En la batería de medidas intervencionistas que ha elaborado Bruselas para paliar la crisis energética, se encuentra la de racionar el consumo eléctrico. En concreto, "el objetivo es reducir la demanda durante las horas pico", algo que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, cree que hará que la oferta dure más y que bajen los precios.
Así, esta reducción obligaría a bajar el consumo de la electricidad durante tres o cuatro horas por día laborable.
Reducir la demanda para bajar los precios
Los dos objetivos propuestos por la Comisión son:
- Una reducción obligatoria del consumo de electricidad en un 5 % durante al menos el 10 % de las horas de alta demanda cada semana. El ejecutivo de la UE dice que esto afectaría alrededor de 3-4 horas todos los días de la semana. En España afectaría a las franjas de 10 a 14 horas y de 18 a 22 horas, que suelen ser las más caras -dependiendo de la cantidad de renovables que entren al pool- y las de mayor demanda.
- Un objetivo no vinculante para los países de la UE de reducir la demanda total de electricidad en al menos un 10 % hasta el 31 de marzo de 2023.
De momento no se ha detallado de qué forma se impondrá este recorte, que debería ser primero aceptado por los países miembros. Tampoco si se limitará a ciertos sectores de la industria, a grandes, pequeñas y medianas empresas, al ámbito doméstico o a todas las actividades económicas en general.
Lo que sí sabemos es que la obligación también puede incluir horas en las que se espera que la generación de electricidad a partir de energías renovables sea baja y la generación de plantas marginales sea necesaria para cubrir la demanda.
Según Bruselas, los Estados miembros "pueden elegir las medidas adecuadas para lograr esta reducción de la demanda, que pueden incluir una compensación financiera".
Todas las medidas propuestas, como el recorte a los "beneficios caídos del cielo" de las eléctricas, petroleras y gasistas con nuevos impuestos, cortes de energía o la conocida como Ley de Materias Primas Crítica deberían empezar a aplicarse a más tardar el 1 de diciembre de 2022 y hasta el 31 de marzo de 2023.
Según los cálculos de la Comisión Europea, la reducción de la demanda de energía en horas punta supondría un ahorro de 1.200 millones de metros cúbicos de gas durante el invierno.
Mientras tanto, el Gobierno español ha aprobado una prórroga de la bajada de impuestos hasta final de año y una rebaja del 5% al 0,5% del impuesto especial de la electricidad, y se pretenden topar los conocidos como “beneficios caídos del cielo” de las grandes compañías en favor de los consumidores.
El precio del gas y la energía ya habían subido antes de la guerra
El aumento vertiginoso de los precios de la electricidad en toda Europa está intrínsecamente relacionado con el alto precio del gas, que aumenta el precio de la electricidad debido al papel de las centrales eléctricas de gas para cubrir la demanda y fijar el precio.
Los precios ya comenzaron a subir el verano pasado cuando la economía mundial se recuperó después de que se aliviaron las restricciones de COVID-19.
Posteriormente, la invasión de Ucrania por parte de Rusia y su papel como proveedor de gas a Europa han exacerbado esta situación, ya que los precios minoristas de la electricidad aumentaron casi un 50 % interanual desde julio de 2021, según los datos del Ejecutivo europeo.
En este escenario, se espera que los precios de la energía se mantengan altos debido a la incertidumbre en el mercado impulsada por el riesgo de nuevas interrupciones en el suministro de gas ruso a la UE.