Almacenar energía a gran escala con baterías de respaldo se ha vuelto un dolor de cabeza para China. Europa podría sacar partido

Después de que EEUU aprobase nuevas medidas para someter a la industria de semiconductores a un bloqueo sin precedentes en China, llega un nuevo dolor de cabeza para el gigante asiático: la escasez de baterías de respaldo para los sistemas de almacenamiento de energía a gran escala que, entre otras cosas, sirven para alimentar edificios e industria.

En el país la demanda de celdas de batería para su empaquetado ya supera con creces a la oferta, pese a los precios desorbitados de las materias primas que se usan para fabricarlas. El problema es tal que, según medios locales como el CNEVPost, muchas empresas especializadas ya están teniendo que rechazar pedidos.

Un problema a gran escala

Baterías Megapack de Tesla

Aunque a priori esto pueda beneficiar a otras grandes industrias del sector de las baterías de respaldo de la red eléctrica como la de EEUU (que junto a la de China es una de las más grandes del mundo) incluso a la de Europa, ya se sabe: “Cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar”, aunque el vecino sea lejano.

Hemos de recordar que las baterías de respaldo de los sistemas de almacenamiento de energía están ideadas para almacenar el exceso de energía eólica y solar para su posterior reutilización cuando el suministro es insuficiente, o como forma de estabilizar la red.

Así, constan de gigantescos módulos que miden su capacidad en MWh. Ejemplo de ello son los conocidos como “Megapack”, las baterías de mayor capacidad de Tesla, que en cada módulo cuenta con una potencia de salida de hasta 1.5 MW y una capacidad de 3 MWh. Tienen un diseño “de contenedor” y cada uno puede pesar hasta 13 toneladas.

Según artículos especializados como el del profesor de la Universidad de Geociencia en China, Yi Min, la escasez de suministro que está ahora obligando a grandes empresas a rechazar algunos pedidos ante la incapacidad de hacerles frente no llega del todo por sorpresa.

Fuente: Tesla

Algunos proyectos ya habían bajado mucho el ritmo en los primeros seis meses del año por el aumento de los costes de las materias primas y las células. Hasta ahora, algunos proveedores habían podido cumplir con sus contratos gracias a la compra externa de baterías, pero esto más que una solución es un parche que no se puede sostener en el tiempo.

Las celdas que sufren la escasez más grave en la actualidad son las de 280 Ah de capacidad, que tienen una mayor densidad energética que las celdas de 50-100 Ah y utilizan menos componentes, lo que supone un importante ahorro de costes.

El primer fabricante en desarrollarlas fue el gigante CATL, que empezó a comercializarlas en 2020, aunque exporta el 85 % de su producción para megabaterías. Otros como Eve Energy, CALB o Gotion High-tech, también están produciendo este tipo de celdas, pero no al ritmo que se necesita, según China Energy News.

El factor sorpresa: la debilidad de la infraestructura ante el cambio climático

Además del crecimiento exponencial del mercado de vehículos eléctricos y la falta de una oferta estable que sea capaz de hacer frente a la demanda, la debilidad que han demostrado las infraestructuras chinas frente al clima extremo que lleva asolando meses a distintas regiones del país también tiene parte de culpa.

Así lo evidencia una de las pocas investigaciones sobre el tema, en la que han colaborado el Instituto de Recursos Mundiales, con el Centro Nacional de Estrategia de Cambio Climático y Cooperación Internacional de China, y el Instituto Internacional de Finanzas de la Universidad de Beijing.

El Centro Nacional del Clima en China ya confirmó en agosto que la ola de calor que comenzó el 13 de junio fue “la peor desde que se tenían registros, en 1961”. Esto hizo que el país, que es muy dependiente de la energía hidroeléctrica, sufriera una escasez generalizada de energía que obligó a su racionamiento.

Sichuan, una región industrial clave de la cadena de suministro mundial de baterías de litio, fue una de las más afectadas por las restricciones: su producción de carbonato de litio se redujo en 1.250 toneladas y la de hidróxido de litio en 3.050, lo que representa respectivamente el 4 % y el 14 % de la producción total de China en un mes.

Las restricciones ya han terminado, pero restaurar la producción llevará tiempo. Y ese es solo un ejemplo, pues en otras regiones de China se da el problema contrario: graves inundaciones que anegan la capacidad de las infraestructuras.

La grave crisis energética en China unida a las consecuencias de la crisis inmobiliaria, la situación geopolítica mundial y las recientes presiones de EEUU por controlar la industria de los chips hacen que “la fábrica del mudo” no pase por sus mejores momentos.

Fuente: Bloomberg

El Gobierno chino ya prepara una gran inversión en infraestructuras (recogida en la Estrategia Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2035), con el objetivo de estimular el crecimiento económico y el desarrollo de sus energías renovables, pero habrá que ver si estas medidas llegan a tiempo.

Mientras, EEUU podría aprovechar el momento para liderar el sector gracias al desarrollo de políticas y la inversión en créditos fiscales de energía eólica, solar y de almacenamiento.

Según el último pronóstico de BloombergNEF (BNEF) en la materia, si las interrupciones en la cadena de suministro no lo impiden, el mercado mundial de almacenamiento de energía crecerá hasta 15 veces de cara a 2030.

Así, se estima que se agregarán 387 GW/1143 GWh de nueva capacidad de almacenamiento de energía a nivel mundial entre 2022 y 2030: más que la capacidad total de generación de energía de Japón en 2020.

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