Francia prepara un programa de achatarramiento que ya están adoptando varios países europeos como Alemania y España. Según ha comunicado al diario Le Parisien el ministro de finanzas francés, Bruno Le Maire, el Gobierno pedirá a los fabricantes de automóviles que cofinancien un programa para renovar el parque automovilístico, de forma que los coches más viejos -sobre todo los perseguidos diésel- salgan de circulación.
Una factura que el Gobierno no quiere asumir por completo
Le Maire ha dicho que mantendrá durante los próximos días reuniones con el ministro de medio ambiente, Francois de Rugy, y con fabricantes como Renault y el Grupo PSA (que incluye a Peugeot y Citroën), para "discutir medidas dirigidas a acelerar la transición ecológica de la flota de vehículos".
Y es que el Gobierno se ha visto desbordado este año con más de 250.000 peticiones para acceder a ayudas cuando tenían previsto 100.000 (la subida del precio de los carburantes ha incidido). De ahí que pidan cooperación a fabricantes como Renault y PSA -aunque Toyota también fabrica en Francia- para que financien parte de esos incentivos, aunque aún no se sabe ni cómo ni cuánto, ni si aceptarán.
Este plan de ayudas que ha puesto en marcha el Ejecutivo francés es de hasta 2.500 euros en función de la renta de quien compra, y son aplicables para coches de segunda mano que homologuen menos de 130 g/km de CO2 y también para bicicletas eléctricas, pero necesita una inyección por parte de la industria.
Se trata de un movimiento muy similar al que quiere llevar al cabo el Gobierno español con su 'Plan Renove' y el polémico impuesto al diésel, pues este paquete de ayudas para incentivar la compra de coches híbridos y eléctricos se financiará con el endurecimiento del impuesto a los vehículos más contaminantes.
Este impuesto debería recaudar 40 millones de euros, y se calcula que el año que viene el fondo alcance un total de 610 millones de euros. Además, el plan de Francia de cara a 2019 incluye un incremento del impuesto al diésel de más de seis céntimos por litro y de tres céntimos por litro a la gasolina. Este movimiento por parte del Gobierno ha encontrado respuesta y el 17 de noviembre se esperan cortes de carreteras y movilizaciones para pedir que baje el precio de los carburantes tras una petición en Change.org que acumula casi 400.000 firmas.
Mientras tanto, Alemania ultima su plan maestro para evitar prohibiciones -de momento no ha funcionado demasiado bien- y ha determinado que será la industria automotriz la que asuma la responsabilidad de la crisis que atraviesa el sector. Así, ha 'invitado' a los fabricantes a ofrecer incentivos a la compra o a realizar actualizaciones de hardware.
En España estamos pendientes de los movimientos del Gobierno de Pedro Sánchez en cuanto a su particular 'Plan Renove' -que aún no tiene nombre oficial- y de momento sabemos que contará con un presupuesto de 200 millones de euros que se destinará a la compra de vehículos híbridos y eléctricos y que se financiará en parte con el impuesto al diésel.