Varios grandes fabricantes europeos anuncian que congelan el desarrollo de sus motores de combustión interna para destinar esos recursos al desarrollo del coche eléctrico. Daimler, Stellantis y recientemente Audi han dicho que no invertirían en nuevos motores. BMW, por su parte, ha decidido todo lo contrario. El CEO de BMW, Oliver Zipse, explicó a Phil LeBeau de la CNBC que BMW no tiene intención de dejar de desarrollar motores de combustión interna.
El anuncio de BMW puede parecer sorprendente, sobre todo cuando una de las marcas del grupo BMW ha anunciado justo lo contrario. En MINI consideran que presentarán su último motor de combustión interna en 2025, pero que en 2030 toda la gama MINI ya será eléctrica.
Sin embargo, Oliver Zipse cree que “la demanda de vehículos con motores de combustión interna seguirá siendo sólida durante muchos años". Dicho esto, al mismo tiempo BMW espera que la mitad de sus ventas de automóviles sean eléctricas para 2030. Es decir, BMW no abandona el motor de gasolina y diésel, pero tampoco quiere ser un espectador de la movilidad eléctrica.
Recientemente, ha presentado el BMW i4 y el BMW iX, dos de los modelos que pondrán en marcha la era de lo movilidad eléctrica en BMW después de los dos globos sondas que fueron el BMW i3, con un cierto éxito comercial en Europa, y el BMW i8, para crear imagen. Y además, tendrá un rival directo del Volkswagen ID.3 para 2023.
No cerrarse ninguna puerta, nunca se sabe
De todos modos, estos mensajes no dejan de ser ejercicios de comunicación. Tanto el grupo Daimler como Stellantis no van a desarrollar nuevos motores porque, como han explicado sus responsables, tienen ya toda una gama de motores nuevos. Y estos pueden estar en el mercado al menos 10 años a base de actualizaciones e hibridación a medida que las normas anticontaminación se van endureciendo. En cuanto a Audi, es uno de los impulsores de los combustibles sintéticos o e-fuels para motores de combustión interna.
Además, no podemos olvidar que tal y como ocurrió en los inicios del automóvil, donde coexistieron varias fuentes de energía para mover los primeros vehículos (carbón, petróleo, gas y electricidad), estamos ahora más o menos en la misma encrucijada.
El futuro no está escrito y la ventaja que tiene ahora el coche eléctrico podría terminar siendo de los vehículos fuel cell (de pila de combustible de hidrógeno verde) o quizá de los combustibles sintéticos. O quizá terminen coexistiendo los tres en función del vehículo y del uso que se le vaya a dar.
Más allá de los titulares que puedan generar, la realidad es que ahora mismo todos tienen la misma estrategia: la de no cerrarse ninguna puerta. El coche eléctrico va a coexistir con el de combustión interna durante un cierto tiempo hasta que uno se imponga al otro. O no. Y poner todos los huevos en la misma cesta sería una estaregía muy arriesgada, una de vida o muerte para la empresa.
En Motorpasión | Probamos el BMW iX3, el SUV medio que se ha convertido en coche eléctrico con 460 km de autonomía | Probamos el BMW M2 CS: con 450 CV y una puesta a punto deliciosa, esto huele a despedida