El Gran Premio de Mónaco siempre es uno de los más esperados de la Fórmula 1. El glamuroso circuito de Montecarlo arrasa en popularidad incluso entre gente ajena a las carreras de coches, pero tiene un pequeño gran problema: se ha quedado obsoleto para los tiempos que corren porque los coches son absurdamente grandes.
La de este fin de semana puede pasar por haber sido la peor carrera de toda la historia de la Fórmula 1. Y de hecho, hay un dato que lo refrenda: nunca antes en los 74 años de historia de la Fórmula 1 una carrera había acabado con las diez primeras posiciones exactamente en el mismo orden que salían en parrilla.
El top 10 de la carrera fue el mismo, y en el mismo orden, que el de la clasificación
El Gran Premio de Mónaco de 2024 fue la carrera 1109 de toda la historia del mundial de Fórmula 1. Pues bien, fue la primera vez en que los diez primeros clasificados fueron exactamente los mismos y en el mismo orden que salían en la parrilla de salida. Ni un solo cambio en 78 vueltas de carrera.
En Mónaco se dio el combo perfecto para vivir la que posiblemente haya sido la peor carrera de la historia de la Fórmula 1. Un accidente de Sergio Pérez en la primera vuelta permitió a todos los pilotos cambiar neumáticos bajo bandera roja, cumpliendo así el reglamento y evitando tener que parar en boxes en carrera.
Si unimos esto a que con los actuales monoplazas es imposible adelantar en Mónaco, el resultado fue un trenecito insulso en el que los pilotos incluso podían rodar cinco segundos por vuelta más lento que su potencial, sabiendo que en ningún caso iban a ser adelantados. Una carrera que daña la imagen de la Fórmula 1.
Los pocos adelantamientos que se vieron los hicieron Lance Stroll y Valtteri Bottas en las últimas posiciones de la carrera. En los puestos de honor, más allá de los incidentes de la primera vuelta que la bandera roja subsanó, no hubo ni la más mínima emoción durante 78 vueltas. Y la gran duda es: ¿debería seguir Mónaco en el calendario?
Algo está claro. Mónaco y los actuales monoplazas, que más bien parecen autobuses, son incompatibles. De un tiempo a esta parte, en nombre de un absurdo exceso de seguridad, los coches de Fórmula 1 se han ido haciendo cada vez más grandes, hasta el punto de que hay curvas de Mónaco en las que casi no caben yendo solos.
Quizá sea hora de prescindir de Mónaco, de cambiar su formato o incluso, por loco que parezca, de hacer que los coches de Fórmula 1 vuelvan a ser coches.