Las marcas se están cansando de la especulación: las limitaciones a la reventa ya van más allá de los coches para ricos

Frente a factores como los elevados precios que están alcanzando los coches nuevos a nivel global o los retrasos en los concesionarios por falta de stock, se están intensificando fenómenos como el de los “car flippers” en EEUU.

En esencia, se trata de particulares que compran coches usados a bajo precio para revenderlos rápidamente con un sobreprecio y sin apenas garantías.

Estas lucrativas transacciones privadas pueden ser legales o no (dependiendo del Estado) o incluso pueden esconder estafas. Además, hacen que el precio medio de los usados suba.

Algunas marcas y distribuidores oficiales creen que prácticas como estas pueden llegar a afectar a su reputación, por lo que están tratando de evitarlo a través de bonificaciones en el precio o cambios en la garantía. Es el caso de dos pesos pesados de la industria como General Motors o Ford.

Cuando la reputación está en juego

En los dos últimos años, tanto comprar un coche de segunda mano como nuevo es más caro que antes, a consecuencia de factores como los problemas en la cadena de suministro y la escasez de chips que siguen afectando a la industria de la automoción a nivel global.

Es el pez que se muerde la cola: ante el enorme cuello de botella en las entregas de vehículos nuevos y las largas listas de espera por falta de stock, muchos compradores se lanzan al mercado de ocasión, cuyos precios no dejan de aumentar.

En el caso de los EEUU este contexto está dando lugar a un fenómeno conocido como “la demanda distorsionada”, pues según explica el experto Aaron Bragman a la revista Fortune “no hay suficientes vehículos para satisfacer la demanda y eso está empezando a afectar las ventas”.

Prueba de ello es que varias marcas de peso en el mercado estadounidense han registrado caídas constantes en las ventas durante los últimos meses: las de Ford en mayo cayeron un 4,4 % en comparación con el año pasado, mientras que a los automóviles fabricados en el extranjero les fue aún peor.

Las ventas de Hyundai cayeron un 30 %, Honda vendió un 57,3 % menos y Mazda reportó ventas que fueron un 63,7 % más bajas que el año pasado, por citar ejemplos.

Si bien los estadounidenses han reducido sus gastos en general durante los últimos meses debido a la inflación, cuando se trata de coches, todo se reduce a la oferta.

El aumento de los precios de los automóviles se ha convertido en un contribuyente clave al aumento de la inflación del país. El Índice de Precios al Consumidor más reciente, que mide la inflación en los EE. UU., encontró que los precios de todos los bienes aumentaron un promedio de un 8.6 % durante el año pasado, y los vehículos nuevos y usados ​​contribuyeron en gran medida a este aumento.

Los ‘car flippers’ están aprovechando el momento y, sobre todo aquellos que cuentan con un alto nivel adquisitivo y/o dinero que mover, se dedican a la compraventa de coches usados con cada vez menos kilómetros en el odómetro para obtener importantes beneficios de forma rápida y seguir engordando la burbuja.

Los fabricantes llevan meses intentando intervenir para cortar el ascenso de los precios en el mercado de segunda mano, con diferentes estrategias. En el caso de General Motors, tratan de reducir la cantidad de flippers que compran y venden ciertos coches de alta demanda en el mercado norteamericano como el Corvette Z06.

Según ha declarado un portavoz de la marca a The Drive, para ello GM había enviado correos electrónicos a los titulares de pedidos del Z06, ofreciéndoles hasta 5.000 dólares en forma de bonificaciones (por el momento no en efectivo) “si conservaban sus coches durante al menos un año”.

Más recientemente han subido la apuesta limitando la transferencia de ciertas garantías, incluso “prohibiendo al vendedor (flipper) la realización de futuros pedidos, reservas o incluso compras si el vehículo se revende en los primeros 12 meses de propiedad".

Al igual que el Corvette Z06, el fabricante está especialmente pendiente de los movimientos con modelos como los Cadillac Escalade-V o el GMC Hummer EV.

Pero el car flipping no es un fenómeno exclusivo de GM, sino que otros fabricantes como Ford ya empiezan a detectarlo también con modelos como la codiciada pick-up eléctrica Ford F-150 Lightning.

En el caso de la marca del óvalo, sus esfuerzos de momento se centran en que algunos de sus distribuidores no recurran a inflar los precios de sus coches para tratar de frenar esta tendencia de compraventas privados.

El CEO de la compañía, Jim Farley, ya avisó en febrero a los concesionarios que estas prácticas “ponen en riesgo sus intereses colectivos y genera una prensa negativa que se refleja en las ventas”. Además, amenazó con castigar a todos aquellos que no respetasen la política de la compañía con cortar incentivos de raíz.

A medida que los fabricantes de automóviles lidian con la escasez continua y ahora los consumidores descontentos navegan en un mercado de segunda mano cada vez más complicado y caro, algunos optan por malas tácticas.

Los pescadores siempre se aprovecharon del río revuelto para obtener ganancias, ¿pero podrán estrategias como las de GM o Ford contener a los ‘car flippers’?

Quizá no les puedan disuadir, si ante una elevada demanda pueden ganar decenas de miles de dólares, incluso si solo pueden salirse con la suya una vez. Habrá que esperar a ver cómo se comporta el mercado los próximos meses y cuántos coches nuevos como los Z06 se quedan realmente en manos de sus primeros propietarios.

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