Sin lugar a dudas, era uno de los coches más esperados de la pretemporada. Las alertas sobre el cambio de sus colores había hecho saltar todo tipo de especulaciones, entre las que juraría no haber visto ninguna que apuntara a la que ha escogido McLaren para el nuevo monoplaza de Fernando Alonso y Jenson Button.
Me voy a mojar: el aspecto visual del coche me parece poco atractivo. Sin tener ningún requisito asociado a colores corporativos de un gran patrocinador, creo que McLaren debería haber apostado mucho más fuerte que una propuesta muy parecida a su exitosa época de finales de los 90 con detalles un tanto excesivos en rojo.
Pero como se dice habitualmente en estos casos, si es realmente rápido en pista, dejará de parecernos feo al instante. Y ese, sin lugar a dudas, debe ser el punto fuerte de la nueva creación de McLaren. La parte realmente positiva del MP4-30 es que se puede apreciar la mano del hasta mano derecha de Adrian Newey, Peter Prodromou.
Esa parte trasera del coche tan ceñida recuerda a los trabajadísimos Red Bull de la última era. Sin duda, el trabajo conjunto con Honda en este aspecto parece haber dado sus primeros frutos, por lo menos a nivel aerodinámico. Y en general, desde el mismo morro escogido por McLaren, el diseño se ve muy limpio, sin nada realmente destacable.
Detalles siempre hay, por supuesto, aunque no vale la pena desgranarlos en exceso, pues la sensación al ver el MP4-30 es que en Jerez veremos muchas cosas que no están aún en este coche. El paso adelante a nivel aerodinámico de McLaren lo doy por hecho. Puede que confíe excesivamente en Prodromou, lo sé.
Como ya hemos podido comprobar por las declaraciones de muchos de los protagonistas de la parrilla, el nuevo McLaren estará bajo el punto de mira de todos desde el mismo momento en que Alonso se suba al monoplaza este domingo. Las expectativas sobre el rendimiento del motor Honda y del propio coche son lógicas, especialmente cuando es de sobras conocido que Fernando Alonso no necesita necesariamente el mejor coche de la parrilla para dar guerra.