Probamos el Volkswagen T-Cross: un SUV compacto que aspira a ser premium con extra de sobriedad

El mercado de los coches está protagonizado por unas pocas tendencias claras. Una de ellas es la proliferación de los SUV como vehículos utilitarios, pero especialmente aquellos del segmento B, provocando que prácticamente todas las marcas se hayan metido en esta pugna.

Para hacer frente a algunos de los todopoderosos superventas que habitan esta parcela nació en Alemania el Volkswagen T-Cross, una apuesta sobria pero bien ejecutada por parte del gigante de la automoción. Un coche bien hecho, correcto y al mismo tiempo posicionado un paso por encima de su competencia.

Vokswagen T-Cross: la opción casi premium de los B-SUV

Actualmente el Volkswagen T-Cross es el SUV más pequeño de la casa alemana. Este B-SUV producido en Navarra comparte buena parte de la genética con el Volkswagen Polo, y por eso encontramos algo más que parecidos encerrados dentro de la carrocería de aspecto elevado y con una altura disponible mayor.

El frontal nos recuerda indudablemente al de la última generación del Polo, pero en el resto del coche encontramos más parecidos con la familia de SUV de Wolfsburgo. Así en la vista de perfil el T-Cross se asemeja a un Tiguan a escala, y en la zaga es donde más diferencias marca con unos grupos ópticos inéditos unidos con una franja horizontal buscando un toque de personalidad.

En todo el coche destacan las inserciones de plástico, tanto en los voluminosos paragolpes delanteros y traseros como en los pasos de rueda, además de unos remates de símil metálico, en un guiño hacia un mundo campero en el que pocas veces va a adentrar. La altura libre es de 184 mm, bastante escueta.

Pasando al interior, el pequeño T-Cross nos recibe con un habitáculo muy Volkswagen. En este acabado Advance (el intermedio) los colores son oscuros en todas las superficies. El gris se combina con el negro de manera discreta y se recurre a efectos visuales como el negro piano o algunos cromados en ciertos elementos del interior.

Todos los recubrimientos del interior son de plástico duro. Es cierto que sus acabados son buenos y los ajustes correctos, pero salvo una pequeña porción de las puertas, todo es plástico texturizado. A la vista cumple su función, pero al tacto no tanto.

El espacio interior es más que correcto. Las plazas delanteras son amplias y entre ellas se sitúa una pequeña guantera bastante profunda. En la parte delantera la consola central se yergue de manera casi vertical dejando un espacio generoso para dejar objetos bajo los mandos de la climatización. El número de botones es contenido además de bien estructurado y su funcionamiento es marca de la casa: muy agradable.

En la parte superior se integra una pantalla táctil de 8 pulgadas para el equipo de infoentretenimiento en el que si queremos contar con navegador GPS habrá que pagarlo aparte. Igual que con la plataforma de carga inalámbrica. Es compatible con Apple CarPlay y Android Auto.

El volante también nos resulta familiar de otros modelos de la marca, con tres radios y funciones agrupadas. Tras él un cuadro de mandos con dos grandes esferas analógicas y una pequeña pantalla digital para la información de viaje o ayudas a la conducción. El T-Cross puede montar el cuadro de mandos Digital Cockpit pero sólo como opción (de serie en el acabado Sport).

Un SUV agradable por motor, chasis y sensaciones

Sentados tras su volante dedicamos unos segundos a familiarizarnos con el puesto de conducción. Una vez colocados la visión general es buena gracias a una posición relativamente elevada y grandes superficies acristaladas. El pilar A es estrecho, interfiriendo poco con la visión en diagonal. Por el retrovisor central la visibilidad no es tan buena al tener una luneta bastante achatada por su parte inferior.

Arrancamos al menos de los SUV para comprobar por qué tiene tan buena acogida este segmento entre el público general y en primera instancia no notamos demasiadas diferencias. Aparte de un puesto de conducción más alto, el T-Cross se comporta de una manera muy parecida a un Polo, con un motor de gasolina bastante silencioso asociado a una caja de cambios automática DSG de doble embrague y siete velocidades.

Su funcionamiento es muy cómodo para moverse por ciudad, resultando casi imperceptible en las transiciones y suprimiendo el trabajo del pie izquierdo. Donde no es del todo suave es a la hora de maniobrar a baja velocidad, con algún que otro tirón que no supimos muy bien a qué atribuir exactamente.

A la hora de aparcar el T-Cross en este acabado no tiene cámara de marcha atrás ni perimetral, pero sí tiene sensores de aparcamiento tanto delante como detrás que nos ayudan a aparcar el coche sin ir al toque. El radio de giro es bueno y resulta un coche cómodo de maniobrar incluso en espacios bastante reducidos, resultando un coche relativamente ágil en entornos con poco espacio disponible o moviéndose entre el tráfico denso.

Sacando al Volkswagen T-Cross de la ciudad y buscando espacios más abiertos, en tramos de curvas no tardamos en encontrar esa respuesta típica de Volkswagen con un comportamiento neutro y confiable. La plataforma MQB A0 compartida con el Polo reluce a través de un chasis que se deja hacer y nos permite juguetear con el volante y con el cambio, aunque con ciertas salvedades.

En primer lugar, la dirección asistida resulta demasiado filtrada. La fuerza que hay que ejercer sobre el volante es mínima pero a cambio no nos ofrece apenas información de lo que ocurre bajo las ruedas delanteras. Por otro lado está el comportamiento dinámico y es que pese a que sólo es 95 kg más pesado que un Polo a igualdad de motores, la altura se nota y la carrocería tiende a oscilar más de lo deseado entre apoyos fuertes.

Las suspensiones tienen un tarado bastante confortable. Se ha primado la comodidad en el interior con una buena respuesta sobre firmes rotos o de cara a los numerosos resaltos de las ciudades antes que una buena respuesta dinámica. Así pues, es un coche agradable para viajar sobre cualquier asfalto porque filtra muy bien las irregularidades.

El motor es un tres cilindros 1.0 TSI de 115 CV en esta versión, la segunda opción más potente de la gama de gasolina. Es un bloque turboalimentado. En trayectos por vías rápidas la caja de cambios siempre buscará en el modo D aprovechar al máximo el par motor disponible para rebajar el consumo haciendo girar al propulsor muy bajo de vueltas. Ni aun así se es un propulsor que se queje.

Ahora bien, los 115 CV se nos quedan un poco cortos cuando queremos exigirle algo más. En el modo S de la caja de cambios o en manual se puede estirar con ganas, pero a pleno régimen nos sigue faltando un poco de chispa. Esto nos hará planear con antelación los adelantamientos en carreteras secundarias o jugar más de lo deseado con el cambio en busca de algo de adrenalina.

Las ayudas a la conducción de serie se resumen en el control de velocidad de crucero adaptativo, asistente de mantenimiento de carril y frenada automática de emergencia. El regulador de velocidad es útil y con el cambio automático tiene función de arranque y parada, pero el sistema de mantenimiento de carril nos resulta demasiado intrusivo y proyecta alertas innecesarias en ocasiones.

Un paso por encima en acabados y precio

El Volkswagen T-Cross sigue siendo un SUV que destaca por sus dimensiones contenidas para lo que se estila actualmente en el mercado, pero al mismo tiempo dentro de su categoría es de los coches más grandes con unas cotas de 4,1 metros de largo por 1,78 de ancho y 1,55 de alto.

Las plazas traseras cuentan con un espacio bastante generoso donde pueden viajar hasta cinco adultos. Además también permite la regulación longitudinal en hasta 14 cm, variando la buena capacidad del maletero entre 355 y 455 litros. El único pero del maletero (de doble fondo) es que la altura del plano de carga es quizá demasiado elevada para cargar objetos pesados.

El Volkswagen T-Cross se encuadra dentro de la parte alta de la pirámide de los B-SUV, con un precio de partida de 18.990 euros para el acabado Edition con el motor 1.0 TSI de 95 CV. El precio de la unidad que hemos probado asciende a 22.995 euros con el acabado y motor intermedios.

Si miramos al T-Cross desde el prisma de su competencia directa nos encontramos con coches como el Citroën C3 Aircross, DS 3 Crossback, Ford EcoSport, KIA Stonic, Hyundai Kona, Peugeot 2008, Renault Captur o SEAT Arona, a falta de la llegada del nuevo Nissan Juke. En líneas generales es un coche con dimensiones algo mayores, interiores mejor acabados y un precio más elevado, pero quizá al mismo tiempo sea el más sobrio de todos y eso puede resultar en cierta falta de personalidad de cara al cliente final.

En lo referente al consumo, este 1.0 TSI de gasolina tiene una doble personalidad. Si somos cuidadosos con el pedal derecho podremos hacer cifras de consumo razonables, pero si circulamos habitualmente por vías rápidas, exigimos aceleración y buscamos la máxima potencia para acometer adelantamientos le entra sed. Después de unos 600 km realizando usos de todo tipo el T-Cross arrojó una media de 7,4 litros a los 100 km.

En cualquier caso, el de los B-SUV es uno de los segmentos más competidos del mercado. La proliferación de este tipo de carrocerías es una constante que salta a la vista con sólo salir a la calle. Volkswagen ha hecho su apuesta con su inequívoca receta alemana: diseños sobrios, mecánicas ajustadas y acabados correctos.

Su posicionamiento está ligeramente por encima del resto y sólo por eso ya tiene garantizada una cartera de clientes. Ahora bien, es un coche que nos resulta un tanto sencillo para su precio. Con casi 23.000 euros de tarifa no incluye ni cámaras, ni navegador, ni apertura/arranque sin llave, ni apertura eléctrica del maletero como elementos de equipamiento que sí podemos encontrar entre su competencia directa.

Volkswagen T-Cross - Valoración

.6

Diseño exterior 7
Diseño interior 6
Calidad 7
Habitabilidad 7
Maletero 8
Motor 6
Seguridad 7
Comportamiento 6
Comodidad 6
Precio 6

A favor

  • Comportamiento neutro
  • Buen espacio interior
  • Capacidad de carga
  • Regulación banqueta trasera

En contra

  • Demasiado plástico duro en el interior
  • Plano de carga alto
  • Estética sobria
  • Precio elevado

Volkswagen T-Cross - Ficha técnica

Versión probada   T-Cross 1.0 TSI Advance
Cilindrada999 cm³ Tipo de tracciónDelantera
Bloque motorTres cilindros en línea CombustibleGasolina
Potencia 116 CV a 5.500 rpm Capacidad del depósito40 litros
Par motor200 Nm a 2.000 – 3.500 rpm Consumo urbano7,9 l/100 km
Masa en vacío1.270 kg Consumo extraurbano5,6 l/100 km
Velocidad máxima193 km/h Consumo combinado6,1 l/100 km
Aceleración 0-100 km/h10,2 segundos  Capacidad maletero355-455 litros
TransmisiónAutomática Precio22.995 euros

El coche para esta prueba ha sido prestado por Volkswagen. El servicio de fotografía ha corrido a cargo de Two_Sides. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.

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