Contenidos contratados por la marca que se menciona

+info

Cómo diferenciar un deportivo europeo, uno americano y uno japonés

Si estás leyendo esto es porque te gustan los coches, o al menos, es que sientes curiosidad. Una curiosidad que intentamos alimentar día tras día. Por eso, seguimos hablando de lo que más nos gusta, de lo que nos hace levantarnos cada día: los coches, la ingeniería y sí, por supuesto, la pasión por ellos. También sabemos que hay mucha gente que estaría encantada de ponerse a este lado de la pantalla para contaros cosas sobre lo que más les gusta, porque no hay nada como ganarse la vida haciendo lo que más te mueve.

Puede que no lo parezca, pero esto mismo que estamos contando es lo que ocurre con muchas marcas de automóviles. Enormes empresas internacionales en las que trabajan miles de personas con tanta pasión por lo que hacen, como la vuestra con la que nos leéis y como la nuestra, con la que os escribimos. Y eso se plasma en sus productos, en los automóviles que diseñan, desarrollan y fabrican y que, nosotros, basándonos en nuestros gustos, preferencias y opiniones, nos atrevemos a analizar, valorar y criticar. No es fácil hablar de coches sin que los gustos personales interfieran, al igual que no es sencillo crear una máquina que requiere una inversión de varios millones de euros, sin que influyan ciertos aspectos.

Y de eso vamos a hablar esta vez, de gustos, de apreciaciones, de pequeños detalles que dan forma a los diferentes modelos que podemos encontrar en todas las carreteras del mundo. Apartados que cada día se diferencian menos con los lanzamientos globales que se están realizando. Adivinar un coche japonés entre los modelos europeos es cada día más complicado y quizá sean los coches nacidos en el Nuevo Mundo los que conserven rasgos más diferenciadores.

Los detalles marcan la diferencia

Por ejemplo, ¿qué característica destacaríais vosotros para identificar un coche de origen ‘yankee’? ¿Su tamaño? Los pick-up, por ejemplo, son enormes, grandes como montañas. Toyota comercializa en Estados Unidos el Tundra, lo que allí denominan como una ‘camioneta de tamaño completo’. Un modelo grande de 228,9 pulgadas, que convertido a milímetros son 5.814, más de cinco metros de largo, con 2.029 milímetros de ancho, 1.930 de alto y nada menos que 3.175 kilos en su versión más grande y equipada. Usando este modelo de referencia podríamos decir que sí, el tamaño importa en los Estados Unidos. Pero también importan los cromados (muchos) y los automatismos. En Norteamérica ya tenían elevalunas eléctricos en los años 50, así como dirección asistida y cambios automáticos.

No nos olvidamos de los motores, que suelen ser tan grandes como el propio coche. No en balde, para mover un modelo del tamaño del Toyota Tundra es necesario un buen corazón, fabricado en aluminio, con ocho cilindros en V, 5.700 centímetros cúbicos y 381 CV a 5.600 rpm. Así mismo, uno de los mayores comentarios que se escuchan por nuestros foros es lo blando de la suspensión de los coches americanos. Nosotros no hemos tenido la oportunidad de conducir ninguno, pero no podemos afirmarlo de primera mano. Viendo sus carreteras, rectas de varios kilómetros, una suspensión muy firme parece no tener sentido y por tanto, podría ser cierto. Cuestiones como el diseño es algo que salta a la vista y, al menos para nosotros, hace de esos coches algo ‘exótico’, diferente y atractivo.

Destacar diferencias en los coches japoneses resulta algo más complicado a día de hoy. Un buen entendido en automóviles es capaz de reconocer el origen de un coche con sólo ver su diseño, pero entre Japón y Europa las cosas se difuminan cada día más. Es cierto que muchos de los modelos que venden en su mercado local presentan claras diferencias, pero aquí no llegan por lo que podemos dejarlos un poco de lado. Si hay una cosa clara que identifica a un coche japonés, más allá de su diseño, y esa es la técnica empleada para su creación. Los japoneses son una sociedad muy aplicada, detallista hasta el extremo y prefieren invertir en cosas como la suspensión antes que en un motor enorme. Y si tenemos en cuenta que los motores japoneses suelen estar a prueba de bombas y no suelen tener enormes cilindradas, ofrecen un rendimiento más que respetable, nos podemos hacer una idea. Esto hace que su comportamiento en carretera sea ejemplar y también, quizá sea un motivo de su éxito al otro lado del charco.

Un detalle que cada día se ve menos, es el gusto de los japoneses por los colores claros para los habitáculos. Grises de varios tonos, beige y poca cantidad de negro han sido los colores que han dado vida a los coches del Imperio del Sol naciente durante muchas décadas. Ahora el color dominante es el negro, a excepción de los modelos más lujosos y de mayor categoría, donde el beige suele ser el más elegido. Las dos unidades que hemos podido probar del Toyota Land Cruiser, por ejemplo, lucían un interior que combinaba el gris con el beige. Y el Land Cruiser, actualmente, es el buque insignia de Toyota.

Europa y Japón, no tan diferentes como parece

Estos detalles, estas diferencias o la ausencia de ellas, se aprecian sobre todo en el segmento de los coches deportivos. Los deportivos estadounidenses se caracterizan por su potencia y por el par de sus motores, además de dar la impresión de haber sido diseñados para quemar ruedas y para ir lo más rápido posible en línea recta. Suelen ser bastante brutos en todos los aspectos e incluso bastante grandotes comparados con un deportivo japonés o uno europeo. Sin embargo, les gustan mucho nuestros deportivos, tanto como los japoneses.

Sin embargo, los deportivos nipones y los del Viejo Continente no presentan tantas diferencias. Los dos conceptos de coche hacen gala de comportamientos en curva similares, con tecnología muy parecida y objetivos casi parejos. Lo que difiere es la forma de lograr esas metas y el diseño. Un deportivo japonés tiene una imagen más característica, se suele decir que parecen salidos de un comic manga, que por cierto, tiene un significado que nada tiene que ver con los comic ni con la animación (según M.Fusanosuke Natsume, uno de los mayores expertos en manga del mundo, el término ‘manga’ significa ‘recoger’, y su origen viene del mundo animal).

Un deportivo japonés tiene un diseño más atrevido, menos formal que uno europeo y menos bruto que un americano. Hay ocasiones que resulta un poco futuristas. El nuevo Toyota Supra es un ejemplo de deportivo japonés, tanto por tecnología como por diseño. Nadie dudaría de su origen con sólo ver su frontal, cada rasgo del coche deja entrever su procedencia nipona. Algo similar ocurre con el Toyota GT86, otra muestra más de diseño japonés, tanto en el habitáculo como en su carrocería. Y lo mismo se puede decir del Toyota Celica o del mítico ‘Hachiroku’. Además, cuando un coche japonés se modifica, se personaliza, se ‘tunea’, lo primero que viene a la mente es la palabra ‘drift’. Alerones, splitter frontales muy bajos, capo de fibra de carbono sin pintar… aunque, como detalle, los deportivos de Toyota no presentan diferencias en ningún mercado, pues se venden de forma global.

¿Nos hemos pasado con los tópicos? Es posible, pero como decíamos al principio, somos humanos y nos guiamos por nuestros gustos, por nuestras apreciaciones. En nuestra total ignorancia nos atrevemos a analizar y a criticar el trabajo de cientos de personas, que no siempre tienen la libertad que les gustaría pero aún así, procuran transmitir su pasión por los coches a cada pequeño detalles ya sea un motor híbrido o una caja de cambios automática.

Y vosotros, ¿os atrevéis a mojaros? ¿Qué diferencia un deportivo japonés de un americano o un europeo?

Imágenes | Toyota

También te puede gustar

Portada de Motorpasión

Ver todos los comentarios en https://www.motorpasion.com

VER 3 Comentarios