Fisker lo tenía todo para triunfar con sus coches eléctricos, pero ya no hay sitio para los valientes: está en quiebra

La historia se repite. La segunda vez que Henrik Fisker ha intentado sacar adelante la marca de coches Fisker ha terminado de la misma forma que la primera: con la bancarrota.

Ocho años después de renacer de las cenizas de lo que fue Fisker Automotive, la compañía Fisker Inc. se ha declarado en quiebra tras fracasar las negociaciones para salvarla que los directivos de la marca mantenían con un gran fabricante de automóviles.

Fisker lo ha intentado todo, pero no ha sobrevivido

A lo largo de los últimos meses, todo apuntaba a que el fabricante de automóviles Fisker no saldría adelante. Finalmente, los pronósticos se han cumplido y Fisker se ha declarado en quiebra, acogiéndose al Capítulo 11 de la ley de bancarrotas de Delawere, Estados Unidos.

Después de unos meses muy complicados, a Fisker le surgió una oportunidad de salvar la mala situación en la que estaba metida: un gran fabricante de automóviles del que no ha trascendido el nombre (Reuters indica que podría ser Nissan) se interesó en la marca y parecía dispuesto a invertir. Finalmente, las negociaciones entre Fisker y ese gran fabricante de automóviles han fracasado, así que la startup estadounidense se ha visto obligada a declararse en quiebra. Por segunda vez.

Fisker se suma así a otras startups de automóviles eléctricos que han quebrado recientemente, como la alemana Sono Motors o la también estadounidense Lightyear.

Son varias las causas que han llevado a Fisker a esta situación: los altos tipos de interés que incluso se han traducido en incumplimiento de pagos, los elevados costes asociados a la comercialización y distribución de su primer (y único) coche, el Fisker Ocean, una demanda de vehículos eléctricos más baja de lo esperado y los múltiples problemas que ha tenido el Fisker Ocean desde su lanzamiento.

A las malas críticas que ha recibido el SUV eléctrico, entre las que figuran la del Youtuber Marques Brownlee y la de Consumer Reports, que es el organismo equivalente a la OCU en Estados Unidos, hay que sumar la investigación que abrió la NHTSA (Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras) tras registrarse varios incidentes de seguridad relacionados con el Ocean.

Fisker tampoco ha sido capaz de cumplir sus propias previsiones. En 2023 fabricó poco más de 10.000 unidades del Ocean (menos de una cuarta parte de lo esperado) y solo entregó 4.700 vehículos.

Tras declararse en bancarrota, Fisker deja unos activos estimados entre 500 y 1.000 millones de dólares, así como unos pasivos de entre 100 y 500 millones de dólares. Según el expediente judicial al que ha tenido Reuters tras declararse en bancarrota, el número estimado de acreedores de Fisker es de 200 a 999.

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