Koenig Specials Ferrari Testarossa Competition 1.000 CV: todos los excesos y las locuras de los años 80 convertidas en un coche

Los años 80 fueron los años de toda clase de excesos. Algunos de ellos dignos de olvidar, otros, de celebrar. Y hoy celebramos un coche y el preparador que mejor representan los años 80: el Ferrari Testarossa de 1.000 CV de KOENIG-SPECIALS. Sí, en mayúsculas, como luce en el coche. La discreción nunca fue una de sus cualidades más destacas.

Willy König era todo un personaje. Con 17 años le robaba el Ford Taunus a la madre para competir en rally y subidas en cuesta. Le decía que se iba de viaje con lo amigos. Hasta que terminó ganando una carrera local y se descubrió el pastel...  Esta anécdota nos da una idea de lo apasionado y loco que era el bueno de König.

A nivel profesional hace fortuna en el mundo editorial, sobre todo gracias a libros de comercio, técnicos y jurídicos. Lo que le permite dar rienda suelta a su pasión por la competición. En 1961 debuta en Formula Junior con un Cooper que fuera de Wolfgang von Trips. Va ganado y subiendo de categoría.

Fue subiendo de categoría, llegando a pilotar Ford GT40, barquetas Lola y varios Ferrari, como el 250 GT Berlinetta y el 275 GTB Competition. De hecho, en 1962, Willy König se hizo con el título de Campeón de Montaña de Alemania, al volante de un Ferrari Berlinetta. Enzo Ferrari lo invitó personalmente a un evento celebrado en su honor en Maranello para celebrarlo.

Su primera creación, un Ferrari 365 GT/4 BB de 650 CV

La cosa le va bien y en 1973 se compra un Ferrari 365 GT/4 BB como coche de todos los días. Además, es el primero matriculado en Alemania. Miembro del club Ferrari alemán, la veneración que sienten los miembros del club por esos coches no va con él.

No se corta un pelo y prepara el suyo con dos turbos, suspensiones más deportivas, escape libre... De 380 CV, el BB de Willy pasa a 450 CV. Pero la acogida en el círculo de los clientes de Ferrari es, digamos, fría. Hasta que esa misma gente ve lo rápido que es su coche. Finalmente, muchos le piden uno igual. Y así en 1977 funda Koenig-Specials (“oe” es otra forma de escribir el “ö” alemán, es una forma más internacional, digamos).

Willy Koenig contrata a un motorista, Franz Albert, para desarrollar las preparaciones, y conoce al  diseñador Vittorio Strosek, autor desde entonces de todos los kit de carrocería de Koenig.

Los primeros clientes quieren también un 365 GT/4 BB, esta vez con kit carrocería diseñado por Strosek, caracterizado por las aletas ensanchadas tan típicas de los años 80. Normal, hay que dar cobijo a los rodillos de 225/50 VR 15 delante y 345/35 VR 15 detrás.

El motor en su versión de base desarrolla 450 CV y en su versión más extrema, ya en el BB 512i, entrega 650 CV. Suficiente para que el coche alcance los 332 km/h de velocidad máxima pasando de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos. Eso a principios de los años 80.

Willy Konig (derecha) y su hijo Alexander (izquierda) delante del taller donde creaban las locuras más geniales de los años 80 y 90.

Mientras tanto, Koenig y sus dos complices le meten a mano a toda clase de coches, no solamente Ferrari. BMW, Porsche, Jaguar y Mercedes son objetos de transformación y sobre todo de potenciación.

Koenig-Specials Competition 1.000 CV (Ferrari Testarossa), el apogeo

Al poco tiempo de Ferrari desvelar el Testarossa, en 1984, Koenig-Specials desvela su visión del Testarossa. El Ferrari Testarossa es un granturismo, pero Koenig lo convierte en una bestia. Gracias a dos turbos, dos intercoolers y otras chuches, el 12 cilindros Ferrari desarrolla inicialmente 710 CV  para pronto consiguen 900 CV. Y en 1987 presenta la evolución definitiva, el Competition de 1.000 CV. En 1987. Casi 20 años antes del Bugatti Veyron.

A nivel estético, Vittorio Strosek elimina todas las finas aletas de los laterales, ensancha la carrocería y añade tomas de aire NACA en las aletas traseras, aperturas en el parachoques trasero para intentar disipar el calor y un alerón heredado de las preparaciones sobre base de BB 512i.

Para el Competition, el alerón se inspira en el del F40 y añade nuevas tomas de aire. Oficialmente, el coche alcanza los 380 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos. Unas prestaciones que hoy en día siguen siendo alucinantes.

El Testarossa que ilustra estas líneas es una unidad muy especial. Se trata del KOENIG-SPECIALS Competition número 1, el primero de una docena que terminaría fabricando, incluyendo al menos dos Testarossa convertidos en cabrio. Fue vendido en 2019 por BH Auctions por algo más de 30 millones de yenes en Japón, unos 248.000 euros, al cambio. A destacar que, además, hubo al menos dos Testarossa cabrio preparados por Koenig Specials hasta los 900 CV.

Koenig Specials Ferrari Testarossa Competition

En paralelo nunca dejo de competir. De 1987 a 1990, Willy König pilotó el BMW M 1 Procar, el Porsche 962 C1, el Porsche 935 K 3-Le Mans y en 1990 se permitió el lujo de hacerse con el título de Campeón de Alemania STT con el Porsche 935 K3.

El Competition fue el apogeo de Koenig Specials, posteriormente desveló el F48, una preparación sobre de Ferrari 348 de 520 CV con kit carrocería ultra ancho y alerón a lo F40, así como el KS500 sobre base de Mercedes 500 SL.

Koenig Specials F48

También llegó a comprar varios Porsche 962 del grupo C que convirtió en coches de calle, el Koenig C62, con una nueva carrocería en fibra de carbono, añadiendo unos intermitentes, una tapicería de cuero, un radiocasette y un aire acondicionado y, sin que sirviese de precedente en la historia de Koenig, rebajando la potencia a tan solo 800 CV.

A finales de los años 90, siguió preparando Ferrari, como el 360 Módena y el F50, pero ya sin extravagantes kit carrocerías.

En la actualidad, la empresa sigue activa pero dedicada ahora a proporcionar recambios para los coches que ha preparado y eventualmente realizar preparaciones similares si alguien lleva un modelo de base, aprovechando el auge de los restomods, y el estatus de culto que tienen ahora las creaciones de Koenig, el pequeño taller puede volver a hacer un Testarossa de 1.000 CV si un cliente lo desea. Bendita locura.

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