En el contexto de nuestro reciente Roadtrip Pasión™ dejamos pendiente algo realmente interesante. Hemos tenido oportunidad de conocer de primera mano la que para muchos es la mejor carretera de los Estados Unidos de América. Se conoce como Tail of the Dragon o "cola del dragón", entre Tennessee (la mejor parte) y Carolina del Norte, y es lugar de peregrinación de todo petrolhead americano que se precie, sobre todo moteros.
Su nombre oficial es US 129, aunque se denomina Tapoco Road en el lado de Tennessee y Calderwood Highway en Carolina del Norte. No obstante, todo el mundo prefiere el símil del dragón. Se encuentra en pleno Parque nacional de las Grandes Montañas Humeantes (Great Smoky Mountains) y presume de tener en torno a 318 curvas en un tramo de unos 17,7 kilómetros. No son pocas, desde luego. ¿Te vienes a conocerla con nosotros?
Durante las estaciones en las que el clima permite disfrutar de esta carretera, especialmente primavera y verano, miles de motoristas y conductores se acercan a este lugar para exprimir sus máquinas en una de las vías más reviradas de Estados Unidos. Además, la zona es conocida por sus espectaculares carreteras de montaña (ésta no es la única buena), algunas de las cuales ofrecen las mejores vistas panorámicas.
La más conocida, muy cerquita de "Tail of the Dragon" es Cherohala Skyway, la que más prestigio tiene por sus vistas. De reciente construcción (1996), se dice que costó unos 100 millones de dólares. Asciende a montañas de más de 1.500 metros de altura y permite "asomarse" al parque nacional durante gran parte de sus 65 kilómetros de longitud. En la zona se encuentra además la famosa presa de la película "El Fugitivo", de Harrison Ford.
Un poquito de historia
La historia de esta afamada carretera se remonta varios siglos, cuando no era más que una senda utilizada por animales como los búfalos americanos para cruzar las montañas. Se sabe también que los nativos indios Cherokee transitaban la ruta, aunque las primeras noticias del hombre blanco en este lugar no aparecen hasta el siglo XVIII.
En la zona se llevaron a cabo sangrientos enfrentamientos entre los indios Cherokee y el hombre blanco, y fue también escenario de crueles batallas durante la Guerra de Secesión. Más tarde, con la llegada de nuevos pobladores, los dueños de las tierras empezaron a cobrar un peaje para poder atravesar propiedad privada. De hecho, hay una curva llamada "Toll Booth", que marca el lugar donde había que pagar en la época.
Ya en 1932 es cuando recibió el nombre de US 129, y si bien no se sabe a ciencia cierta, se cree que se asfaltó entonces por primera vez. Hasta la década de los noventa fue poco transitada, una desconocida, pero en 1992 un tipo llamado Doug Snavely descubrió la carretera, empezó a promocionar la ruta y consiguió que se hablara de ella en Rider Magazine, una importante revista de motos. Desde entonces, "el Dragón", como también se conoce, no ha parado de recibir visitantes apasionados por la gasolina y las curvas.
¡Al lío!
Antes de afrontar "La Cola del Dragón" ya nos avisan de que la policía no es tonta y la zona es conocida por la facilidad de encontrarse al Sheriff de turno agazapado tras unos árboles, con su radar pistola láser en mano. Teniendo en cuenta la fama de la carretera y la afluencia de gente, seguro que se ponen morados. Lo malo es que hay zonas rápidas donde te puedes meter en un buen lío.
Hasta 1992 el límite de velocidad era de 55 millas por hora (casi 90 km/h), pero en 2005 se redujo la limitación a 30 millas por hora (50 km/h). Desde entonces, la presencia policial, sobre todo en la parte de Tennesse, es feroz. Nosotros decidimos afrontar el tramo a primerísima hora de la mañana, con los primeros rayos de sol, y no encontramos ni tráfico ni policía. Aún así, nos lo tomamos con calma, que hemos venido a pasarlo bien.
Hoy conducimos el Mercedes-Benz GLA 45 AMG, un coche ágil y divertido, al que le sobra potencia en una carretera de este tipo. Es tan revirada que las rectas desaparecen si damos rienda suelta al pie derecho y no da casi tiempo a meter tercera, ási que marcamos un ritmo alegre, para disfrutar del paseo y gozar enlazando curva tras curva, pero sin el cuchillo entre los dientes. No hay ni cobertura telefónica.
En invierno no hay tanto tránsito, más allá de las ardillas y los pavos (enormes, por cierto) que te encuentras en medio de la carretera, pasando el rato. Si el clima es realmente malo, hay quien se topa hasta con árboles caídos, nieve, hielo e incluso osos, aunque no es nuestro caso. Frío hace hoy, eso sí, con temperaturas cercanas a los cero grados celsius.
Decidimos hacer una paradita en uno de los apartaderos disponibles (pocos, pero asfaltados) para hacer alguna foto. Un par de minutos más tarde, cuando nos estamos preparando para continuar la marcha, aparece en nuestro sentido un Porsche 911 Carrera con dos ocupantes. "Este tipo debe conocer la zona", pensamos, y empezamos a seguir su estela. El hombre debe llevar el mismo planteamiento que nosotros, porque se toma el tramo con cierta filosofía, sin locuras y sin exprimir el coche.
La sucesión de curvas parece no acabar nunca. Es como un baile, ya que no paras de enlazar una con otra. Son curvas cortas, por las que pasas en un abrir y cerrar de ojos, pero algunas son muy cerradas y peraltadas. Hay cambios de rasante leves casi constantemente, ambos carriles son estrechos y no quiero imaginar cómo debe ser compartirla con gente en el sentido contrario. Afortunadamente, no hay casi ni un alma esta mañana de invierno.
Así pues, nos pasamos un buen rato a la zaga del 911, hasta que llegamos a lo que parece el final del tramo. Allí encontramos el cartel de bienvenida a Carolina del Norte, el que nos informa de que estamos en "Tail of the Dragon" y unos edificios que resultan ser un bar y una tienda. Ah, y por supuesto, el llamado árbol de la vergüenza, del que cuelgan piezas de motos de todos los atrevidos que se pasaron de la raya y acabaron en el suelo.
Es una gran carretera, de eso no hay duda, pero para un europeo no es nada del otro mundo. Bonita y con muchas curvas, pero eso también lo encontramos aquí. Si tenéis pensado visitarla, tened en cuenta que no es un juego. Todos los años se peirde alguna vida, así que más vale tomarse la carretera en serio y dejarse de tonterias. A continuación os dejamos un vídeo de Discovery Channel (en inglés) sobre The Tail of the Dragon y sus peligros.
Vídeo | Youtube
Fotos | Javier Álvarez y Tailofthedragon.com
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