El año pasado, uno de los momentos cumbre en el calendario de Motorpasión tuvo lugar cuando acudimos al Autódromo do Algarve para tener una primera e intensa toma de contacto con los BMW M3 y BMW M4 Coupé (parte 1 y parte 2), dos coches muy esperados por los amantes de las altas prestaciones. Los pusimos a fondo tanto en circuito como en carretera, y nos dejaron muy buen sabor de boca.
Durante aquel evento en el que pudimos constatar que ambos modelos superaban con creces las expectativas que habíamos puesto sobre ellos, y que eran dignos modelos de la familia M de BMW, también tuvimos ocasión de ver por primera vez en persona el BMW M4 Cabrio. Desde aquel día me preguntaba si esa versión, con su capota dura y el sobrepeso asociado a ella, estaría al mismo nivel que sus homólogos. Ahora mis dudas han quedado disipadas…
Fíjate, es un BMW M4 Cabrio
Si durante la presentación del M4 Coupé y el M3 destaqué enérgicamente el aspecto atlético y musculoso que lucían las carrocerías de ambos, ahora que me toca hablar del M4 Cabrio mis argumentos van a ser un poco diferentes, y todo por el color.
Mientras los primeros estaban pintados en los llamativos colores Austin Yellow y Yas Marina Blue, el BMW M4 Cabrio que protagoniza esta prueba luce una preciosa carrocería, de rasgos casi idénticos a los de sus hermanos de tres y cuatro puertas, pero en este caso el color gris Mineralgrau (1.075 euros) le dota de un nivel de discreción realmente sorprendente.
A pesar de que mantiene esas aletas delanteras y traseras muy ensanchadas, el largo capó con la chepa heredada del anterior V8, los faldones específicos o los espejos simulando doble apoyo con la carrocería, este BMW M4 Cabrio es capaz de pasar desapercibido a ojos de cualquier profano en el mundo de la automoción.
Sólo esos que de verdad nos interesamos por los coches, o alguien que se fije mucho en las colas de los semáforos en lo que le rodea, tendrá interés por saber qué esconde ese coche que le precede y que echa tanto humo por las cuatro salidas de escape traseras.
Del M4 Coupé al M4 Cabrio, algunas claves del cambio
El BMW M4 Cabrio cambia considerablemente respecto a su hermano Coupé, y lo hace para adoptar un techo rígido retráctil que es idéntico al del resto de la Serie 4 Cabrio. Compuesto por un complejo sistema situado primordialmente en la trasera del coche, con él consigues dos cosas: que la línea de tu M4 pierda algo de encanto respecto al Coupé y que al mismo tiempo cuando el techo está escondido, su aspecto sea sencillamente brutal.
Porque no vamos a negar que con la capota cerrada, la forma que tiene el pilar C, con ese abombamiento tan considerable y las tres piezas que forman el conjunto del techo retráctil, hacen que la línea del coche pierda algunos puntos respecto al modelo del que deriva.
A cambio, cuando descapotas y el techo duro se esconde por completo en el compartimento del maletero, se descubre una silueta elegante, deportiva e impresionante que destaca por sus líneas puras y limpias dignas de los mejores cabrio del mercado.
Para descapotar el coche hay que pulsar un botón situado en la consola central. Deberás hacerlo durante 20 segundos y siempre sin superar los 18 kilómetros por hora de velocidad , lo cual en un M4 Cabrio de 431 caballos de potencia, os aseguro que no es tarea sencilla.
Cuando consigues que el sistema del techo se haya plegado en tres partes y se haya escondido en el maletero, verás que el habitáculo cómodo y silencioso del que disfrutabas al principio, el cual a nivel de aislamiento acústico no tiene nada que envidiar al de un coupé, da paso a un espacio abierto dónde el aire y el sonido de los cuatro escapes se combinan con maestría con el rugir del motor, amplificado por los altavoces interiores.
Por lo demás, el BMW M4 Cabrio sigue deleitándonos con una planta imponente, con mucha pisada sobre la carretera y un aspecto que no deja indiferente cuando le prestamos atención. Son una maravilla las branquias con el logotipo M4 dispuestas en las aletas delanteras. Nos han enamorado las llantas opcionales de 19 pulgadas (2.370 euros) con cinco radios dobles que dejan ver con claridad las pinzas de freno en color azul con el logotipo BMW M, y los también gigantescos discos de freno perforados en ambos ejes, más grandes que una familiar de Telepizza.
En el interior encontramos el habitáculo de un Serie 4 Cabrio normal y corriente llevado a una dimensión infinitamente superior. Las molduras de fibra de carbono que recorren el salpicadero y la consola central, la preciosa piel de color rojo que sirve para tapizar los asientos deportivos, el volante M con levas en el volante. Todo combinado en un habitáculo que sorprende por el espacio disponible para las plazas traseras, donde caben sin muchos problemas dos adultos.
Todo en él transmite el nivel de calidad de un coche que supera, sin mucho esfuerzo en elegir los extras adecuados, los 100.000 euros. Es más, el logotipo M que se ilumina de forma discreta sobre el respaldo de los asientos cuando abres el coche, es el súmmum del cuidado por el detalle.
Un superdeportivo perfectamente utilizable en el día a día
Si tenemos en cuenta que la mecánica de este coche es idéntica a la de sus hermanos los M3 y M4 Coupé, es lógico que comparta casi al milímetro sus características de comportamiento. El nuevo motor de seis cilindros en línea Twin PowerTurbo, con tres litros de cilindrada y 431 CV entre 5.500 y 7.300 vueltas, y un par motor máximo de 550 Nm desde las 1.850 hasta las 5.500 RPM, es una auténtica maravilla.
Vale que es el primer M3/M4 Turbo, pero tenemos que ir haciéndonos a la idea de que el futuro de los deportivos pasa por el uso de esta tecnología. Los atmosféricos de altas prestaciones, con esas subidas de vueltas explosivas tienen encanto, pero creedme cuando os digo que los turbo no tienen nada que envidiar en este sentido los atmosféricos a los que nos tenía acostumbrados con anterioridad esta saga de deportivos.
En el caso de la unidad de pruebas, el motor se combinaba además con la caja de cambios automática secuencial de doble embrague DKG (mismo precio que la manual), con siete marchas, una más que la caja de serie que se queda en manual de seis velocidades. El conjunto motor – caja de cambios es grandioso, juntos trabajan en completa sincronía. Ese es en parte es uno de los motivos por el que este coche nos ha convencido de que el futuro de cualquier deportivo racional, pasa por esta receta.
El sonido nada más poner en marcha el motor, es ronco pero no como para despertar a todo el vecindario. Con el motor frío el régimen al que se mantiene el motor hasta que alcanza temperatura, es superior al habitual cuando ya está en su rango óptimo de uso.
Por defecto cuando enciendes el M4 Cabrio, los tres niveles disponibles de cada uno de los tres parámetros de configuración del coche (motor, suspensión y dirección), se sitúan en la posición más amigable: efficient para el motor y confort para suspensión y dirección.
Es lógico porque se supone que el 99% de las veces que enciendas el coche, lo harás para circular con el de forma tranquila, normal y sosegada. Son muy pocos los que tienen la suerte de tener su coche guardado en el box de un circuito y salir directamente con el a pista cada vez que lo cogen.
Con esa configuración predeterminada, el BMW M4 Cabrio podría pasar perfectamente por una versión mucho más descafeinada de la Serie 4 de BMW. El sonido del motor es hasta discreto, y salvo que le des algún pisotón de vez en cuando, la excitación brillará por su ausencia.
El motor tiende a coordinarse con la caja de cambios para que circules como un auténtico Ned Flanders, a muy pocas revoluciones, siempre en marchas largas y consumiendo poco. Vamos, como si quisieses hacer amigos en Greenpeace.
Aplicando ese estilo a la conducción, los consumos pueden rondar los 10 l/100 km en ámbitos urbanos. No es nada si tenemos en cuenta que aunque latentes, ahí tenemos 431 caballos dispuestos a dar lo mejor de sí, con sólo pisar un poco el acelerador y pulsar alguno de los botones con la letra M situados en el brazo izquierdo del volante.
Por lo demás el tacto del conjunto también es capaz de enmascarar la bestia que este BMW M4 Cabrio lleva dentro. La dirección es suave y tiene la desmultiplicación precisa para no tener que estar en estado de alerta cada vez que mueves ligeramente el volante.
Continuará...