— ¿Para qué son todos esos botones?
— Ni idea. Ya lo averiguaremos.
— Cariño, ¿eso... eso es una esvástica?
— Sí. No pulsaremos ése...
Ni los protagonistas de la película 'Vacaciones' descubren para qué sirve el botón de la esvástica que vemos en esa imagen del mando, ni a nosotros nos extrañaría ver uno de esos botones tan raros en un próximo lanzamiento de cualquier marca.
Al fin y al cabo, los botones de los coches, sus diseños y sus ubicaciones son un misterio mayor que el de las caras de Bélmez, más inexplicable que el éxito de Luis Fonsi y más difícil de defender que el misterio de la Superliga.
Ahí van algunos ejemplos...
El mando de las luces antiniebla, imposible de encontrar cuando te hace falta porque hay niebla
Y no es porque la humedad se interponga entre los mandos y tú. Es porque alguien decidió que en muchos coches el botón de las luces antiniebla debía ocupar el último rincón que se les ocurrió.
Si estás de suerte, puede que en tu coche se activen tirando del mando de las luces o girando una corona en el mando de los intermitentes. Hasta ahí, lo normal. Si no, prepárate para buscar el botón en un lugar que fue concebido para esconder microfilms durante la Guerra Fría. Ya lo encontrarás.
Activar el control de crucero del coche, una maravilla tan sencilla como...
Mover el botón basculante que sirve de conmutador entre el limitador de velocidad y el control de crucero, luego buscar el selector de encendido electrónico del control de crucero, fijar la velocidad con uno de los botones que sirven para hacerlo, o bien recuperar la velocidad que habías fijado previamente, dar tres palmas y pegar cuatro saltos, correr tres vueltas alrededor de la hoguera mientras elevas las manos al cielo rogando auxilio divino... et voilà!, ya lo tienes.
Cómo abrir el capó para mirar el motor, sin morir en el intento
Sí, ya... Lo de Herbie es el maletero. ¿Y?
Bueno, la manija interior de abrir el capó suele estar siempre en el lado izquierdo, a la altura del calcetín, a no ser que tu coche sea británico y no se acuerde, como sucedía en algunos MINI de hace años, que tendrá la manija en el lado derecho. Entonces, si no eres hábil con la mano izquierda, quizá necesites abrir la puerta y accionar esa palanquita con la mano derecha.
Luego, cuando ya estés contemplando el frontal de tu coche, adivina hacia qué lado hay que empujar el gatillo del capó para que este se abra. O de dónde hay que tirar, o qué llave tienes que utilizar para abrirlo, como pasaba con aquellos Ford de una llave para todos. A malas, siempre te quedará el recurso de la pata de cabra. ¡Suerte!
Miles de secuencias locas para conseguir un patadón con el Launch Control
Sí, la activación y la desactivación de los Launch Control pueden ser el infierno, según el caso. En algunos modelos, sólo es cuestión de seleccionar el modo Sport, darle al botón de la felicidad, y a correr. Pero en otros... el Launch Control es un tesoro reservado a los alquimistas de la aceleración.
Selecciona el modo de conducción apropiado, elige el modo de transmisión que más te convenga, pulsa la leva correspondiente, reza todo lo que sepas, y si has seguido las secuencias en el orden correcto, lo mismo se te pone en marcha el sistema que se te abre el sarcófago de Akenatón.
El limpiaparabrisas, ese universo paralelo cuando se pone a llover
Cuando llueve, el agua suele caer del cielo: de arriba abajo. Hasta ahí, todo bien.
El problema viene cuando cae el agua sobre el parabrisas, y el limpiaparabrisas se acciona: empujando la palanca hacia arriba, o empujando la palanca hacia abajo, o moviendo la palanca hacia uno mismo, o moviendo la palanca hacia adelante, o girando la corona exterior de la palanca hacia adelante, o girando la corona interior de la palanca hacia adelante, si lo que queremos es que limpie pero no que saque líquido...
Y así nos podemos pasar el día, hasta que brille el sol. Se acabó el problema.
¿Te has quedado sin gasolina? ¡Busca corriendo el botón para abrir el depósito!
Normalmente, cuando conduces un coche que no es el tuyo, te preguntas en qué lado está la tapa del depósito. Si el coche sigue el sistema de la flecha o la manguera, no habrá mayor problema. ¿Que por qué no todos los fabricantes utilizan ese sistema? A saber...
En cualquier caso, si el coche es de los que abren la tapa con un botón electrónico, prepárate para sudar. El botoncico puede estar en cualquier rincón, por ejemplo al final del portaobjetos de la puerta izquierda, escondido entre papeles del seguro de 1934, siete bolis Bic que no pintan desde el final de la guerra y montañas de kleenex usados. Para cuando abras el depósito de la gasolina y puedas repostar, los coches ya funcionarán con basura. ¡Qué fuerte, Doc!
Coches premium enriquecidos con botones traídos del Antiguo Egipto
Tal y como les ocurre a los mejores egiptólogos todavía hoy, nosotros aún no hemos descubierto para qué sirven algunos de estos pictogramas que vemos en la foto, pero mirémoslo por el lado positivo: ¿quién puede presumir de tener lo mejorcito del acervo de la Antigüedad, reunido en un solo mando?
Eso es ser premium y lo demás son tonterías. Extra de mérito para el valiente que logre activar las luces correctas en marcha, sin apartar la mirada de la carretera.
Ver revoluciones al revés es un pasatiempos como otro cualquiera
Antes de que lo montara el Peugeot 308, Aston Martin había jugado con los cuentarrevoluciones invertidos: esos que se leen de derecha a izquierda, en contra de lo que se ha hecho toda la vida con los relojes.
Es pertinente la observación, porque si las agujas de un reloj giran siempre en un sentido, eso facilita que la lectura sea más rápida e intuitiva. Ah, pero alguien decidió que el sentido anticlockwise estaba llamado a ser un hito en la Historia del Automóvil. Para salir en la foto queda majo, eso sí hay que reconocérselo.
Park Assist, o aterriza como puedas si no te quita el sitio Mr. Bean
Dejando de lado la antiintuitiva posición del mando en el Porsche Panamera (premio para quien lo encuentre a la primera), el software que controla el asistente de aparcamiento de algunos modelos es digno de darle una buena patada en el cielo de la boca al responsable de semejantes despropósitos de la usabilidad.
Entre seleccionar en la pantalla los modos de aparcamiento mientras avanzas sin distraerte, reducir la velocidad, dejar que los sensores capten si el coche cabe o no, estar atento a las indicaciones del sistema, detenerte para iniciar la maniobra, seleccionar la marcha... Vaya, Mr. Bean ya te ha quitado el sitio. Una vez más.
Si se te enciende el testigo naranja, huye sin más
Terminamos este repaso con un clásico que no entiende de marcas o modelos: el temido testigo naranja en forma de motor. Que se encienda esta luz tan poco explicativa puede derivar en tres posibles consecuencias no autoexcluyentes:
- Que quien sea de tu familia te llame a gritos para que les socorras.
- Que no tengas ni idea de por qué se ha encendido la lucecita, pero te asustes.
- Que llevéis el coche al taller y la broma os salga por una pasta.
Si tu caso no se encuentra entre los anteriores, nuestros compañeros de Espacio Toyota hace tiempo se liaron a descifrar los testigos más comunes del cuadro de instrumentos, así que quizá allí halles la respuesta. Y si no, tranquilo, que a veces con cambiar cuatro bujías puede ser que salgas del trance sin mayores consecuencias.
Spoiler: seguro que no.
Si nunca te has encontrado con uno de estos casos, siempre te quedará la opción de hacer como la familia Griswold en la película 'Vacaciones' y pillarte un auténtico coche Tartan Prancer, traído directamente de Albania. No entenderás nada sobre por qué ese coche es así, pero... ¿y lo bien que te lo pasarás?
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