Hasta ahora conocíamos a Renault por tener una extensa experiencia en la fabricación propia de coches eléctricos. La firma del rombo fue una de las primeras en lanzar una apuesta seria de electrificación al mercado cuando en 2013 lanzaron el primer Renault ZOE. Posteriormente ha ido creciendo la oferta eléctrica con los Fluence, Twizy o Kangoo.
Hasta ahora no se habían metido en el segmento de los coches híbridos. Hasta ahora. La marca gala ha lanzando una ofensiva híbrida y ya hemos podido probar al que debería ser su mejor representante: el Renault Clio E-TECH híbrido.
Renault Clio E-TECH: el Clio más tecnológico
Parece un Clio normal y corriente, ¿verdad? Pues no. Este pequeño utilitario galo teñido de un intenso color azul que hemos conducido es un coche con una mecánica híbrida totalmente distinta, aunque hay detalles que le diferencian de sus hermanos de combustión. Eso sí, hay que hilar muy fino.
Dejando al margen el color eléctrico de su carrocería, el Renault Clio E-TECH tiene muy pocos cambios. Sólo podremos diferenciarlo fijándonos en los logotipos E-TECH de los marcos de las ventanillas y el portón trasero, además de una parte trasera con un pequeño difusor integrado en el paragolpes y la salida de escape, que ahora está oculta.
Por lo tanto es el mismo coche en lo referente a su estética. Es seguramente el Clio más atractivo que conocemos hasta la fecha, con un diseño moderno pero muy maduro estrenado en su última generación, con un frontal presidido por el gran rombo de la marca dentro de una calandra con forma de boca y que se extiende hasta unos faros con tecnología LED y luz diurna en forma de C.
Más abajo el paragolpes utiliza unas formas bastante aerodinámicas y nos recuerdan al ZOE salvando las distancias. En el perfil lateral el diseño francés se extiende con unas líneas orgánicas que ascienden por el marco inferior de las ventanillas (y acaban con el tirador de las puertas traseras oculto), la suave línea de la cintura y unas llantas que en esta variante son en dos colores y de 17 pulgadas.
La parte trasera se mantiene muy Clio. Los grupos ópticos nos resultan muy familiares. Son unos grandes pilotos resaltados por formas horizontales que se integran de forma suave en la trasera. El paragolpes cobra un gran protagonismo y obliga a que el portón del maletero sea alto, quizá demasiado alto, restando algo de practicidad en el acceso.
Interior fiel al espíritu galo
Pasando al interior nos encontramos con que el Renault Clio E-TECH sí, es un Renault Clio, pero no uno más. Si bien en el exterior no hay una diferenciación notable, en el interior sí.
Este Clio híbrido es un coche que digievoluciona (nótese la referencia al a franquicia infantil 'Digimon'). El puesto de conducción mantiene a grandes rasgos la estructura que ya conocíamos con un volante multifunción de tamaño generoso para un utilitario y aro grueso.
Tras él se alza un cuadro de mandos que es totalmente nuevo. A ambos lados tenemos los indicadores del nivel de batería y combustible, mientras que en el centro encontramos un nuevo cuadro de mandos digital de 7 pulgadas. Su resolución no está al nivel de las mejores del mercado, pero su visualización es agradable y muy práctica, mostrándonos en todo momento lo que está haciendo la mecánica y los indicadores de consumo y el resto de datos habituales.
En esta generación Renault ha optado por la sobriedad en el interior del Clio, utilizando muchas superficies planas. En la unidad que hemos probado se combinaba el negro de fondo en piezas duras con unas superficies tapizadas de blanco roto como contraste. Su tacto es correcto, los ajustes ligeramente mejorables y suponemos que con el uso estas molduras blancas serán muy susceptibles a ensuciarse y al desgaste.
En el centro del salpicadero se encuentra una gran pantalla táctil que emerge hasta una posición bastante elevada que se agradece y a través de la que manejaremos todo el sistema de infoentretenimiento y las funciones del coche. Sólo la climatización mantiene los botones físicos por debajo de esta pantalla.
La electrificación de un referente entre los compactos
Una vez a sus mandos buscamos nuestra posición idónea, nos abrochamos el cinturón, colocamos los espejos, arrancamos a golpe de botón y... ¡espera! Aquí no pasa nada. Bueno, pasar sí pasa, porque el Renault Clio E-TECH se ha arrancado, pero por defecto lo hace en modo eléctrico. Con el motor térmico parado.
Es el primer Clio que hace esto porque es el primer Clio híbrido de la historia. Un coche que estrena una mecanica híbrida HEV que hereda la tecnología que la firma del rombo ha ido acumulando durante años y, sobre todo, desde que sus motores se convirtieron en híbridos en la Fórmula 1 allá por 2014.
Desde entonces han registrado 150 patentes en competición relacionadas con la hibridación de los motores, y en conjunción con la experiencia en su gama ZE eléctrica han creado una motorización única en el mercado y que promete una elevada eficiencia.
Bajo la carrocería del Renault Clio se esconde un esquema híbrido, pero no uno más, sino uno que ha apostado por hacer las cosas de manera diferente combinando un motor térmico con dos motores eléctricos y una caja de cambios que no es una caja de cambios convencional precisamente.
El motor de combustión es un cuatro cilindros 1.6 de gasolina y aspiración natural que ofrece 90 CV al que se suman dos motores eléctricos: uno a la salida de la caja de cambios y un segundo HSG de alto voltaje y hasta 250 V que se sitúa en la parte superior. Los tres se unen a través de engranajes y pueden funcionar de manera independiente o conjuntamente, incluso los tres al mismo tiempo. Para hacer funcionar a todo el sistema se utiliza una batería de células facilitas por Hitachi cuya capacidad es de 1,2 kWh.
Por otro lado tenemos la caja de cambios inteligente sin sincronizadores. Se trata de una transmisión sin embrague que cuenta con un total de 15 relaciones: cinco para el motor térmico, tres para el modo 100% eléctrico y el resto son combinaciones de las anteriores, con la 15ª velocidad ajustada para funcionar con los tres motores empujando al mismo tiempo.
En la práctica esto se traduce en... acelerar y frenar, básicamente. A los mandos funciona como un coche híbrido automático tradicional, sin cambios, pero sí que encontramos algunas salvedades en el funcionamiento.
Salimos a rodar con el Clio y la caja de cambios se encarga constantemente de parametrizar el uso que se está haciendo del coche y utilizar la combinación más eficiente posible, primando el uso del modo eléctrico tanto como sea posible. De hecho en ciudad prácticamente todo el tiempo funciona en modo eléctrico, con un confort de marcha muy elevado.
En cuanto tenemos un poco de espacio disponible forzamos al conjunto y hundimos el pie en el acelerador. La contrapartida del Clio es una patada contundente e inmediata. Tiene unas cifras de 140 CV y 144 Nm de par motor, pero son unas cifras inmediatas con una respuesta envidiable gracias al funcionamiento de la innovadora transmisión que utiliza y de la pegada desde 0 rpm del motor eléctrico.
Una vez en marcha la caja de cambios se encarga de todo el trabajo y con los diagramas de flujo de energía podemos ver cómo funciona el sistema. De sólo eléctrico pasa a utilizar al motor como generador de electricidad, en retenciones recupera energía cinética y cuando le exigimos más potencia para un adelantamiento el motor térmico y los eléctricos empiezan a trabajar de manera asociada.
Sí es cierto que hay algunas peculiaridades. En las fases por carretera cuando el motor térmico no es necesario permanece apagado, y cuando es necesario el motor de alto voltaje se utiliza para revolucionar el motor y sincronizarlo con la caja de cambios. Ese proceso es un tanto estridente al oído y notamos un pequeño tirón en el momento que el motor se engrana con la caja de cambios.
Después de haber hecho un recorrido con mucho entorno urbano pero también con algo de carretera, el Clio E-TECH nos sorprendió por una buena eficiencia del conjunto, arrojando unas cifras de 3,7 litros a los 100 km y un consumo eléctrico de 7,1 kWh/100 km sin haber sido especialmente cuidadosos con el acelerador. Nada mal para un coche que engorda de los 1.042-1.189 kg de masa en vacío de las mecánicas diésel o gasolina hasta los 1.323 kg.
Renault Clio E-TECH: desde 21.500 euros
A nivel general el Clio E-TECH nos ha parecido una opción interesante gracias a una propuesta mecánica única a la que tras esta primera toma de contacto nos ha dado la impresión de se le puede sacar mucho partido adaptando el estilo de conducción a sus peculiaridades.
Tras realizar un puñado de kilómetros a sus mandos echamos en falta mandos físicos en su interior. La modernidad de los interiors no debería estar reñida con la funcionalidad ni con la seguridad. Para subir el volumen de la radio tendremos que hacer varias pulsaciones en la pantalla apartando la vista de la carretera. Por otro lado, los asientos no nos parecieron especialmente cómodos, con acolchados un tanto duros, superficies muy planas y poco a poyo lateral.
Con respecto a la habitabilidad, la adopción de la plataforma CMF-B de la alianza ha permitido al Renault Clio abrazar la hibridación sin tener que hacer grandes cambios, pero sobre todo sin perder habitabilidad. La batería se aloja bajo el maletero, por lo que no se pierde nada de espacio para los ocupantes pero sí tres litros de almacenamiento bajo el portón. Pasa de 318 a 300 litros (243 litros con la rueda de repuesto).
También nos pareció una buena propuesta por parte de Renault la elección de la estrategia de precio, con un precio de partida de 21.500 euros para la versión Intense y 22.500 euros para el acabado Zen, en ambos casos sin descuentos. Este precio supone una ofensiva seria de cara a conquistar a aquellos que buscan un coche híbrido con etiqueta ECO de la DGT, pues se sitúa entre los más asequibles.
Por ejemplo un Hyundai IONIQ híbrido arranca con un precio de 24.490 euros y el Kia Niro es un poco más asequible, partiendo de 22.540 euros. En ambos casos son coches con una propuesta similar al Renault Clio E-TECH, quizá un pequeño (muy pequeño) escalón por debajo en cuanto a acabados pero con un precio sensiblemente superior.
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