El Jaguar F-Type se ha renovado por fuera, por dentro y en materia tecnológica a comienzos de este año. No se nos ocurre una disculpa mejor que esta puesta al día para probar la versión más radical del deportivo británico, el Jaguar F-Type R con sus 575 CV, un coche capaz de hacer que pierdas la cabeza.
Jaguar siempre ha necesitado tener en su gama un modelo deportivo. Los XK8 y XK-R fueron los más recientes antes de la llegada de este F-Type. Es lógico que así sea ya que el origen de la marca lo marcó hace 71 años el XK120, que cuando se presentó en 1948 era el vehículo de fabricación en serie más rápido del mundo al poder alcanzar 193 km/h de velocidad punta.
En el caso de este que hoy nos ocupa, la velocidad punta es mucho más alta. Concretamente alcanza 300 km/h y podría alcanzar mucho más si no fuese porque la velocidad máxima está limitada de forma electrónica. Pero antes de hablar de prestaciones, veamos qué ha cambiado en el nuevo F-Type.
Un diseño distinto
Cuando se presentó el Jaguar F-Type en el año 2014, el mundo entero aplaudió el ejercicio de diseño realizado por el entonces director de diseño de la marca, Ian Callum. Con sus líneas el deportivo era considerado una reencarnación el mítico E-Type, posiblemente el coche que más ha marcado la historia de la marca y sin duda uno de los coches deportivos más estilizados de la historia.
Los años han pasado, Ian Callum se jubiló hace poco más de un año y dejó paso a otros expertos en materia de diseño que se han encargado de dar forma al nuevo F-Type. Por suerte, la única parte del coche donde han llevado a cabo cambios sustanciales es en el frontal, dejando la parte posterior prácticamente intacta.
Y digo por suerte porque personalmente no creo que la evolución del diseño de la parte frontal haya sido acertada. Ahora el nuevo F-Type luce un diseño marcado por una parrilla delantera bastante más grande y prominente que la anterior.
Le acompañan unas ópticas delanteras de forma plana, faros con tecnología Píxel LED ultrafinos que nada tienen que ver con los anteriores. Por decirlo de una forma sencilla es como si hubiesen cogido un Jaguar I-PACE, lo hubiesen aplastado y hubiesen aplicado el resultado a la carrocería del F-Type.
Por suerte la arquitectura y la línea del resto del coche se ha mantenido casi intacta. Sigue siendo ese coche de silueta escultural, con un prominente morro marcado por un largo capó, el habitáculo situado muy atrás y con una línea del techo en la parte posterior que es un auténtico espectáculo.
El cambio más destacado en el diseño de la parte posterior lo encontramos en las ópticas que ahora son de LED y cuentan con un diseño que recuerda al I-PACE eléctrico, con quien comparte el patrón de reparto de los LED llamado Chicane.
En el caso de esta unidad de apellido R, la más potente y deportiva de todas, lleva cuatro salidas de escape agrupadas dos a cada lado del coche (las versiones normales llevan salida central), rodeadas por un deflector de aire de considerables dimensiones que al ir pintado en el mismo color amarillo Sorrento, destaca mucho y hace que el aspecto de la trasera sea sin duda su mejor vista.
En marcha con el gatito de 575 CV
La última vez que había probado un Jaguar F-Type había sido un 400 Sport, aquella edición limitada que equipaba el motor V6 de 3.0 litros con compresor de 400 caballos de potencia, un coche que gracias a su equilibrio me había dejado un excelente sabor de boca.
Este que hoy nos ocupa está a otro nivel. Podríamos hablar de uno o incluso dos escalones por encima de aquel V6 de 400 CV. ¿Por qué? Pues principalmente porque este que veis en las fotos lleva bajo el capó un motor V8 sobrealimentado de 5.0 litros, que ahora entrega 575 CV y 700 Nm de par, 25 CV y 20 Nm más que el modelo anterior equivalente.
Hablamos por tanto de cifras de potencia de auténtico superdeportivo, tanto que, para buscar un rival cercano en tamaño y potencia, tenemos que poner la vista en los Porsche 911 Turbo, Audi R8 V10 de 540 CV o en el Mercedes-AMG GT S. Palabras mayores.
Al poner el motor en marcha mediante el botón habilitado para ello, el nuevo F-Type no realiza la, en ocasiones, ridícula subida de revoluciones del modelo anterior. Ahora cuenta con un sistema que se llama Quiet Start que elimina ese ruido por defecto, aunque si quieres dar el cante basta con activar el modo deportivo o pulsar el botón de los escapes deportivos para que haga mucho ruido al arrancarlo.
Recojo a Pablo, el fotógrafo y ponemos rumbo por la autovía A1 hacia uno de nuestros puertos de montaña favoritos. En carretera amplia y a ritmos tranquilos, el Jaguar F-Type R demuestra ser un muy buen GT, un coche perfecto para hacer largos viajes en pareja sin preocuparse por el confort.
El motor de gran cubicaje tiene mucho par abajo, por lo que puedes hacer cruceros a apenas 1.300 RPM. El motor se lleva genial con el cambio de marchas Quickshift de ocho velocidades, que en esas circunstancias tiene una clara tendencia a ir en las marchas más largas para desahogar el motor y hacer que los consumos no se disparen.
Cuando quieres un poco de adrenalina o simplemente quieres hacer alguna maniobra de adelantamiento demostrando de lo que es capaz el coche, basta con pisar el pedal del acelerador a fondo y la caja de cambios bajará dos o tres marchas, disparándote acto seguido hacia adelante con una brutalidad espectacular.
Solo el ruido de rodadura que se cuela en el habitáculo proveniente de los gigantescos rodillos 265/35/ZR20 y 305/30/ZR20, estos últimos 10 milímetros más anchos que en el anterior F-Type R, empañan un poco el confort, pero nada grave.
Llegan curvas y un sonido que enamora
Tras unos cuantos kilómetros, abandonamos la autovía y ponemos rumbo a ese puerto de montaña del que Pablo y yo llevamos varios días hablando por WhatsApp. Es martes, nos acercamos al anochecer en busca de ese momento de luz mágico y la carretera está desierta. Comenzamos el ascenso con el paso al modo Sport, que también activa por defecto los escapes deportivos.
Las mariposas se abren y empieza el espectáculo sonoro. El coche empuja hacia arriba como un demonio haciendo que sea difícil separar la espalda del asiento gracias a la fuerza de los 700 Nm de par que te dejan pegado y hacen que las rectas se terminen rápido.
El sonido discreto que habíamos escuchado hasta entonces por la autovía ha dejado paso a una melodía difícil de describir. Es ronca en la parte baja del cuentarrevoluciones pero si mantienes el pie abajo y lo llevas hasta la zona alta, gana intensidad y termina cada salto de marcha con una explosión que pone los pelos de punta.
Es sin duda uno de los aspectos más atractivos del coche, un sonido que enamora y que realmente evoca a los deportivos de antaño de la marca. Cuando toca bajar marchas, puedes hacerlo o bien desde las levas fijas tras el volante o mediante la corta palanca selectora situada en la consola central.
Son cambios rápidos siempre que no le pidas hacer reducciones demasiado extremas que podrían llevar el cuentarrevoluciones cerca del corte, porque no te dejará hacerlo. En cambio, si la reducción que le pides entra dentro de lo que él considera aceptable, lo hará regalando una pequeña detonación que pone los pelos de punta.
En tramos rápidos de curvas enlazadas es uno de esos coches que exige templanza y hacer los movimientos con sutileza. Es rápido y va sobre raíles, pero también adolece de ciertas inercias por sus más de 1.700 kilos de peso que pueden complicar el mínimo error.
La dirección electromecánica se ha refinado para hacerla más comunicativa, y aunque no lo es todo lo que nos gustaría, si que transmite suficiente confianza como para atacar cuando quieres.
Es un coche con tracción a las cuatro ruedas y eso se agradece cuando toca pasar por zonas sombrías y húmedas. Ahí se comporta con neutralidad gracias a la distribución del par entre los ejes delantero y trasero y entre las dos ruedas de este último.
Permisivo a pesar de la tracción integral
Lo sorprendente llega cuando, con el coche en apoyo y sobre superficies deslizantes, le das gas buscando una derrapada y la trasera te regala ese baile que necesitas. El control de estabilidad permite más de lo esperado en este sentido, tanto que no has de confiar todo el control del coche a los controles electrónicos o te podrás quedar completamente cruzado en medio de la carretera o incluso algo peor.
Todo va tan bien y teniendo en cuenta que en más de media hora que estuvimos parados en un paraje tomando fotos no pasó ningún coche, decido aumentar un poco el ritmo en las zonas donde hay buena visibilidad. En esas circunstancias en las que rozas los límites, el coche se vuelve exigente.
Has de pelearte bastante con el volante para meterlo en las curvas, ya que el peso se hace notar. No es tan directo como un Porsche 911 Turbo ni tan estable como un Audi R8, pero sí que se asemeja más en este sentido a un Mercedes-AMG GT S.
Una curva a izquierda de 180 grados y a continuación una recta sirven para demostrar que el motor es infinito. Sube de vueltas con una linealidad bastante marcada a pesar de ser sobrealimentado. La potencia máxima llega a 6.500 RPM, pero solo por el regalo que supone para los oídos escucharlo más arriba, estiro las marchas más allá de ese rango.
A medida que el tramo continúa, y seguimos a ritmo alto, surge el primer problema, y es que el equipo de frenos empieza a sobrecalentarse y perder eficacia. Es curioso de que de serie lleve discos macizos, de 380 mm y 376 mm delante y detrás respectivamente.
Son suficientes para conducción normal y dinámica, pero se quedan algo cortos cuando quieres sacarle el máximo partido a esos 575 CV y tienes que detener los más de 1.700 kilos de peso en varias ocasiones con intensidad.
En opción hay un equipo de frenos carbonocerámicos que además de contar con discos más grandes y resistentes a la fatiga (398 mm y 380 mm y pinzas monobloque de seis y cuatro pistones), reducen 24 kilos de peso en puntos clave. Imaginamos que le sentarán muy bien.
Por lo demás, me encanta la postura de conducción. Obliga a llevar las piernas muy estiradas y te sientes muy bajo y atrás, perfecto para tener la conexión que necesitas con el eje trasero, que se mueve a apenas un palmo de tu trasero.
Coronamos el puerto y tras las últimas fotos dinámicas al atardecer, nos surge la duda de si dar media vuelta y volver por donde habíamos venido o seguir hacia adelante y enganchar la autovía, aunque esto suponía hacer 50 kilómetros más que antes. Me decanto por la segunda opción, así que toca descender el puerto por la otra cara de aquella preciosa montaña, todavía con luz solar.
Es ahí cuando más disfruto del Jaguar F-Type R y cuando el británico más me exige como conductor. Exige porque en bajada, esa pelea con la dirección para meterlo en las curvas se vuelve más intensa y tus cervicales sufrirán para aguantar los ritmos de paso por curva, que son muy altos.
Los puntos clave del Jaguar F-Type R
Terminado el descenso del puerto, y mientras atravesábamos una desierta población de montaña en la que parecía que la vida se había detenido a nuestro paso, pienso en qué puede llevar a alguien a decantarse por el Jaguar F-Type R frente a alguno de sus rivales.
Es un coche más asequible que la mayor parte de ellos. Con un precio de 143.620 euros, es casi 50.000 euros más barato que un Mercedes-AMG GT C, 57.710 euros más barato que un Audi R8 V10 y casi 110.000 euros más barato que el descomunal Porsche 911 Turbo S. Así pues, el precio es uno de sus puntos fuertes.
Jaguar F-Type : nuestra puntuación
.2
A favor
- Sonido escapes
- Relación precio/potencia
- Exclusividad
- Confort de marcha
En contra
- Diseño frontal
- Peso elevado
- Capacidad del depósito justa
- Calidad algunos materiales
Es un coche muy equilibrado en todos los sentidos. No destaca por nada más allá del sonido, pero eso es algo que se da por supuesto en este segmento. Tampoco es el más rápido ni el más ágil, pero si puede ser uno de los más equilibrados en todos los aspectos, un coche que además me demostró durante los días que lo tuve que puede ser uno de esos deportivos con los que convivir en el día a día sin que conducirlo se convierta en un suplicio.
Si a todo esto unimos que es uno de los 'rara avis' de nuestro mercado, el Jaguar F-Type R puede ser ese coche que te permite ahogar las penas y destacar entre los colegas que se decantan por máquinas alemanas. Porque alguien tiene que preferir el Brexit, ¿no?
Ficha técnica
Versión probada | R Coupé | |||
Cilindrada | 5.000 cm³ | Tipo de tracción | Integral | |
Bloque motor | V8 | Combustible | Gasolina | |
Potencia (CV @ rpm) | 575 @ 6.500 | Capacidad del depósito | 70 litros | |
Par motor (Nm @ rpm) | 700 @ 3.500-5.000 | Consumo urbano | -- l/100 km | |
Masa en vacío | 1.743 kg | Consumo extraurbano | -- l/100 km | |
Velocidad máxima | 300 km/h | Consumo combinado | 11 l/100 km | |
Aceleración 0-100 km/h | 3,7 segundos | Capacidad maletero | 299 litros | |
Transmisión | Aut. secuencial 8v | Precio | 143.620 euros |
El coche para esta prueba ha sido prestado por Jaguar. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas
Fotografía | Airmadrid
En Motorpasión | Lo que más me ha marcado de SEAT, ahora que SEAT cumple 70 años; Probamos el Bentley Continental GT V8, cuando el lujo extremo no está reñido con la deportividad ni con la comodidad; Iago Aspas, un verdadero amante de los coches: "Prefiero escuchar el sonido del motor que el fútbol en la radio del coche"