Probamos el Porsche 911 GT3 Touring: el coche de carreras que me compraría para circular en carretera sin dar el cante

Nota de Motorpasión

Hace 25 años en el Salón del Automóvil de Ginebra en marzo de 1999, Porsche presentó una máquina espectacular, el Porsche 911 GT3. Se trata de la versión que ha llevado al mítico 911 más cerca que nunca del mundo de la competición, siguiendo una línea iniciada por los Carrera RS. Su gigantesco alerón trasero fijo ha marcado el estilo de los GT3 desde sus orígenes hasta nuestros días, hasta que hace unos años, con la generación 991 hicieron algo mágico: poner en el mercado del Porsche 911 GT3 Touring un que encarna como ninguno aquello de 'lobo con piel de cordero'. Un GT3 que no parece un GT3 a simple vista. Lo hemos probado en su última evolución y te contamos qué se siente al conducirlo.

Sobre el papel, el Porsche 911 GT3 Touring 2024 es una máquina diseñada para quienes buscan la esencia más pura de la conducción deportiva, sin comprometer la comodidad y discreción para el uso diario. Tomando como base la legendaria plataforma del 911 GT3, con quien comparte todo a nivel mecánico, el Touring ofrece un enfoque más discreto, refinado y estilísticamente sutil, sin sacrificar por ello el rendimiento y las prestaciones que caracterizan a la gama GT3.

Diseño exterior: el minimalismo elegante

El 911 GT3 Touring se distingue por la ausencia del enorme alerón fijo que caracteriza al GT3 estándar. En su lugar, cuenta con un alerón retráctil como en los modelos Carrera, el cual se despliega automáticamente al superar los 120 km/h y vuelve a esconderse al bajar de 80 km/h. Eso le permite mantener una estética más limpia y clásica, que dependiendo de la configuración en cuanto a colores, llantas y elementos opcionales, podría hacerle pasar por un simple 911 Carrera a ojos de cualquier profano.

En la parte delantera, el 911 GT3 Touring mantiene el mismo diseño agresivo del GT3, con una gran entrada de aire en la parte central inferior del faldón delantero, que optimizan el flujo hacia los radiadores y frenos. Estas aberturas no solo mejoran la refrigeración, sino que también contribuyen al carácter dinámico del coche, permitiendo que se adhiera al asfalto incluso generando carga aerodinámica.

En el caso de las versiones Touring, la toma de aire principal va pintada en el color de la carrocería, algo que le diferencia del GT3 convencional. En el caso de la unidad que probamos, el color de carrocería y de este elemento es el Plata GT, un color muy especial que se creó para el mítico Posche Carrera GT y que luego se incorporó a la paleta de colores disponibles para otros modelos de la marca.

Como cualquier otro GT3, el Touring monta llantas de 20 pulgadas en el eje delantero y de 21 pulgadas en el trasero, que en este caso iban pintadas en color negro. Esta combinación hacía que resaltasen especialmente las pinzas de freno, que en esta unidad eran las de serie con discos de hierro y no los carbono cerámicos opcionales pensados para quienes vayan a darle un uso más deportivo al coche.

Su altura al suelo rebajada y el discreto paquete aerodinámico hacen de él un coche con un aspecto brutal

Sin el alerón fijo de doble brazo con forma de cuello de cisne que marca el estilo de sus hermanos más circuiteros, el 911 GT3 Touring apuesta por una imagen más clásica y refinada, con una zaga que sí mantiene los dos tubos de escape en posición central. El difusor trasero es el mismo de las versiones convencionales, un elemento clave para conseguir la máxima eficiencia aerodinámica.

Lógicamente el abanico de opciones que ofrece Porsche para personalizar el coche es casi infinito. En esta unidad también encontramos la franja con las letras Porsche en la parte inferior de las puertas, que es vinilo, y las carcasas de los espejos retrovisores en fibra de carbono.

Interior: simplicidad y lujo deportivo para dos

Al entrar en el 911 GT3 Touring, el conductor es recibido por un habitáculo que combina deportividad y lujo con un enfoque bastante funcional. En el caso de esta unidad, el paquete de molduras de fibra de carbono le da el toque racing, ya que se ha buscado la practicidad y su conveniencia para el uso diario.

Por eso encontramos los asientos deportivos con ajustes eléctricos y no los backet opcionales de carbono. Me parecen unos asientos muy acertados para quienes busquen la comodidad para el uso diario y el soporte necesario para la conducción deportiva, pero sin pasarse. Además, me encanta que los laterales vayan forrados en piel y la parte central se mantenga en tela.

Como buen GT3, estamos ante un coche biplaza. No hay opción de equiparlo con los pequeños asientos traseros que ahora son opcionales en los 911 Carrera, siempre es biplaza.

El corazón del GT3 Touring: 4.0 atmosférico

En cuanto a las entrañas mecánicas, el 911 GT3 Touring 2024 cuenta con el mismo motor atmosférico bóxer de 4.0 litros y seis cilindros que en el GT3 estándar. Este motor desarrolla una potencia de 510 caballos y puede girar a unas impresionantes 9.000 RPM, lo que garantiza una experiencia de conducción extremadamente visceral.

Porsche ofrece el GT3 Touring con una transmisión manual de seis velocidades o una transmisión automática PDK de doble embrague de siete velocidades. Para los puristas, la caja manual es la opción predilecta, permitiendo un mayor control y una conexión más directa con la máquina, pero la caja PDK, que es la que montaba esta unidad, ofrece cambios de marcha ultrarrápidos y una conducción más cómoda para el día a día e incluso para viajar.

Entre las novedades que llegaron con la generación 992 del GT3, está el sistema de suspensión con doble brazo en el eje delantero. Es un tipo de suspensión que está basado en la que utilizaban los Porsche RS Spyder que compitieron en LMP2 en 2005 y que también montó el 911 RSR que ganó en su categoría en las 24 Horas de Le Mans de 2017, un sistema que ha jubilado al probado esquema MacPherson que equipaban estos coches hasta ahora.

Con estas nuevas suspensiones se mejora significativamente la precisión en las curvas y el feedback que el conductor recibe del asfalto, pero también supone un importante handicap porque el coche va tan duro que ya no es todo lo utilizable en el día a día que era la generación anterior. Incluso viajando, sientes demasiado en tus carnes las irregularidades de las carreteras, que hoy en día son muchas, y eso le penaliza.

Al volante de un coche que te hace sentir vivo

Cuando probé en octubre de 2021 el 911 GT3 convencional me quedé enamorado de su comportamiento dinámico. Es un coche con un concepto único ya que el paso de los años no lo ha corrompido: motor de alta cilindrada atmosférico, peso contenido (1.480 kilos), con propulsión y una conexión entre la mecánica y el conductor que lo hace muy especial.

Todo ello se mantiene en esta versión Touring que hoy nos ocupa, un coche igual de pasional que su hermano de alerón fijo, pero con un punto de discreción que muchas veces se agradece.

El pasado mes de agosto tuve ocasión de viajar con él entre Madrid y Vigo, y tengo que decir que incluso en estos menesteres, que no son para los que ha sido creado, el 911 GT3 Touring cumple más que de sobra. La configuración de esta unidad con los asientos deportivos y la caja de cambios PDK de 7 velocidades ayuda a que brille en este sentido.


Las prestaciones hablan por sí solas: 0 a 100 km/h en 3,4 segundos y velocidad máxima de 318 km/h

En autopista no se percibe como un coche radical por el tarado de suspensiones, aunque sí es cierto que es bastante más seco que los 911 Carrera convencionales. Este es menos gran turismo y más coche de carreras, pero sin llegar a ser alarmante.

Se nota su menor aislamiento acústico, ya que se ha prescindido de casi todos los elementos que separan carrocería de chasis y partes mecánicas, con el objetivo de que la experiencia de conducción sea más pura y sensorial. Eso lleva a que en ocasiones, especialmente en esos tramos de carretera en los que el asfalto es más rugoso, la sonoridad en el interior sea muy alta.

Es lógico que así sea porque no olvidemos que en el eje posterior las ruedas tienen 315 de sección, y su contacto con estos asfaltos se hace notar de forma evidente dentro, aunque sin llegar a impedir que puedas mantener una conversación con el copiloto en tono normal.

También gracias a ese menor aislamiento del habitáculo, el sonido del motor atmosférico lo podemos percibir con más alegría, y os aseguro que es algo glorioso y que pone los pelos de punta cada vez que lo escuchas. Pero eso ocurre más en carreteras de montaña que en autopista, donde apenas superarás las 2.000 RPM o irás a la cárcel.

Lo mejor de todo, es que con los desarrollos largos de la caja de cambios PDK de siete velocidades, podrás mantener los consumos viajando a ritmo legal por autopista o autovía por debajo de los 12 l/100 km, lo cual es irrisorio para un coche de su nivel con 510 CV de potencia.

Las curvas, benditas curvas

Sin duda, el que se compra un GT3 Touring o convencional, no lo hace para utilizarlo únicamente en viajes o uso diario. Este coche pide a gritos curvas, carreteras de montaña o incluso entrar en circuito con cierta frecuencia. ¿Cómo lo pide? Pues a través de la conexión única que crea entre máquina y humano.

Es sin duda el coche de su segmento que mejor conecta a quien lo conduce con la mecánica, gracias a la suma de muchos elementos. Por un lado la dirección es un punto destacado del coche. Con una respuesta rápida y precisa, el conductor siempre tiene la sensación de estar completamente conectado a la carretera.

Pese a tener un tarado de su dureza un 10% más suave que en la generación anterior, es una de las pocas direcciones entre los de su segmento que no varía su dureza en función del modo de conducción elegido.

Siempre se mantiene estable, y eso unido a que el volante es totalmente redondo y que tiene el aro tiene el grosor adecuado, hacen que sea coser y cantar meterlo en las curvas con un nivel de precisión inaudito. De hecho, es increíble cómo ha mejorado en este sentido este GT3 respecto a otros 911 anteriores.

En este parece que no hay límite a la hora de entrar en las curvas, ya que puedes entrar todo lo rápido que desees que el coche siempre cumplirá con lo que le pidas a base de giro de volante. No hay ningún tipo de subviraje, simplemente no existe.

A la salida de las curvas, es maravilloso pisar a fondo el acelerador y sentir cómo el motor sube de forma progresiva hasta alcanzar la zona de altas revoluciones. Mientras lo hace, el 4.0 litros ruge con una nota metálica única que emociona al conductor.

Hasta las 8.000 RPM, el coche nos va deleitando con su melodía contundente y resonante, pero es en el tramo entre las 8.000 y las 9.000 cuando la melodía alcanza un grado de agudeza que emociona como ningún otro coche es capaz de emocionar. Bueno sí, sus hermanos los 718 GT4 RS y 718 Spyder RS, pero porque comparten corazón con esta bestia.

Basta con acariciar la leva derecha del cambio para que suba una marcha, y el juego vuelve a empezar. Pero lo mejor es que bajar de marchas también es coser y cantar y se convierte en otro juego casi tan adictivo como subirlo de vueltas.

La caja de cambios PDK de 7 velocidades funciona a las mil maravillas, permitiendo hacer las reducciones que queramos por muy locas que sean. Lo permite absolutamente todo, y eso es algo que muy pocos coches pueden decir hoy en día.

Llegas fuerte a la curva, frenas con contundencia y empiezas a bajar una a una las siete marchas. La caja de cambios se encarga de hacer el doble embrague para que cada marcha entre en el rango óptimo y al mismo tiempo nos deleita con un sonido absolutamente embriagador.

Uno se cree piloto conduciendo este coche porque todo lo hace bien y todo lo hace fácil. Y lo mejor de todo es que a la salida de las curvas, la respuesta es contundente pero en su justa medida. Puede que para algunos esos 510 CV no parezcan demasiados teniendo en cuenta las cifras de potencia de algunos deportivos actuales, pero os aseguro que es la justa y necesaria para que el coche se mueva en equilibrio y que no tengas la sensación en ningún momento de que va pasado de potencia.

Conclusión del Porsche 911 GT3 Touring

Porsche sabe darle como nadie una personalidad y un espíritu único a cada una de las múltiples versiones del Porsche 911, pero sin duda en el caso del GT3 Touring estamos ante una de las más especiales. Un coche que emociona cada vez que lo conduces, porque está diseñado para ofrecer sensaciones únicas que, hasta su llegada, solo podrías encontrar en coches de carreras.

Además lo hace encarnando a la perfección aquello de ‘lobo con piel de cordero’, ya que al carecer del alerón posterior, alcanza un punto de discreción que a mucha gente encandila. Su precio estaba fijado en 222.000 euros, aunque en breve recibirá una puesta al día con la llegada de la generación 992.2 que tal vez haga que su precio cambie.

Mientras llega esa nueva versión muchos puristas se preguntan su  supondrá que el Porsche 911 GT3 se hibride como ha ocurrido con los 911 GTS T-Hybrid. Yo apuesto a que no, a que se mantendrá fiel al concepto original, pero lo sabremos en solo unas horas.

Fotografía | Álex Álvarez - RouteEtCircuit

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