Unos activistas climáticos creían que pintando con maíz el avión de Taylor Swift dejaría de contaminar. Se equivocaron de avión, y les han metido una factura de 61.000 euros por limpiarlo

Cerca de 52.000 libras, unos 61.500 euros al cambio: esa es la mágica factura que tendrán que pagar las dos activistas de Just Stop Oil por rociar dos jet privados con pintura hecha con maíz. El jueves de la semana pasada se colaron en el aeropuerto de Stansted en Londres para perpetrar la protesta. Su objetivo era el avión de Taylor Swift.

Pero la jugada no salió como esperaban: los dos aviones saboteados no pertenecían a la cantante, blanco habitual de críticas de ecologistas por utilizar demasiado su jet privado.

Un plan sin fisuras con muchas fisuras: el avión de Swift no estaba en el aeropuerto

Tras cortar una valla de este aeropuerto londinense, Jennifer Kowalski y Cole Macdonald y fueron directas a rociar con la habitual pintura naranja dos jet privados allí aparcados. De ello presumieron en un vídeo publicado en el Twitter de este grupo ecologista, detallando que el avión de Taylor Swift estaba allí aparcado.

¿El motivo de la protesta de Just Stop Oil? Exigir la firma de un tratado que frene el uso de combustibles fósiles en 2030: el mismo por el que pintaron Stonehenge también la semana pasada. Aunque en el vídeo también denuncian el abuso de los jet privados por parte de "multimillonarios, mientras la gente se muere de hambre".

Ambas fueron detenidas acusadas de varios cargos: además de pintar los dos aviones, el de dañar la valla del aeropuerto, allanamiento de propiedad privada o interrumpir el fujo de aviones durante más de media hora, entre otros. Cerca de 75 vuelos se vieron afectados.

La fiscalía ha determinado que la factura por limpiar los dos aviones asciende al menos a 52.000 libras. Ambas activistas se han declarado inocentes de este cargo, así como el de allanamiento, aunque la vista tendrá lugar en julio.

El coste calculado es tremendamente elevado si tenemos en cuenta que la pintura que usa Just Stop Oil está hecha a base de harina de maíz y que se limpia fácilmente. Así lo afirmaron tras vandalizar Stonehenge también la semana pasada. "Se irá con la lluvia". Y lo cierto es que el milenario monumento lo han limpiado rápidamente con gas a presión. Además, si echamos un vistazo a los precios de limpieza de aviones, como los publicados por Circle Air Group, no llegan a semejantes cantidades: en un jet de este tipo rondan los 1.000 euros.

Ni siquiera era el jet privado de Taylor Swift. Más allá de la desorbitada factura, las dos activistas además fallaron en su objetivo. Y es que ninguno de los dos aviones vandalizados pertenecían a Taylor Swift. La cantante daba tres conciertos el fin de semana pasado en Londres, como parte de la gira 'The Eras Tour' y que también recaló en mayo en Madrid. Pero erraron en sus cálculos.

Si bien el Dassault Falcon 7X de la cantante aterrizó en Stansted el 19 de junio, según publica The Independent, los responsables del aeropuerto afirmaron a Business Insider que este jet no se encontraba allí en ese momento. Posteriormente, a este mismo medio, Just Stop Oil señaló que en realidad la protesta iba dirigida a los aviones privados en general.

Las imágenes demuestran que ninguno de los jets pintados eran los de la cantante. Swift dispone de dos aviones, el mencionado Dassault Falcon 7X y un Dassault Falcon 900LX: sus números de referencia son N621MM y N898TS. Aunque este último en teoría lo ha vendido, pues era el que solían seguir los trackers que sacan a relucir el contaminante dispendio de estos viajes millonarios.

De los dos aviones del vídeo, se aprecia el código de uno de ellos: N1875A. Este jet pertenece a un banco norteamericano, según se puede comprobar en el registro del Departamento de Transportes de EE.UU. En todo caso ninguno de estos jets dispone de un tercer reactor como sí ocurre con cualquiera de los Falcon de Swift.

A la artista, junto a Elon Musk o Kim Kardashian, se la critica duramente por abusar de estos vuelos privados, incluso para trayectos muy cortos. Por ejemplo en esta cuenta de Twitter, que rastrea los vuelos del Falcon 7X, encontramos viajes de 13 y 11 minutos, aunque no se actualiza desde enero.

Los vuelos de Swift también se rastrean en la web Celebrity Flight: donde se asegura que con uno de estos jets, el Falcon N898TS, realizó dos trayectos de apenas cuatro minutos de duración. El ritmo con este avión ha bajado bastante, así que es probable que ya no lo utilice. Se estima que en todo 2023 sus aviones recorrieron 286.500 kilómetros. Para compensarlo, la cantante asegura que compra créditos de carbono.

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