"¿Sabes qué? Retiro lo dicho. Ya me gustan los MINI", respondió una amiga que jamás ha sido de pelis de vampiros ni canciones cursis —mucho menos de coches bonitos— mientras veía cómo cambiaba de color el aro del salpicadero. El MINI John Cooper Works parece un coche de juguete, y el espectáculo de luces del habitáculo es digno de un show de Disney, pero... hombre, uno no se compra estos coches para eso. No siempre.
Finalmente le dije que no fuera superficial, que lo encantador del MINI John Cooper Works lo lleva dentro. ¿Nadie mirando? ¿Una carretera vacía? Pie derecho a fondo. ¿Qué hace tan emocionante al coche más deportivo de MINI? ¿En verdad es el amo y señor del go-kart feeling o sólo es un deportivo hatchback más, pero con muchas luces que cambian de color? Lo hemos conducido durante una semana para comprobarlo.
Anda, acércate más...
Míralo con detenimiento. Puesto frente a un MINI Cooper S, el John Cooper Works no es muy diferente, pero hay suficientes elementos como para entender que no se trata de cualquier MINI. Su gracia está en los detalles, como un nuevo juego de llantas, emblemas John Cooper Works por aquí y por allá, un difusor específico para esta versión y un parachoques que incluye nuevas tomas de aire —algunas simuladas, otras reales— para enfriar el motor de 2.0 litros TwinPower Turbo que lleva bajo el capó.
Pulsamos el estético botón de Start Engine y el corazón del John Cooper Works cobra vida. Este tetracilíndrico es el culpable de que el coche suene mejor que más de la mitad de tu colección de música —más que 83%, en mi caso. Que sí, lo puedes pedir con altavoces Harman Kardon para creer que tu artista te está cantando al oído, pero el mejor complemento para un buen viaje en carretera es el propio sonido del escape.
También puede llevarse con cambio manual, pero el automático está muy bien resuelto. Sólo los más puristas lo pedirán con un tercer pedal.
Ahí, cada euro extra cobra sentido. Es apenas 45 kg más pesado que un Cooper S, pero hay una ganancia de 39 CV y 45 Nm, que sobre el asfalto se traducen en una aceleración de 0 a 100 km/h en 6,1 segundos —0,6 más rápido. Además, sus 320 Nm de par están disponibles a prácticamente cualquier rango de revoluciones —entre 1.250 y 4.800 Nm— y la transmisión no permite que la aguja del tacómetro descanse.
En palabras más simples, el John Cooper Works es una bomba. Hundir el pie en el acelerador es sinónimo de irse de espaldas hacia el asiento —que por su diseño deportivo ofrece muy buen apoyo en curvas. La transmisión es rápida y sensible a las más sutiles exigencias del conductor, mismos adjetivos que podemos utilizar para la dirección que, pese a ser asistida electrónicamente, transmite una buena cantidad de información. Vamos, que si pisas la hoja de un árbol, casi te enteras.
Como todo MINI —o BMW—, el John Cooper Works ofrece tres modos de conducción. Pasamos del modo Sport al modo Eco, y ahora la transmisión realiza los cambios a bajas revoluciones, la dirección se vuelve más ligera y el acelerador menos explosivo. ¿Divertido todavía? Mucho, pero con las riendas puestas para soportar el tráfico denso de la ciudad. Aún así, la constante en los modos Eco, MID y Sport es la suspensión es firme, que si no has conducido un deportivo antes, quizá termines con algunos dolores de espalda, sobre todo si frecuentas caminos maltratados.
Al final, el John Cooper Works es mucho de lo que promete. Ese go-kart feeling que la marca presume no está lejos de la realidad. La firmeza de la suspensión, aunado a las sensaciones al volante y la explosiva respuesta del acelerador consiguen que el MINI se mueva como si fuera sobre raíles, sin temor a entrar rápido a las curvas o a que sus neumáticos rechinen sobre el asfalto. Es un deportivo hecho y derecho que maneja de maravilla las transferencias de peso y se vale de su ligereza para guiñar el ojo al coche de adelante y pedir con una sonrisa traviesa que lo deje pasar.
El habitáculo es tan emotivo como innovador
MINI es de esos fabricantes que han acertado a la hora de mezclar un concepto retro con las tecnologías del siglo XXI. Por un lado tenemos instrumentos redondos y botones al estilo de los MINI de los años 60; por el otro, el sistema MINI Connect con navegador, conexión para móviles, acceso a Internet y una amplia lista de menús para saber qué pasa con el coche a nivel mecánico y electrónico. Sumamos techo panorámico, iluminación ambiental, head-up display y listo, queda poco lugar para reproches, al menos a nivel equipamiento.
Pese a su diseño emotivo, la ergonomía está muy bien resuelta al interior del John Cooper Works. Los botones del volante, los del Start & Stop, del aire acondicionado, de las luces de lectura y del techo corredizo son fáciles de ubicar, mientras que la lectura de información está garantizada por el head-up display.
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas. Si al comportamiento y equipamiento del John Cooper Works ha sido difícil encontrarle un área de oportunidad, al habitáculo hay un par de puntos que le mejoraríamos, uno de ellos es la calidad de los ensambles. No es mala, pero al tratarse de un coche de aires premium que además goza de una suspensión muy firme, creemos que algunas uniones deberían ser más sólidas para evitar algunos de los ruidos provenientes del salpicadero.
En segundo lugar, el espacio en la banqueta trasera. Vale, es un MINI y entendemos que su propósito no es ser un vehículo familiar, pero quien sea que viaje en los asientos traseros del John Cooper Works, deberá ser por poco tiempo porque el espacio para piernas y cabeza es bastante limitado.
Ligero, con motor turbo, corre mucho
Con esa frase, mi compañero Héctor terminó su prueba del MINI John Cooper Works GP, y yo la reciclo para darme cuenta lo mucho que ha evolucionado este modelo. No es más ligero que el GP, pero sí más rápido y potente. El nuevo John Cooper Works es un coche que puede ser tan emocionante como la física lo permita, y tan fácil de llevar que las asistencias sólo están para no liarla parda, porque tampoco se entrometen demasiado.
No es barato, ¿qué coche premium lo es? Pero por su tecnología y refinamiento deportivo, el John Cooper Works es un coche que merece la pena pagar si se es fanático de la marca y de la conducción deportiva en general. La ligereza y la explosión de emociones hacen del JCW una propuesta muy seria en el segmento de los subcompactos deportivos.
MINI John Cooper Works: Nuestra puntuación
8,1
A favor
- El motor es explosivo
- La dirección es sumamente precisa
- Se mueve como si fuera sobre raíles
- El interior es ergonómico y atractivo
En contra
- Las plazas traseras son muy incómodas
- Los ensambles podrían ser sensiblemente mejores
- Por su diseño, es fácil rayar las llantas al aparcar
MINI John Cooper Works: Ficha técnica
Versión probada | JCW Automático (con opcionales) | |||
Cilindrada | 1.998 cm³ | Tipo de tracción | Delantera | |
Bloque motor | 4 cilindros en línea | Combustible | Gasolina | |
Potencia máxima (CV @ rpm) | 231 @ 5.200-6.000 | Capacidad del depósito | 44 litros | |
Par máximo (Nm @ rpm) | 320 @ 1.250-3.850 | Consumo urbano | 7,2 l/100 km | |
Masa en vacío | 1.295 kg | Consumo extraurbano | 4,9 l/100 km | |
Velocidad máxima | 246 km/h | Consumo mixto | 5,7 l/100 km | |
Aceleración 0-100 km/h | 6,1 segundos | Capacidad maletero | 211 litros | |
Transmisión | Steptronic de 6 velocidades | Precio | 41.070 euros |
El coche para esta prueba ha sido prestado por MINI en México. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas
Fotografía | Gerardo García En Motorpasión | MINI John Cooper Works GP, prueba (parte 1)