Toda modificación de un coche que vaya contra la simetría es arriesgada y provoca una sensación extraña. Pero esta sensación también se puede utilizar para intentar impactar.
Esto es lo que ocurre con estas unidades del Lamborghini Murciélago que pretenden ofrecer un punto de vista distinto al conductor y al pasajero, dando al primero una sensación de estar en un cockpit.
Para gustos colores, pero a mí no me agrada. Algunos conductores de autobús también van en una cabina separada, y la sensación seguro que es muy buena, pero para un biplaza no le encuentro la gracia.
Vía | autoblog.nl