Audi TT RS Coupé S-Tronic, miniprueba (parte 1)

Lo admito, la mayoría de los coches que he podido probar en los últimos cuatro años en Motorpasión eran deportivos, superdeportivos o berlinas de lujo, un tipo de coches que pocas veces defraudan.

Pero si repasamos las puntuaciones finales que les he ido dando a cada uno de ellos, pocos han alcanzado el 9,5 sobre 10, la semi perfección. Uno de ellos fue hace poco más de dos años en Audi TT RS Roadster (prueba: parte 1, parte 2, parte 3 y parte 4).

Ahora que Audi ha anunciado el lanzamiento de la última evolución del TT, el RS Plus con 360 caballos, no he podido resistirme a la tentación de probar por última vez antes de su jubilación el Audi TT RS pero en versión Coupé y lo más importante de todo, con el cambio S-Tronic que incorporó hace casi dos años.

En aquel primer Audi TT RS Roadster hubo varias cosas que me encantaron: su aspecto exterior deportivo y agresivo, la calidad del interior y sus múltiples detalles lo sitúan en una posición privilegiada frente a otros coches de su segmento.

Pero sobre todo me enamoró literalmente su comportamiento dinámico. Aparte de por un chasis muy bien puesto a punto, el Audi TT RS consiguió enamorarme gracias a su fantástico motor turbo de cinco cilindros.

Desarrolla 340 caballos de potencia y me atreví en su momento a decir que es uno de los mejores motores que se han creado en los últimos años. ¿Pero que ocurre si lo combinas además con el cambio S-Tronic?

Aquel primer Audi TT RS combinaba este potente motor con una caja de cambios manual de seis velocidades, la única disponible cuando se lanzó al mercado. Aunque el funcionamiento de ésta era magnífico gracias a una palanca selectora muy precisa y a un escalonamiento de las marchas muy bien estudiado, con el S-Tronic debería mejorar .

La caja de cambios S-Tronic de doble embrague tiene siete marchas, unos desarrollos más largos que la manual y se ha reforzado debidamente para aguantar sin problemas los 450 Nm de par que entrega el motor.

Las prestaciones del Audi TT RS mejoran con ella en todos los sentidos. Primero debemos fijarnos en la aceleración. Con la caja S-Tronic acelera de 0 a 100 km/h en 4,3 segundos (4,4 segundos en el Roadster), lo que supone reducir el tiempo en tres décimas.

Tres décimas es mucha reducción en una aceleración así, lo cual demuestra, sobre el papel, que el S-Tronic le sienta de maravilla al pequeño TT RS. Pero no solo se quedan ahí los beneficios del S-Tronic, porque los consumos también mejoran considerablemente.

Ese fue uno de los puntos que más destaqué durante la prueba del Audi TT RS Roadster, los consumos tan reducidos que conseguimos sacar de aquel novedoso bloque de cinco cilindros turbo. Con el cambio manual Audi declara unos consumos medios de 9,2 l/100 km y yo conseguí hacerle 11,2 l/100 km sin conducir precisamente despacio.

Pues bien, la llegada del S-Tronic es la clave para bajar el consumo oficial en 0,7 l/100 km y eso se nota cuando te pones al volante. Pero dejémonos de teoría y como era este coche tan especial antes de ponernos al volante.

¿Cómo es el Audi TT RS S-Tronic?

Si hace ya dos años el Audi TT RS Roadster con cambio manual había conseguido marcarme, éste modelo con cambio S-Tronic debería ser la puntada final para que mi devoción por el pequeño biplaza alemán fuese total.

No voy a negar que me ha gustado, y mucho. Cuando fui a recoger el Audi TT RS al Audi Forum de Madrid, me cautivó en cuanto lo vi. Ésta unidad de pruebas venía especialmente “pintona”, y eso que las siglas RS ya suelen marcar las diferencias respecto al resto de modelos de la gama.

En éste caso la carrocería coupé iba pintada en un llamativo color rojo, que tiene un precio de 2.710 euros. Este color combina a la perfección con las llantas opcionales de 19 pulgadas en color negro, las mismas que montaba ya el Roadster y el Audi RS5 que probé en 2011 (prueba: parte 1, parte 2, parte 3 y parte 4). Cuestan 1.935 euros, pero el empaque del conjunto gana muchos enteros con ellas.

Otro detalle que me gustó fue la ausencia del exagerado alerón trasero que equipaba el Roadster. Es cierto que es una de las señas de identidad de esta versión más radical, pero yo que soy más tradicional prefiero que lleve el mismo que el resto de TT, el retráctil que se despliega a partir de 120 km/h y se esconde cuando baja de 80 km/h. Elegir uno u otro no tiene sobreprecio.

En la trasera los escapes opcionales se identifican porque el perfil va pintado en color negro, aparte claro está de por su espectacular sonido que, sobre todo a bajas revoluciones, hace que muchas cabezas se giren a su paso. Su precio es de 1.290 euros. El paquete Audi Exclusive también tiñe de negro el perfil de la parrilla delantera por 465 euros

El último detalle que marcaba la diferencia a nivel exterior, eran los espejos retrovisores. Éstos llevaban las carcasas exteriores en fibra de carbono, el preciado material que hace que inevitablemente nuestra mente se traslade a los coches de carreras. Su precio es de 1.365 euros.

Interior llamativo, pero de calidad

Nada más abrir la puerta, el color rojo y negro de la tapicería y los paneles de las puertas destaca por encima de todo. Y es que ésta unidad de pruebas venía equipada con bastantes elementos de Audi Exclusive, de esas que pudo “catar” Javier Álvarez en la presentación en Cascais.

Los asientos baquet son opcionales y cuestan 3.680 euros. Me gustan mucho por sus formas, pero sinceramente los hubiese dejado como los opcionales que monta el RS sin el colorido rojo y negro que tenían estos.

Si optas por los baquet en el RS, éstos vienen con la inscripción TT RS en el reposacabezas y con las letras TT microperforadas en el resto de la tapicería, realmente bonita combinación. Pero con el kit Audi Exclusive los perfiles de los asientos van en color rojo, a juego con la mitad del aro del volante.

Los paneles de las puertas también iban en color rojo, con una placa Audi Exclusive que explica el porqué de ese color. El tapizado del techo iba íntegramente en tela alcántara oscura, dándole al habitáculo un aspecto de calidad y una sensación tan acogedora, que tampoco lo cambiaría por nada del mundo. Bueno si, prescindiría de él si no tengo suficiente dinero, porque cuesta 2.320 euros.

Los cinturones de seguridad también en color rojo al igual que las costuras de todo el interior son el colofón final para un interior realmente bien acabado y deportivo que te recuerda por qué este coche cuesta mucho más que otros que teóricamente son de su mismo segmento, como el Nissan 370 Z o el Hyundai Génesis Coupé.

En la parte delantera, el espacio es amplio y cómodo para dos ocupantes por muy altos que sean, ése ha sido uno de los principales cambios respecto al primer Audi TT. Pero las plazas traseras que solo están disponibles en la versión Coupé, siguen siendo anecdóticas. No recomiendo lleva a ningún adulto sentado ahí salvo que queramos torturarle, pero para una urgencia pueden llegar a salvarnos de un apuro.

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