La primera ministra de Francia, Élisabeth Borne, ha confirmado la intención del Gobierno de nacionalizar la principal y endeudada compañía eléctrica del país, Électricité de France (EDF).
Descrito como una estrategia necesaria para alcanzar la independencia energética frente a Rusia, el ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, ha asegurado que "depender del gas y el petróleo rusos es la peor idea que podemos tener". Se espera que la nacionalización de EDF se produzca "rápidamente" para impulsar la energía nuclear.
A por las nucleares
Ahora que el Parlamento Europeo ha votado a favor de clasificar la energía nuclear y el gas natural como energías verdes, Francia apunta con este movimiento a potenciar aún más la generación de energía nuclear y evitar parones en la producción que disparen los precios.
De momento ya hay sobre el papel el lanzamiento de la construcción de seis nuevos reactores nucleares.
"Este desarrollo permitirá a EDF fortalecer su capacidad para llevar a cabo proyectos ambiciosos y esenciales para nuestro futuro energético lo antes posible", declaró la primera ministra, que asegura demás que Francia será "la primera gran nación ecológica en salir de los combustibles fósiles".
En Francia las centrales nucleares proporcionan las dos terceras partes de la electricidad.
17 años después de la apertura de su capital y su salida a bolsa a finales de 2005, la eléctrica EDF sigue siendo mayoritariamente pública, propiedad del Estado en casi un 84 %, de empleados que poseen el 1 % y de accionistas institucionales y particulares el 15 % restante.
Élisabeth Borne: "Je vous confirme l'intention de l'État de détenir 100% du capital d'EDF" pic.twitter.com/Yi0o3jz6s5
— BFMTV (@BFMTV) July 6, 2022
Pero el grupo está muy endeudado y enfrenta grandes cargas financieras. La energética ha sufrido reveses, especialmente en la construcción de su nuevo modelo de reactor, el EPR que se instala en Flamanville (Mancha), que lleva más de 10 años de retraso y cuyo coste casi se ha cuadriplicado.
Su situación económica también se ha deteriorado con la decisión del Gobierno de obligarla a vender electricidad más barata a sus competidores, para contener la factura eléctrica de los hogares y pequeños profesionales.
En abril el precio de la electricidad se disparó hasta los 3.000 euros/MWh debido al parón de la mitad de los reactores nucleares. La guerra en Ucrania y posterior crisis energética han impulsado la vuelta de los combustibles fósiles, sobre todo el carbón.