Es poco probable que el dueño de un Mercedes-Benz S 63 AMG Coupé sienta que su coche necesita más fuerza bruta, puesto que de serie ya es suficientemente impresionante. No obstante, siempre habrá quien no esté satisfecho y piense en darle un empujón a las prestaciones. Aquí es donde aparecen Brabus y su Brabus 850 6.0 Biturbo Coupé.
La brutal preparación de la compañía alemana para el S 63 AMG Coupé se presentará en el Salón de Ginebra, en unos días, y traerá consigo desde cambios a nivel estético, por dentro y por fuera, hasta importantes mejoras mecánicas para que su motor 5.5 litros V8 biturbo alcance una cifra de potencia un tanto disparatada: 850 CV.
Para empezar, se aumenta la cilindrada del motor V8 desde los 5,5 litros de serie hasta 5.912 centímetros cúbicos (aunque Brabus lo denomina 6.0), gracias a un nuevo cigüeñal, culata modificada, cilindros de mayor diámetro, una mayor carrera y pistones forjados, también más grandes. A su vez recibe cambios en la gestión electrónica y lubricantes Motul.
Además, se sustituyen los turbocompresores de serie por otros Brabus, de mayores dimensiones, y se monta un nuevo sistema de escape de acero inoxidable con colectores de admisión de nueva factura. También hay modificaciones en el sistema de admisión de aire, que recibe un filtro más grande, conductos de fibra de carbono y una capa aislante de oro (Brabus Gold Heat Reflection).
Gracias a todas estas modificaciones, el salvaje Brabus 850 6.0 Biturbo Coupé alcanza esa potencia de 850 CV frente a los 585 CV de fábrica, y aumenta el par motor máximo desde los 900 Nm de serie hasta nada menos que 1.450 Nm, desde 2.500 a 4.500 RPM. Eso sí, para preservar la transmisión y el propio motor, el par queda limitado a "sólo" 1.150 Nm.
La tracción 4Matic se mantiene (aunque se puede pedir de propulsión), así como la transmisión automática de siete velocidedes, a la que se suman levas de aluminio "Brabus Race" incorporadas tras el volante. Tras los cambios, el sprint de 0 a 100 km/h le lleva apenas 3,5 segundos, el de 0 a 200 km/h, 9,4 segundos, y la velocidad máxima asciende a 350 km/h, limitada electrónicamente para no sobrepasar la capacidad de los neumáticos. Lo más sorpredente es que homologa un consumo combinado de 10,1 litros a los cien kilómetros.
Y con semejantes cifras, se hace importante el trabajo aerodinámico, que Brabus asegura ha realizado con esmero. A la carrocería de color negro se añaden elementos en fibra de carbono vista como el spoiler del alerón frontal, difusor y spoiler trasero de la tapa del maletero. Además, las entradas de aire son más generosas, hay detalles de carbono en las aletas delanteras y se ofrecen llantas de entre 18 y 22 pulgadas, en diversos diseños y acabados. Los neumáticos en el coche de exposición tienen unas dimensiones de 255/35 ZR 21 y 295/30 ZR 21.
Por otro lado, el módulo de reducción de altura de la suspensión firmado por Brabus permite utilizar neumáticos de perfil muy bajo y reducir la altura de la carrocería en 15 milímetros. Como de costumbre, el coche se puede adquirir como paquete completo o bien se puede convertir un S 63 AMG de serie que aporte el cliente.
Para terminar, también se cuida con detalle el interior. que cuenta con una tapicería fabricada a mano en cuero negro Mastik, asientos con nuevas formas, costuras y elementos en contraste de color cobre, recubrimientos de cuero por todo el habitáculo y forro de Alcántara para el techo. En el caso del coche de exhibición (el de las llantas color cobrizo), se han pintado hasta 219 elementos en ese mismo tono cobre.
El diseño interior se culmina con molduras de fibra de carbono en acabado brillante, que sustituyen a las inserciones de madera que trae el modelo de serie. Al igual que las levas, tanto la pedalera como los pestillos de las puertas, están fabricados en aluminio. Por supuesto, no faltan los logotipos Brabus 850, iluminación ambiente específica o un cuadro de instrumentos digital modificado, cuyo velocímetro marca ahora 400 km/h.