Ya lo dijimos una vez, cuando probamos el Toyota PROACE Furgón: las furgonetas ya no son como antes. Ni las furgonetas ni sus derivados para pasajeros. Sólo hay que fijarse en sus diseños, con líneas cuidadas y en ocasiones hasta elegantes y deportivas. Todo lo deportivo, lógicamente, que puede ser el diseño de un vehículo de este tipo, que se queda en su imagen sin réplica en su comportamiento. Aunque, no obstante, sorprende por sus capacidades.
Eso es lo primero que sentimos cuando comenzamos a rodar con el Toyota PROACE Verso VIP que la marca nos dejó hace unos días; sorpresa. Sorpresa al abrir la puerta y encontrar siete plazas forradas de cuero. Sorpresa al subir al puesto de mando y encontrar un navegador y un arranque por botón. Sorpresa al poner en marcha el motor y comprobar que apenas se deja notar en el habitáculo; ¿De verdad es un derivado de un industrial? Más bien parece un monovolumen muy equipado.
Y, en el fondo, eso es precisamente lo que pretende. Ser un modelo super equipado y con unas características destacables, en lugar de ser un vehículo industrial. El tema del precio, al final, es casi inevitable cuando se habla de equipamiento, materiales de calidad y motores potentes. En el caso del Toyota PROACE Verso VIP que pudimos probar, con el motor diésel de 150 CV y, prácticamente, todo de serie, el precio final se sitúa en los 39.068 euros. Me gustaría hacer hincapié en que lo lleva casi todo de serie, los únicos extras equipados en la unidad probada era la pintura ‘Plata Atomium’ y la segunda puerta lateral.
Asientos de piel, interior modulable y siete plazas
El Toyota PROACE Verso es la variante destinada al transporte de pasajeros, siendo el VIP el acabado más equipado y lujoso. La versión destinada al transporte ejecutivo, el típico coche que acude al aeropuerto a recoger a las visitas en nombre del hotel o de la empresa en cuestión. Evidentemente, esto es un ejemplo, pero ilustra muy bien la imagen del PROACE Verso VIP.
Como se ha comentado antes, son siete las plazas que ofrece. Asientos cómodos, bastante amplios y tapizados en piel de serie. No se trata de un extra, sino de un equipamiento que forma parte del acabado VIP. Al igual que las posibilidades de modularidad. Cuando recogimos el PROACE, los asientos estaban colocados de forma estándar, es decir, todos mirando en dirección a la marcha. No obstante, no dudamos ni un segundo en ‘enredar’ con sus posibilidades, que por cierto, aunque son aparentemente sencillas, necesitan de algo de práctica. Sobre todo por lo pesado de los asientos.
En el piso del Toyota PROACE Verso VIP, completamente plano, tapizado y son sus correspondientes alfombrillas para cada plaza, se han instalado unos carriles. En ellos, se montan los asientos permitiendo un desplazamiento longitudinal. En la fila de en medio, la segunda, constituida por dos asientos individuales (la tercera es un asiento corrido), permite plegar los respaldos al completo o bien, colocar los asientos a contramarcha. Para ello, hay que sacarlos de los carriles, darles la vuelta y volver a colocarlos en los mismos. Es una acción super sencilla, pero los asientos pesan y, como se suele decir, es mejor maña que fuerza.
Además, dichas plazas tienen un cajón entre ellas. Éste también es desplazable longitudinalmente, incorpora un hueco portaobjetos muy profundo (cabía el brazo hasta el codo) y esconde dos mesitas tipo avión. Con ellas desplegadas, parece un centro de reuniones e incluso, se puede usar un PC portátil durante el tiempo que sea necesario, pues los asientos delantero tienen en un parte baja, un enchufe convencional.
Prestaciones y comportamiento muy alejados de un industrial
Se puede ver que es mucho más que un industrial adaptado. De hecho, contaba con acceso y arranque sin llave, navegador, sensores de aparcamiento, espejos eléctricos, volante de cuero y una larga lista de cosas que se completan con un motor diésel de 150 caballos. Un cuatro cilindros de 1.997 centímetros cúbicos, 370 Nm de par y cambio manual de seis relaciones. El consumo anunciado es de 5,5 litros en ciclo combinado.
Reconocer que no fuimos capaces de conseguir esos registros de consumo, no pudimos bajar de los 6,1 litros vistos en la instrumentación. Aunque tampoco nos importó demasiado. Y no nos importó por la respuesta y la forma de mover todo el conjunto. No se deben esperar prestaciones de infarto, ni tampoco unas velocidades fulgurantes, no es su cometido. Pero si te empeñas y quieres correr, puedes. Muchos conductores quedaban sorprendidos con adelantamientos con soltura muy destacable. Hay que pisar sin miramientos y llevar el motor por encima de las 3.000 rpm para hacer como alma que lleva el diablo, aunque el motor ya empuja con ganas desde 2.000 rpm, momento en el que se tienen los 370 Nm de par.
El comportamiento es lo que más sorprende del Toyota PROACE Verso VIP. No esperas, por ejemplo, que un coche de sus características haga cambios de apoyo semejantes. Ni tampoco que sea capaz de tomar curvas rápidas al ritmo que las toma incluso pasando por la típica junta de asfalto. Y esto, teniendo en cuenta que vas sentado muy arriba, con la pérdida de confianza que ello conlleva.
Dichas acciones las llevamos a cabo tanto con pasaje como sin él. En esta última situación, el mayor problema está en quien conduce y su coherencia. En el primer caso, con pasaje, las cosas cambian mucho. En línea recta, no hay inconveniente en ir todo lo rápido que se quiera (las multas corren a cuenta del conductor, evidentemente), pero cuando llegan las curvas es mejor bajar el ritmo. Cuando llevas pasajeros atrás, las cosas deben tomarse con más calma. Las curvas largas a gran velocidad se hacen incómodas porque los asientos traseros no agarran tanto como los delanteros y la inercias se notan mucho más. A contramarcha se hace muy extraño los cambios de apoyo violentos y todo parece convertirse en una cocktelera.
Puede parecer caro, pero no lo es
Tras varios días con el Toyota PROACE Verso VIP, se nos hace complicado no pensar en el modelo como un serio candidato a coche familiar. El motor de 150 CV mueve el conjunto con suficiente alegría, hay espacio de sobra (y si falta sitio, puedes dejar la segunda fila de asientos en casa) y lo trae todo de serie, desde la tapicería de cuero, pasando por un head-up display escamotable a elección del conductor, llantas de aleación, faros de xenón o las puertas traseras de apertura eléctrica, incluso desde el mando a distancia.
Como se ha dicho ya, el precio es de 39.068 euros para la unidad de las fotos, teniendo como extra el color plata, que cuesta 374 euros, y la segunda puerta lateral, cuyo precio asciende a 388 euros.