En junio, el presidente de Nigeria, Bola Tinubu, anunció el fin de la subvención a los combustibles fósiles tras 50 años. Tinubi lo describió entonces como "un sacrificio necesario", y vaya si ha sido así. Casi inmediatamente el precio de los combustibles, el transporte y los alimentos se disparó.
La decisión podría convertir a Nigeria en una obligada potencia en cuanto a energía solar, pero la situación en Lagos, la ciudad más grande de África, es caótica: el 70 % de los hogares no están conectados a la red, casi la mitad de los nigerianos viven por debajo del umbral de la pobreza, y subsisten con precarios generadores diésel para abastecerse de electricidad.
Tras el anuncio, subidón de precios
Tinubu anunció tan pronto como asumió el cargo el 29 de mayo que pondría fin a los subsidios a mediados de 2023. Unas subvenciones que estaban costando al Estado miles de millones de euros y obligándolo a endeudarse para mantener los precios del petróleo artificialmente bajos.
Una decisión que han intentado tomar en muchas ocasiones topándose sucesivamente con la oposición de la sociedad nigeriana. En 2012 surgió el movimiento de protesta social y política 'Occupy Nigeria', en respuesta a la eliminación del subsidio al combustible. La mayoría vive con dos dólares al día, y la gasolina barata es el único beneficio que perciben que reciben del Estado.
Durante las revueltas murió una persona.
Nigeria: Google maps.
Desde el anuncio de Tinubu, los precios del combustible en Nigeria se han triplicado, lo que aumenta la presión sobre una población que ya está ahogada por una inflación de alrededor del 20 %, escasez esporádica de gasolina y constantes cortes de energía.
Según describe Bloomberg, la medida se ha notado en una disminución del tráfico en Lagos. Los conductores de miniván -muchos han tenido que dejar de prestar servicio- se apresuran a apagar los motores en los atascos y se resignan a empujarlos para ahorrar gasolina.
"Los noticieros matutinos hablan de trabajadores que se ven obligados a dormir en sus oficinas porque no pueden permitirse el lujo de viajar a casa", relata la cabecera económica.
Con esta fotografía general, parece obvio que la decisión de dejar de subvencionar los combustibles fósiles ha de ir de la mano de una red de apoyo a la sociedad:
"Las autoridades nigerianas deben implementar urgentemente medidas para proteger los derechos de las personas más afectadas por la eliminación de los subsidios al combustible y priorizar la lucha contra el hambre generalizada, el mayor desempleo y el rápido descenso del nivel de vida", afirmó Amnistía Internacional en un comunicado.
Nigeria quiere ser una potencia en producción de energía solar... con 22 millones de generadores diésel
La eliminación de los subsidios a los combustibles ha abierto las puertas de par en par a las empresas dedicadas a las renovables, como Arnergy. Esta compañía (que ha captado la atención de Bill Gates) lleva una década desarrollando tecnología solar 'asequible' -un generador eléctrico portátil conectado a paneles solares- pero que pocos se pueden permitir.
Un generador eléctrico portátil de alta gama puede rondar los 2.000 dólares, el sueldo medio de un año. Pero hay formas de acercar esta tecnología a la población. Solynta Energy ha ideado una tecnología que permite a las personas establecer la cantidad que están dispuestas a gastar en energía solar, al estilo de un smartphone.
Los consumidores compran paquetes de energía y no suscripciones mensuales o pagos fijos de alquiler del dispositivo. Otras empresas como d.light o Sun King venden productos que permiten producir energía limpia suficiente para cargar teléfonos y encender algunas luces, ante el poco tirón de generadores más potentes (y más caros).
Desde Bloomberg NEF pronostican que el país podría alcanzar 1,6 gigavatios de capacidad solar en un año, aproximadamente el triple de la previsión anterior.
Las start-up no son las únicas que aceleran sus planes de crecimiento. El fabricante de energía solar con sede en Lagos Auxano Solar está ampliando la capacidad de su planta. Engie Energy Access, una unidad de la francesa Engie SA, también ha elevado sus objetivos de crecimiento mientras crece la industria solar en el país.
Para hacernos una idea de la situación en Nigeria, la red nacional suministra sólo 1.000 MW a una ciudad de 25 millones de habitantes. Por el contrario, Shanghái, con aproximadamente la misma población, suministra más de 30.000 MW en momentos de máxima demanda, recoge Bloomberg.
La cabecera económica también detalla el número de generadores de baja potencia alimentados por gasolina: una consultora de Nueva York estimó que en 2019 Nigeria tenía una flota de 22 millones de generadores altamente contaminantes.
En este contexto, Nigeria, que ha sido una superpotencia mundial petrolera (sobre todo en la década de los 70 y los 2.000), quiere ser neutral en emisiones de carbono para 2060, y su prioridad es acabar con estos generadores.
¿Descarbonizar la economía quitando a la población la electricidad?
Nigeria tiene una población de cerca de 213 millones de habitantes y es la principal economía de África occidental y la tercera de África. Sin embargo, la realidad es que la inacción y la corrupción gubernamental han permitido que durante años baje puestos en el Índice de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Ahora, ocupa el número 157 de 189 países, y de acuerdo con el Índice de Compromiso con la Reducción de la Desigualdad de Oxfam de 2019, el país cuenta con el Gobierno menos comprometido con la reducción de la desigualdad de toda África occidental:
- Más de uno de cada cuatro (57 millones) carece de acceso a agua apta para el consumo.
- Más de la mitad de la población (112 millones de personas) vive sumida en la extrema pobreza, con menos de 1,9 dólares al día.
- Dos tercios de la población (más de 130 millones de personas) carecen de un saneamiento adecuado.
- Hay 10 millones de niños y niñas sin escolarizar.
Más de la mitad de la población urbana de África vive en barrios marginales o asentamientos informales, a menudo con acceso inadecuado al agua, el saneamiento y la energía. Y pesar de que el Gobierno no puede garantizar servicios básicos a la población, las grandes edificaciones no cesan.
Y es que un viejo generador diésel permite a toda una familia iluminar su casa, encender un ventilador, una bomba de agua o mantener enchufada la nevera. Una tarea casi imposible con los precios del combustible disparados y cortes de luz durante 12 horas.
La gasolina barata, una medida que nació en los 70 ante el boom del petróleo
Sin capacidad de refino. La producción de petróleo ha caído debido a la inexistente inversión en infraestructura, el contrabando, el robo del crudo y el vandalismo en los oleoductos. El problema surge en particular por el hecho de que Nigeria no tiene suficiente capacidad de refino y exporta su petróleo crudo sólo para comprarlo nuevamente en forma de productos refinados.
Y es que el país importa casi todos sus combustibles refinados porque las refinerías locales cerraron debido a años de negligencia, por lo que gasta más en importaciones de combustible de lo que obtiene de la producción de petróleo crudo.
Un coste demasiado alto. Según datos recogidos por Reuters, la Corporación Nacional del Petróleo de Nigeria gastó casi 10.000 millones de euros en subsidios a las gasolina solo en 2022. El Gobierno, que se supone debe reembolsar a la empresa por la pérdida de ingresos, ya no puede seguir el ritmo y ahora le debe 5.700 millones de euros.
Los subsidios se introdujeron en la década de 1970 en respuesta a la primera crisis del petróleo antes de que el gobierno militar del presidente Olusegun Obasanjo los formalizara al promulgar la Ley de Control de Precios de 1977.
Desde entonces, ha habido varios intentos infructuosos para poner fin a los subsidios debido a la oposición de la población, que no tiene alternativa.
Foto | Europepress