El pasado domingo presenciamos un nuevo capítulo de las siempre debatidas órdenes de equipo en la Fórmula 1 cuando Max Verstappen se negó a dejar pasar a Carlos Sainz para que intentara adelantar al Force India de Sergio Pérez en las últimas vueltas del Gran Premio de Singapur.
De hecho, la contundencia de Max Verstappen ante la orden recibida por radio de su ingeniero de pista, Xevi Pujolar, ha sido motivo de numerosos memes en redes sociales. Un rotundo "¡No!" fue la respuesta de Verstappen cuando se le insinuó que tocaba dejar el turno a Sainz de rebasar al Force India. Pero al aprecer, la desobediencia manifiesta no va a plantearle ningún problema dentro de Toro Rosso.
El movimiento estratégico por parte de Toro Rosso era evidente: en ese último stint sus dos monoplazas con gomas superblandas eran claramente los más rápidos en pista y venían escalando posiciones. Pero con una ligera diferencia táctica entre ambos: mientras Max Verstappen estaba montando un juego usado de superblandos, el de Carlos Sainz era nuevo, y por lo tanto podía tener más rendimiento en esas vueltas finales.
Al ver que Max Verstappen no podía adelantar a Sergio Pérez y que Carlos Sainz llegaba por detrás, se le pidió a Verstappen que permitiera a Sainz intentarlo, a lo que Max se negó. El propio Franz Tost, máximo responsable de Toro Rosso en estos asuntos, defendió a Verstappen al asegurar que Carlos Sainz estaba demasiado lejos y cuando alcanzó a Max ya quedaban muy pocas vueltas. En cualquier caso, el debate es otro.
¿Son justas las órdenes de equipo en Fórmula 1?
Ese es el tema central de la mayoría de los debates. Max Verstappen, que tuvo problemas en la salida y se vio con vuelta perdida desde el principio, se recupera, hace un carrerón remontando posiciones, y en el último momento se le pide que ceda una plaza en beneficio de su compañero de equipo. ¿Ese es el modo de premiar el tremendo esfuerzo de un piloto que se ha dejado todo por acabar lo más arriba posible?
Pero no nos engañemos, la Fórmula 1 es un deporte de equipos desde el momento en el que el dinero a final de año se reparte en función de la clasificación del mundial de constructores, y eso nunca debe obviarse. Si para Toro Rosso, que está en la zona media de la tabla peleando con Force India, Lotus y Sauber, unos puntos de más como equipo en una carrera le pueden suponer millones de euros adicionales a fin de año, es más que evidente que debe mover sus piezas (los 2 pilotos) de la forma adecuada para conseguirlos.
En esta ocasión le tocaba a Max Verstappen ceder posición, como en otras ha sido Carlos Sainz el que tuvo que hacerlo. El único problema que se plantea a partir de ahora es que si los dos pilotos se ponen en actitud "egoísta", Toro Rosso puede ver comprometidos sus resultados por ello. Y no nos engañemos, si a Verstappen no se le ha castigado su desobediencia por no dejarse pasar, ¿alguien cree que Carlos Sainz va a doblegarse la próxima vez que le pidan por radio que deje paso a Max?