Asistimos a unos test del Toyota Aygo de la Copa Kobe Motor celebrados en el circuito ZRS – Zarzuela Racing School situado en Arroyomolinos, Madrid. Pero ¿qué es la Copa Kobe Motor? Una copa monomarca que se celebra junto al Campeonato de España de Rallies de Tierra (es puntuable en dicho campeonato) y que se corre con Toyota Aygo.
Este año arranca la segunda edición de esta copa que se compone de seis carreras en las que los pilotos se medirán en igualdad de condiciones y les servirá de promoción manteniendo unos costes contenidos. ¿Y por qué se ha elegido el Toyota Aygo?
Por ser un modelo joven, moderno, económico, equilibrado, seguro, que transmite emociones y robusto. El objetivo de la copa es que prime la conducción, saber ganar décimas o, mejor dicho, no perder segundos por pequeños fallos. Por eso la potencia contenida del Aygo (80 CV aproximadamente a 7.000 rpm) obligan a pilotar muy fino, ya que un despiste no se puede recuperar luego acelerando más en otro punto.
El coche, un Toyota Aygo preparado
Kobe Motor junto a ARC, Miracar y Grupo B Team llevan a cabo este proyecto que significa una vuelta a los orígenes, a aquella Copa SEAT Marbella, a crear cantera gracias a costes contenidos. El Toyota Aygo X Kobe es una versión sin aire acondicionado con el motor de un litro de gasolina que con la preparación de la copa llega aproximadamente a los 80 CV de potencia, tiene cambio manual de cinco velocidades y un peso en vacío de 830 kilos.
Las llantas están firmadas por Braid, neumáticos Michelin, suspensiones Tecnoshock, frenos EBC y equipamiento OMP, como baquets, arneses y volante. El kit de preparación también incluye las barras antivuelco, grupo corto, una línea de escape completa, cubrebajos, refuerzo entre torretas y mucho más. La decoración, matriculación, homologación e ITV también se incluyen en el precio de 16.900 euros que cuesta este Aygo llave en mano y listo para salir a la primera carrera.
Inscripciones y premios
La inscripción para las seis carreras tiene un precio de 1.200 euros e incluye monos, carpa, ropa de calle y derechos de inscripción. Los pilotos que ya participaron el año pasado pagarán sólo 900 euros pero no incluye el mono ni la carpa. En concepto de ayuda se descontarán 100 euros en concepto de prima por salida en cada carrera (si se sale las 6, 600 euros de descuento), las dos primeras mujeres que se inscriban recibirán un descuento de 1.000 euros y los pilotos que hayan corrido copas regionales en 2015 tendrán un descuento de 500 euros.
En cada carrera se entregarán 3.950 euros en premios del primero al décimo clasificado (de 1.250 euros a 100 €) y los premios finales para la temporada serán ser volante semi-oficial en 2017 para el primer clasificado, 2.500 euros para el segundo clasificado y 2.000 euros para el tercero.
Probamos el coche de la copa
Y para sentir más de cerca lo que viven los pilotos de la Copa Kobe nos dimos unas cuantas vueltas al circuito ZRS con el Aygo. Primero en el asiento del copiloto para que nos explicasen un poco los puntos peligrosos y peculiaridades del coche (en realidad casi ninguna porque es un coche muy sencillo), luego nos pusimos al volante para hacer un poco de pie izquierdo.
Vamos a explicarlo para los que nunca han hecho tierra. Lo primero son los neumáticos, que poco tienen que ver con los de calle, los neumáticos específicos no sólo tienen mucha más tracción de la que puedes pensar, también retención a la hora de frenar y dirección, que no es menos importante.
Además el reparto de frenada es diferente al de los coches de calle, frenan más de atrás para no amorrarse al tocar el freno y por eso se frena con el pie izquierdo antes de llegar a los giros, para soltar el coche de atrás y colocarlo para la curva sin necesidad de dejar de dar gas. Si nunca has usado el pie izquierdo para frenar al principio puede costar un poco, pero cuando le coges el hilo es francamente divertido… siempre y cuando no se te amontone el trabajo entre freno y embrague.
En esta ocasión teníamos poco tiempo para rodar, así que no había tiempo de cogerle el punto al freno. En previsión y aunque no suelo tener problema porque uso ese pie siempre que pruebo un coche automático, la semana previa me dediqué a conducir frenando sólo con el izquierdo a pesar de ir con coches manuales (dame pan y llámame friki...).
Llegó el momento de subirse a un Aygo que, si ya de por sí es pequeño, con la parafernalia de las barras, volante desplazado, baquet y demás, se hace más pequeño. Además el asiento no estaba precisamente ajustado para mi 1,85 de estatura y, afortunadamente, no había que cambiar mucho de marcha en el recorrido porque apenas podía hacer el cambio freno-embrague con el pie izquierdo.
Da igual, llevar un coche de carreras lo supera todo, aunque sea de 80 CV. El pulso se acelera y las sensaciones en un coche aligerado (sin aislamientos acústicos) se amplifican. Nos ponemos en marcha y, sin pasar de segunda, empezamos a trazar curvas. El Aygo es ágil y a la vez poco exigente, se mueve muy bien, es muy fácil tirarlo y también colocarlo.
El problema es que si te quieres lucir en una curva llegas a la siguiente sin velocidad para volver a hacerlo. Así que había dos opciones, sacrificar la mitad de las curvas para disfrutar la otra mitad y buscar una foto buena o jugar a ser piloto, trazar fino aprovechando cada caballo del Aygo deslizando lo justo en cada giro.
Elegí la segunda opción y acabé (como siempre) con ganas de más. Muy divertido y también educativo por dos motivos: porque pienso que en tierra siempre aprendes y porque me ha permitido comprender el porqué de esta copa. ¿Y cuál es? Mejorar la técnica de los pilotos (o vas fino o no vas) sin olvidarse de la diversión, porque mira que es divertido este Aygo en tierra.
Aquí estoy evolucionando con el Aygo, sin prisa pero sin pausa: