posibilidad de que el fin de la era del petróleo acabe con esta era de guerras por la energía? Si la energía, representada principalmente por el petróleo en el último siglo, pasa de ser una fuente de energía concentrada en pocos países como es el petróleo, a diversas fuentes de energía dispersas por todos los países, como son las energías renovables, tal vez podamos ver un futuro menos belicoso. O quizás, no, y sean otros los recursos por los que nos pelearemos. Veremos.
Fotografías | Paul Lowry, Wikipedia, Wikipedia
Vídeo | BMW
Más información | BP Statistical Review of World Energy June 2015, AIE WEO 2015, AIE Global EV Outlook 2016
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