En los años 70 y 80, Renault creó o heredó varios modelos específicos para determinados mercados. En España tenemos el ejemplo de nuestro Renault Siete y en Estados Unidos los Renault Alliance, Encore, Medaillon y Premier (más tarde Eagle Premier). Obviamente, no son los únicos.
Aunque a este lado del charco sea casi un desconocido, el Renault Torino es todo un icono del automovilismo argentino. Fue Yvon Lavaud, el entonces presidente de IKA-Renault, quién apostó por un coche de creación argentina para el mercado local. Y estaba tan convencido de ello, que una vez el coche listo lo hizo participar en competición, con la ayuda de Juan Manuel Fangio, para que brillase. Y así fue.
IKA: Industrias Kaiser Argentina
El Torino gozaba de un verdadero éxito comercial y no se podía dejar su hueco de mercado desatendido. En los años 50, Argentina desea desarrollar su industria automotriz y lógicamente mira hacia los Estados Unidos para buscar allí un socio industrial. Kaiser acepta y crea en 1956 su filial argentina: Industrias Kaiser Argentina (IKA). Al principio, IKA fabrica las diferentes versiones del Jeep Willys, como el pick-up o el break, conocido como IKA Estanciera, pero pronto añade a la gama una berlina derivada del Kaiser Manhattan.
Mientras tanto, en Francia, Renault conoce un éxito espectacular con el Dauphine y la marca decide conquistar el mundo con su popular modelo. Lo intentan en Estados Unidos, pero también en Sudamérica. Para poder hacerlo firma un acuerdo comercial con IKA para la producción del Dauphine en Argentina en 1959. De este modo, Renault adquiere una participación minoritaria en IKA.
Renault entra en el capital de IKA
IKA fabrica entonces varios de modelos Renault en Argentina, como el Dauphine y el Ondine (1960-1979), el Frégate (1960) o el Renault 4 (1963-1987), pero al mismo tiempo, conserva una gama de corte estadounidense gracias a sus acuerdos con otra marca estadounidense: AMC Rambler. Mientras tanto IKA quiere desarrollar un modelo 100 % nacional.
Así, partiendo de la base de un Rambler American diseñado por Richard Teague, nace el IKA Torino en 1966. Éste posee un diseño original creado por Pininfarina y está disponible en carrocería berlina y cupé. El cupé es sin duda el más bonito, con su ausencia de pilar B y un aire único, cruce de estilo italiano y estadounidense.
En 1967, Renault refuerza su presencia en Argentina y compra la mayoría del capital de IKA. Ésta se convierte en IKA-Renault y recupera toda la gama IKA bajo la nueva marca. Los modelos que no eran Renault desaparecen progresivamente de la gama, como los Jeep Willys. Sin embargo, el Torino se mantiene en medio de los Renault 6 y Renault 12.
El éxito del Torino se debe al cariño que le tenía el público argentino y Renault había acertado al posicionarlo como modelo de gama alta. Y es que con su 6 cilindros en línea (primero de 3.0 litros y luego de 3.7 litros) estaba muy por encima de lo que podía ofrecer Renault con sus 4 cilindros.
El Torino tuvo clientes ilustres. Juan Manuel Fangio tuvo un Torino –y si Fangio tenía uno es que no debía ser mal coche-. Se dice que Leonid Brejnev y Fidel Castro también tuvieron un Torino (no iban a ir en Lada o en Moskvitch, no eran tontos). Si bien estos clientes VIP ayudaron a fortalecer su imagen de marca, el Ika-Renault Torino forjó su imagen de marca en competición, como muchos de los grandes coches de la historia.
Forjando su leyenda en competición
En 1969, IKA-Renault, bajo el impulso de Yvon Lavaud -el director general de IKA-Renault- y Juan Manuel Fangio, envían un equipo de tres coches, con tres pilotos por coche, y todo el equipo de mecánicos para competir en una de esas locuras que sólo se hacían en los años 50 y 60: una carrera de 84 horas celebrada en los dos bucles unidos del Nürburgring, Nord –un Südschliefe, formando así un circuito de 28 km de recorrido.
Los organizadores la llamaron “Le Marathon de la Route”. El nombre es en francés porque esa locura la organizaba el Automóvil Club de Lieja (Bélgica). Aunque también debía sonar más chic y así no asustar tanto a los equipos frente a la perspectiva de competir durante 3 días y medio sin parar. La carrera se celebró del 19 al 22 de agosto de 1969.
Juan Manuel Fangio estaba presente para aconsejar y dirigir los pilotos sobre lo complicado que era el Nürburgring. Y quién mejor que Fangio para enseñarles el Nürburgring. Allí, Juan Manuel Fangio batió 10 récords de vueltas el 4 de agosto de 1957 en el Gran Premio de Alemania al volante del Maserati 250F, ganando así su última carrera al mismo tiempo que su último título mundial de Formula 1.
Su hijo, Oscar Fangio, compartía el Torino número 1 con Luis Di Palma y Carmelo Galbato. El Torino se enfrentaba entonces a los mejores turismos de Europa –BMW 2002, Lancia Fulvia y Renault Gordini-, así como una inquietante cantidad de Datsun y Mazda. También había un Fiat 125 en la parrilla de salida con un tal Luca di Montezemolo a su volante.
Sólo puede quedar uno
A lo largo de los tres días y medio de carrera, el Nürburgring mostró su cara más caprichosa con tormentas, niebla, sol abrasador y cualquier inclemencia posible en el mes de agosto en el macizo del Eiffel. La carrera comenzó el martes y pronto la carrera fue cosa de los Lancia Fulvia y de los Torino.
El equipo Lancia perdió dos coches, pero IKA-Renault también. Finalmente, el viernes sólo quedaba en competición, por parte de IKA-Renault, el Torino número 3 pilotado por Eduardo Copello, Alberto “Larry” Rodriguez-Larreta y Oscar Mauricio Franco. El coche terminó la carrera habiendo recorrido 334 vueltas, el segundo clasificado, el Lancia número 38 terminó a dos vueltas del Torino número 3. Sin embargo, debido a una serie de penalizaciones acumuladas en la carrera, el Torino número 3 fue oficialmente relegado a la cuarta plaza.
Da igual, la gesta es digna de celebración igualmente. Al fin a y al cabo, el Torino y su equipo hicieron frente a lo mejor del automovilismo europeo, batiendo a Lancia, BMW, Alfa Romeo o Porsche en el circuito más duro de todos, el Nürburgring en su integralidad. Lógicamente, la “victoria” del Torino en Alemania tuvo una repercusión extraordinaria en Argentina.
En 1970, Renault adquiere la totalidad de IKA y la transformará en Renault Argentina en 1975. Mientras tanto, el Torino se siguió fabricando en Santa Isabel (Córdoba) y vendiendo como Renault Torino hasta 1982.
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