Si hay algo que en que los franceses dan ejemplo es en su chovinismo, son muy de lo suyo. Solo hay que ver la cantidad de Citroën, Peugeot y Renault que están por sus carreteras en relación a todos los demás fabricantes. Incluso el presidente de la República recurre al producto nacional, y con orgullo.
El último en hacerlo ha sido el recién investido François Hollande, que se decantó por el Citroën DS5 HYbrid. Ayer en el telediario pude verlo de pie, y me extrañó, porque hoy Citroën no tiene descapotables. Se trata de una adaptación hecha para la ocasión, de lona plegable, para que Hollande pueda saludar a la gente de pie, como sus antecesores en el cargo.
Lo curioso es que no hacía un día propicio para ello, porque Hollande se empapó de agua. Curiosamente, fue irse Sarkozy del Elíseo y aparecieron nubarrones. Luego tomó un avión para ir a Berlín y tuvo que regresar por culpa de un rayo. Iker Jiménez cree que Sarko dijo algo así como: “Hollande, ojalá te pagta un gayo”.
Dejando un poco al margen el humor político, la tradición de que el presidente de la república use un coche francés tiene bastante antigüedad. El primer dos chevrones fue utilizado por René Coty en 1954, un Citroën Traction Avant 15/6H elegido por motivos simbólicos: fue un coche popular en la resistencia francesa.
Más adelante, el ex-general Charles de Gaulle optó en 1958 por un Citroën DS (el abuelo del DS5) con un techo corredizo eléctrico. En 1962 sufrió un atentado en Petit-Clamart, un francotirador le disparó y alcanzó a dos ruedas. Se cree que la suspensión hidroneumática le salvó la vida, porque mantuvo la estabilidad del coche en la huída.
En 1971 Georges Pompidou eligió el Citroën SM descapotable, carrozado por Chapron, de batalla alargada. En esa ocasión, para poder circular a paso humano, se le modificó la caja de cambios y el sistema de refrigeración para que la mecánica no sufriese. El DS5 Hybrid no tiene ese problema al tener propulsión eléctrica.
El citado SM fue utilizado también por Valéry Giscard d’Estaing, François Mitterrand y Jacques Chirac. Por cierto, el mismo Chirac ya tenía un Citroën CX y fue el primer cliente del Citroën C6. Ese modelo fue el mismo que usó Nikolas Sarkozy, que también utilizó un Peugeot 607.
Es más, el propio Hollande, tras ganar las elecciones presidenciales de Francia en la segunda vuelta, salió en todos los telediarios rodeado de gendarmes en un Citroën C5 del partido socialista francés. El nuevo presidente no ha inventado nada, solo sigue una costumbre no escrita.
Ahora Citroën puede, una vez más, pavonearse de que sus modelos han sido elegidos por tan ilustres clientes. Para la línea DS no deja de ser un espaldarazo más. Hollande ya no puede decir que no se ha subido nunca en un híbrido.