Cómo usar la calefacción del coche para ahorrar gasolina: desde la temperatura hasta la orientación del aire

Cuando están presentes las bajas temperaturas, el uso de la calefacción del coche, o climatizador, está a la orden del día. Pero si nos pasamos con la temperatura puede afectar al consumo de combustible como ocurre con el aire acondicionado en verano, pero también en la conducción, ya que puede provocar somnolencia.

¿Y cuál es la temperatura recomendada para evitar ambas cosas? Esto es lo que recomienda la DGT, así como otros aspectos para utilizar el climatizador en los meses más fríos del año de la forma más eficaz posible.

Entre 19º y 22ºC: por gasto, pero también por seguridad

Regular la climatización a una temperatura demasiado elevada en el coche se traduce en un mayor gasto de combustible, ya sea gasolina o diésel. Y esto se debe a que los sistemas auxiliares también funcionan con la energía generada por el motor.

En definitiva si además de mover el coche, el bloque debe alimentar varias tecnologías, como la climatización, el consumo será mayor. Y aunque este extra no es muy elevado, al sumarse con otros sistemas que asimismo hacen lo propio hablamos a la postre de más gasto de carburante.

Es por ello que lo recomendable, según detalla la DGT y en base a los consejos de la patronal de las inspecciones técnicas AECA-ITV, es que la temperatura oscile como máximo entre los 19 y los 22 grados.

Así, se evitará un gasto energético mayor derivado de un exceso de calor en el habitáculo, lo que además de ahorrar combustible también supone menos emisiones de gases contaminantes. No en vano, en los meses fríos se detectan mayores picos de contaminación precisamente por el uso de la calefacción en los vehículos.

Sin embargo hay que tener en cuenta que esto esencialmente afecta a coches térmicos puros, ya que en los híbridos los sistemas auxiliares van en teoría alimentados por la batería que surte de energía al bloque eléctrico o bien el motor-arranque generador en el caso de los mild-hybrid.

Además, para que el interior del automóvil se caliente más eficazmente lo ideal es enfocarlo a la zona de los pies, ya que el aire caliente pesa menos, y tiende a subir, distribuyéndose mejor por el habitáculo.

Y asimismo también se aconseja no mantenerla encendida con el coche parado por un tiempo superior a un minuto (aparcado). Ya el propio coche parado en sí con el motor al ralentí, se estima que gasta unos 0,6 litros/hora por litro. Así, por ejemplo en un motor de 1.5 litros consumirá casi un litro a la hora si está detenido pero con el propulsor en marcha.

Por otro lado, más allá de un mayor gasto, circular con la calefacción a una temperatura excesivamente alta puede afectar a la seguridad, ya que puede provocar al conductor somnolencia, fatiga e irritabilidad. Y esto a su vez ocasiona que se reduzca la capacidad de atención o la de reaccionar ante un imprevisto.

Pero ojo con sustituir la calefacción por el abrigo: si se conduce con una prenda muy voluminosa la efectividad del cinturón se reduce y además puede impedir que se manejen correctamente los mandos, como el volante o el cambio, al restar movilidad en los brazos. Y aunque no se prohíba expresamente, nos pueden multar por ello.

Más consejos para ahorrar combustible

Hay una serie de aspectos que también se pueden cuidar a fin de evitar un gasto excesivo de carburante.

Y es que la propia conducción, así como el estado de algunos elementos, igualmente inciden en el consumo de la gasolina, el gasóleo o incluso en la energía de la batería en los eléctricos.

  • Vigila la presión de los neumáticos. Las ruedas del coche o vehículo han de ir inflados a la presión recomendada por el fabricante. Conducir usando neumáticos con una presión inferior a la correcta en de 0,5 bares propicia que el consumo aumente en un 2 % en áreas urbanas y un 4 % en las interurbanas. En invierno se puede superar entre +0,2 o +0,3 bares en caso de que el coche vaya cargado.
  • Conducción suave. Evitar los frenazos y acelerones asimismo puede ayudar a no elevar el consumo. Para ello conducir con suavidad y anticipándose a detenciones (semáforos, atascos etc.) puede suponer hasta un 20 % menos de gasto de carburante. También consumiremos menos si mantenemos una velocidad constante.
  • Ojo al aire acondicionado. Llevar la temperatura demasiado baja influye más si cabe en el consumo del coche. En lo meses cálidos se recomienda regular el aire a solo 5ºC grados menos que la temperatura exterior.
  • Las ventanillas, cerradas en autovía o autopista. Si bien en ciudad apenas incide en el consumo llevar las ventanillas abiertas, sí lo hace a velocidades elevadas en vías rápidas. Y es que el aire se mete en el coche, por lo que necesita más esfuerzo y, por tanto, más combustible para romper la resistencia al aire y alcanzar dicha velocidad. Así, se gastará más que si por ejemplo usamos el aire acondicionado.
  • Usar el control de velocidad. De nuevo en vías rápidas, utilizar el control de crucero ayuda a una mejor gestión del motor y por tanto al consumo del coche, ya que lo hace de manera electrónica y por tanto más precisa que el propio conductor.
  • Marchas largas. Siempre en equilibrio entre la respuesta que pueda dar el motor, lo ideal es cambiar a una marcha superior lo antes posible: en un gasolina puede hacerse entre 2.000 y 2.500 rpm y en un diésel desde las 1.500 vueltas. En la gran mayoría de los coches, en 4ª, 5ª y 6ª marcha es cuando menos consume el motor.
  • Buen mantenimiento. En general tener el coche cuidado y al día también permitirá que el gasto del motor sea menor: por ejemplo sustituir cuando toca los filtros o el aceite, pues supone que el bloque opere de forma correcta.

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