Me gusta el Chevrolet WTCC. Puede que sea aparatoso, descarado, fuertote, pero tiene encanto. Ese aire de coche de radio-control, como si lo hubiese diseñado un niño, es lo mejor que tiene. Parece un sueño infantil hecho realidad. Y visto así, en circuito y con luz natural, aparenta aún más espectacular.
Vía | autoweek.nl