—Hablando de conducir coches rápido, ¿cuál tienes ahora?
—Todavía llevo mi Ferrari. Es un 458 Italia, y acabo de comprarme un LaFerrari, el superdeportivo exclusivo de la marca, de 1,4 millones de dólares, que me tendría que llegar pronto.
Somos todos beliebers en Motorpasión, tenemos que reconocerlo, pero al amigo Justin Bieber le habíamos perdido la pista automovilística —la otra nunca hicimos nada por seguirla— hace tiempo. Fue cuando estaba a punto de comprarse un Bugatti Veyron Grand Sport, esto es, hace casi un año, y de repente se despacha en USA Today con una entrevista que concedió días atrás y a la que hemos llegado por Carscoops —si no, de qué—, en la que el hombre explica que su vida no es fácil.
— A menos que seas tonto, no creo que pienses que es fácil ser quien soy. Usa la cabeza y entenderás que mi vida no es fácil. No tengo privacidad. Crecer ante las cámaras desde los 13 o 14 años. Necesitas pasar por todos esos líos sin que nadie te juzgue, y eso no era algo que yo pudiera hacer. Creo que la gente se da cuenta, ahora lo ven: la transición.
Sí, Justin, sí. Ya nos damos cuenta, ya... Una vida de miseria es la que te acompaña, y nos hacemos cargo del drama que debe de ser elegir entre un 458 Italia y un LaFerrari para ir a comprar el pan. También hay que decir que envidiárselo no se lo vamos a envidiar, porque todo esto es fruto de su trabajo, que él se lo gana con el sudor de su frente cada vez que se sube a un escenario y se juega la vida por complacer a sus seguidores, aunque hay que decir que Bieber se toma estas dificultades con buena disposición de ánimo.
Desconocemos si el LaFerrari se entregará a Justin Bieber con el depósito propenso al incendio o con el depósito menos propenso al incendio. Será cuestión de esperar, a ver qué sucede.