Dependemos de China también para los microchips. Así que Europa va a hacer una inversión millonaria para tener una fábrica en Alemania. Pero hay un problema

La UE busca sin parar la forma de dejar de depender de Asia en un terreno que países como China controlan del todo: la electromovilidad. Desde las materias primas hasta las baterías, pasando por la fabricación y el transporte, China tiene el control de toda la cadena de valor del coche eléctrico, y Taiwán el de semiconductores.

Por eso Europa ha firmado recientemente un pacto para abastecerse de las reservas de litio serbias -no sin oposición- y acaba de abrir la billetera para financiar con 5.000 millones de euros una fábrica de semiconductores en Alemania

El coste de los semiconductores va más allá del dinero: necesitan cantidades ingentes de agua

Los semiconductores son una parte esencial en la esfera automotriz, tecnológica o telemática, y ya vimos durante la crisis de 2021 que quien controle su producción controla el mundo. Y lo controla Asia. Taiwán, Corea del Sur y China acaparan el 87 % del mercado mundial de microchips. La taiwanesa TSMC (abreviatura de Taiwan Semiconductor Manufacturing Company) es, con diferencia, el mayor fabricante de chips del mundo, y es en ella en quien Europa ha puesto los ojos. Según ha detallado la Comisión Europea, se ha aprobado una ayuda de 5.000 millones de euros para levantar la que sería la segunda fábrica de semiconductores de Europa. (la primera está en Irlanda y es de Intel, y empezó a producir a gran escala el año pasado).

Estará en Dresde, en el este de Alemania, y entregará chips de alto rendimiento basados ​​en obleas de silicio de 300 mm con tamaños de nodo que cubren 28/22 nm y 16/12 nm. Se espera que la planta, que está previsto que funcione a plena capacidad en 2029, produzca 480.000 obleas de silicio al año. El dinero irá a European Semiconductor Manufacturing Company, una empresa conjunta entre TSMC, Bosch, Infineon y NXP.

También EEUU ha invertido miles de millones de dólares en varias fábricas de semicondcutores ante la vulnerabilidad de la cadena de suministro. Y es que uno de los principales problemas que representan estas plantas es que son un reto para la sostenibilidad hídrica: la mitad los procesos de fabricación requieren agua ultrapura para mantener la integridad y la calidad de los dispositivos semiconductores. Según datos de IDE Technologies, una gran planta de fabricación de semiconductores que procese alrededor de 40.000 obleas al mes podría consumir hasta 19 millones de litros de agua al día.

Esto equivale al consumo anual de agua de una ciudad habitada por 60.000 personas, y en Alemania, como en muchos otros países, no hay precisamente abundancia de agua. De acuerdo a los datos de la Universidad de Dresde, los niveles de agua subterránea en Alemania se encuentran actualmente en su nivel más bajo en 30 años.

En previsión de que la demanda de chips (sobre todo los de última generación, para los que se necesita carburo de silicio) vuelva a aumentar a medida que la electrificación gana terreno, Europa ya puso en marcha su propio plan a través de la Ley europea de chips, para “garantizar la seguridad del suministro, la resiliencia y el liderazgo tecnológico de la UE en tecnologías y aplicaciones de semiconductores”.

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