El Opel Mokka de nueva generación es posiblemente el modelo más importante para la marca alemana en los últimos años. Este B-SUV está disponible con motores de gasolina, diésel y por primera vez en un Opel con versión 100% eléctrica desde su lanzamiento. Lo hemos conducido y estas son nuestras primeras impresiones al volante.
El Opel Mokka pretende marcar un antes y un después en la marca Opel. No es para menos, ya que de la primera generación del modelo con el que comparte nombre, se vendieron ni más ni menos que un millón de unidades desde el año 2012.
Por eso, cuando el Mokka cesó su fabricación a finales de 2019, dejó un gran agujero en la gama de producto de Opel. Ese agujero es el que pretende tapar esta nueva generación que, sin duda, tanto por diseño como por planteamiento, llega con un argumentos para suponer el inicio de una nueva etapa en Opel.
Mismo coche, tres tipos de energías
El nuevo Opel Mokka está fabricado sobre la plataforma del Grupo PSA CMP-Multienergía, la cual como ya hemos visto en otros modelos del grupo como el Peugeot 2008, el Citroën C4 o el propio Opel Corsa, permite elegir entre motorizaciones de gasolina, diésel o puramente eléctricos son apenas variaciones.
Su diseño es muy llamativo. Se trata de un SUV compacto, con 4,15 metros de largo y una carrocería de formas muy peculiares, con gran personalidad lo veas por donde lo veas.
Opel dice que el frontal, marcado por una sección horizontal que hace de falsa parrilla en color negro uniendo ambos grupos ópticos delanteros, está inspirado en el Opel Manta de primera generación, que también tenía una sección negra horizontal con mucha presencia.
Por lo demás, lo que encontramos es un coche de aspecto robusto y compacto, con unos pasos de rueda grandes y muy marcados, de líneas limpias y trazos fluidos que pretende destacar entre el tráfico urbano como hacía tiempo que no lo conseguía un Opel.
Para ello cuenta con infinidad de opciones cromáticas, y capacidad para personalizarlo a tu gusto con carrocería bicolor o llantas con detalles en contraste con el color de la carrocería.
En la parte posterior las ópticas destacan por su forma horizontal, lo cual unido al nombre del modelo dispuesto con letras separadas por todo lo ancho de la tapa del maletero, hace que se vea como un coche muy ancho y robusto sobre el asfalto.
La línea del techo queda bien definida y separada del resto de la carrocería por un perfil que la separa y que impide mezclar ambos colores, el de la carrocería y el del techo.
Interior minimalista y digitalizado
Si nos vamos al interior, nos encontramos con un habitáculo con capacidad para cinco personas. El diseño está marcado por un minimalismo racional, ya que desde el puesto de conducción lo que tienes delante son las pantallas del Opel Pure Panel, disponible en todas las versiones, incluso las de los acabados más bajos.
La pantalla que se sitúa tras el volante es de 12 pulgadas, mientras que la que va en posición central tiene 10 pulgadas y es donde se integra todo el infotainment.
Acertadamente han dejado fuera de esa pantalla los mandos de climatización, que son físicos con roscas y botones reales un poco más abajo. También incorpora algunos mandos físicos de acceso directo a las funciones más comunes, así como un mando giratorio para subir o bajar el volumen del equipo de audio.
Muchas molduras en negro piano, simpleza de mandos para seleccionar las funciones P, D, N y R del cambio automático y muchas opciones interesantes para un coche de su tamaño y precio, como el volante calefactable (solo disponible en las versiones sin levas del cambio) o los asientos con masaje completan la oferta del nuevo Opel Mokka.
Estará a la venta con cuatro niveles de acabado, siendo el GS Line el de corte más deportivo y el Ultimate el más elegante, que incluye llantas de 18 pulgadas y tapicería en alcántara de serie.
En marcha con el nuevo Opel Mokka
Tuvimos ocasión de ponernos al volante del nuevo Opel Mokka para una primera y breve toma de contacto, que sirvió para hacernos una idea de cuáles son sus principales atributos.
Lo primero que destaca, especialmente como es lógico en la versión eléctrica, es el silencio y la calidad de marcha. Es sin duda uno de los aspectos en los que más se ha trabajado, y consigue un fantástico resultado tanto en las versiones térmicas como en el eléctrico, en el cual es más importante que en cualquier otro.
El habitáculo está muy bien aislado del resto del vehículo, haciendo que el ruido interior sea muy limitado, tanto que incluso en las unidades de pruebas que venían equipadas con neumáticos de invierno que como sabemos tienen una mayor rumorosidad por su alto número de laminillas para mejorar el agarre, no se apreciaba un sonido de rodadura alto.
La dirección tiene muy buen tacto, con funcionamiento directo y preciso que hace que el coche se note dinámicamente mucho más ágil que el antiguo Mokka, sobre el que además de cambiar por completo la base y el chasis, se reduce el peso en 120 kilos.
En ciudad es un coche agradable de conducir, y saliendo más allá de los límites urbanos se aprecia un producto robusto que no rechaza los viajes en carretera a pesar de su tamaño.
Y ese es precisamente uno de sus puntos a favor, ya que aunque se enmarca en el segmento B-SUV, no se percibe como un SUV en casi ningún aspecto, sino más bien parece una berlina porque no inclina en las curvas y porque ofrece muy buen aplomo sobre el asfalto.
Principales conclusiones con el Opel Mokka
Aunque la prueba dinámica solo ha servido como primera toma de contacto con el nuevo Opel Mokka, ha sido suficiente para corroborar un aspecto. Este coche nada tiene que ver con su antecesor más allá del nombre.
Por diseño es radicalmente diferente, tiene personalidad y atrae muchas miradas como pudimos comprobar circulando con él por la Gran Vía de Madrid. No había semáforo en el que estuviésemos parados y algún viandante no se girara para verlo e incluso a hacerle fotos con el teléfono móvil.
Por otro lado, a nivel dinámico estamos también ante un coche que representa el día y la noche respecto al anterior Mokka. Ha dicho adiós a ese carácter aletargado, pesado y poco dinámico y ahora es un coche aplomado pero ágil al mismo tiempo.
Está listo para insuflar aire a Opel, que tiene muchas esperanzas puestas en él.
Precios del Opel Mokka
El nuevo Opel Mokka está disponible desde 21.824 euros que es el precio de la versión de gasolina 1.2 Turbo de 100 caballos. El diésel 1.5 de 110 caballos por su parte cuesta 22.500 euros, mientras que el Mokka e 100% eléctrico parte de los 35.400 euros de precio tarifa.
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