Para terminar con el repaso a los modelos Lexus Hybrid Drive hablaremos del Lexus LS 600h, el buque insignia de la marca. Para hacerlo más interesante, es la versión de batalla larga con máximo nivel de lujo (LS 600hL President), y lo analizaremos desde el punto de vista del conductor y del pasajero, lo merece. Se trata de una berlina de lujo con un motor gasolina 5.0 V8 de 394 CV y un motor eléctrico de 224 CV, combinando ambos alcanzan los 445 caballos de potencia.
El consumo mixto homologado es de 9,3 litros a los 100, relativamente reducido para tratarse de un coche tan potente y con un peso de más de 2.200 kilos. Su rendimiento eclipsa a sus rivales gasolina y diesel de potencias similares, y sus emisiones contaminantes son bajas en todos los aspectos (se considera SULEV): CO2, NOx, HC y partículas en suspensión. Sólo el BMW 745d puede “toserle” un poco, con -0,3 l/100 Km (combustible más caro) y 110 CV menos.
Los ingenieros de Lexus decidieron que lo más razonable para tanta potencia era usar una transmisión 4×4 permanente, con un diferencial central de tipo Torsen (40% delante, 60% atrás), no pierde tracción ni acelerando sobre fino barro en asfalto. La suspensión utilizada es Multilink en las cuatro ruedas, con barras estabilizadoras que pueden ser activas. El radio de giro es 5,7 metros, 5,9 en el caso de la versión larga, es bastante maniobrable.
El Lexus LS 600h acelera de 0 a 100 en 6,3 segundos, y recupera de 80 a 120 en 4,3 segundos, una cifra muy difícil de alcanzar con más de 2 toneladas. Teniendo en cuenta la linealidad de su motor y transmisión, la sensación de aceleración se parece más a un videojuego que a conducir un coche normal. Parece que no, pero pisando el acelerador a fondo el coche acelera muy muy rápido. La punta está limitada a 250 Km/h.
Rodando por autopista a velocidad de crucero, el silencio es abrumador. El potente motor V8 sólo se oye en fases de aceleración o cuando forzamos reducciones con el “cambio secuencial”. El aislamiento acústico es tan bueno que cuando cerramos el techo solar o las ventanillas, se echan de menos decibelios. Si el silencio nos sobrepasa, tenemos un sistema de sonido 5.1 de alta calidad firmado por Mark Levinson.
Ante la evidente pregunta de cuánto consume, a ritmo relajado es cierto que gasta menos de 10 litros/100 Km, “poco” para el tipo de coche que es. En conducción rápida, no es descabellado irse a medias de 20 litros, pero ¿acaso esperaba alguien que con 2 toneladas y un V8 de 5 litros gastase poco? Yo no. De todas formas, son condiciones muy poco realistas.
El consumo es muy dependiente del tipo de conducción que se realiza. Las gráficas nos hablaron de momentos en que el LS 600h consumía como un Prius, y el mejor competidor V8 o V12 diesel sólo consigue eso circulando a 1 metro de un camión, cuesta abajo y a 90 Km/h. Habría que ver qué resultado da en una prueba como la del Audi A8 TDI de Top Gear.
Cuando se exige mucho al coche, la batería baja de carga pero no conseguimos agotarla. De tranquis casi conseguimos llenarla. En tramos en los que hay un mínimo de pendiente descendente, los consumos pasan a ser pírricos. Con la potencia del motor eléctrico, es suficiente para mantener la velocidad en algunas circunstancias, a más carga, más asistencia.
Además, el LS 600h es el único híbrido Lexus que permite elegir el modo 100% eléctrico en ciudad, para que los Yakuza se paseen silenciosamente por los parkings o puertos en la noche. En estas condiciones, silencio 100%, consumo 0. Autonomía… poca, centenares de metros o un par de Km a no más de 40 Km/h o empieza a avisarnos que va a arrancar el motor V8.
Cuenta con tres modos de suspensión: Confort, Normal y Sport, que se pueden cambiar instantáneamente durante la marcha en el botón situado entre los asientos delanteros. Probamos el modo Confort en autopista y el Sport en carreteras secundarias sinuosas, y la adaptación al tipo de carretera es perfecto. La trazada de curvas era también “de videojuego”, a pesar de su longitud (lógicamente es un poco menos ágil que el corto).
La sensación en conducción deportiva no es la de estar conduciendo una berlina de 2 toneladas, y la forma en la que se agarra es sorprendente, hace que en algunos momentos te olvides que el coche está sometido a leyes físicas inalterables. Pese a calzar unas 245/45 R19, se viaja más cómodo que en un avión en clase Business.
No tiene tendencias claras al sobreviraje ni subviraje, y ese día no estaban las cosas como para ir al límite, ya permitía ir bastante deprisa. La dirección es eléctrica, pero la asistencia es inteligente, con lo que no se echa de menos nada, ni dureza, ni precisión. Los frenos, aunque son regenerativos, no son diferentes a los de toda la vida a efectos de tacto. Frenando suave, las pastillas no se usan.
Incluso con un firme abundantemente mojado, el Lexus LS 600h demostró que puede tanto con la conducción más cómoda como la de alto rendimiento, aunque no siempre acelera igual y hay mínimo retardo en ir a tope de potencia. He de decir que desconocemos si nuestra unidad tenía las estabilizadoras activas. Pero toda esta manada de caballos no es potencia sin control, el coche siempre vela por nosotros.
En Motorpasión | Lexus LS 600h, el placer de viajar con chofer (parte 2)