La espectacular “Metropolis II”, del artista Chris Burden, llegó al Museo de Arte de los Ángeles (LACMA) hace una década y sigue siendo una de las estrellas de la muestra. Se trata de una compleja escultura cinética de seis metros de ancho y más de nueve de largo que, a modo de “Scalextric gigante”, representa una ciudad moderna y frenética que no duerme.
Por su elaborado sistema de 18 vigas de acero, que incluye elementos como vías de tren a escala o una autopista de seis carriles, circulan sin descanso 1.100 coches en miniatura a unos 38 km/h, ocho trenes eléctricos y cinco tranvías al mismo tiempo.
El autor tardó cuatro años en terminarla y, para que funcione correctamente, necesita un minucioso cuidado casi constante.
Una ciudad en miniatura casi igual de hipnótica que estresante
Metropolis II
Por su estructura y complicado mantenimiento, la escultura cinética de Chris Burden (quien siempre fue un artista muy transgresor), no siempre se encuentra en funcionamiento.
De hecho, suele activarse solo los fines de semana. Sin embargo, el Museo de Arte de Los Ángeles, ciudad en la que se inspiró el autor de esta mastodóntica “pseudo-maqueta”, ha anunciado en sus redes sociales que estará a pleno rendimiento estas navidades.
Siempre que la escultura está encendida, ha de haber un operador en ella (y sin zapatos para no dañarla) para asegurarse de que todo funciona correctamente. Y es que, como su propio nombre indica, una escultura cinética es una obra de arte cuyo efecto depende del movimiento.
Tanto los 1.100 cochecitos (los hay de cuatro carrocerías diferentes), como los trenes, los tranvías y las vías por las que circulan estos vehículos se tienen que limpiar escrupulosamente casa semana, pues solo el polvo podría hacer estragos. Hay cuatro personas encargadas de su mantenimiento.
Cada vehículo lleva un imán en su parte inferior y tiene un recorrido específico designado. Gracias a tres cintas transportadoras, llegan a la parte superior de la escultura. Una vez allí, la gravedad y los imanes hacen el resto, pues en la estructura hay un total de 1.656 elementos magnéticos.
Solo paran de circular cuando chocan entre sí y, si no pueden reemprender la marcha por sí mismos, el operador que está en la escultura se encargará de solucionarlo.
El problema más común al que se enfrenta el equipo de mantenimiento de la escultura cinética (polvo aparte) son las ruedas que se caen de los coches. Además, como dato curioso, estos cochecitos tienen una vida media de 539 horas en la escultura antes de necesitar mantenimiento.
Además de los vehículos imantados y las vías, en la “Metrópolis II” de Burden hay más de 200 edificios. Para crearlos, se han empleado desde piezas de LEGO a bloques de madera, pasando por revestimientos de piedra, azulejos, troncos tipo “Lincoln”, marcos de metal, espejos acrílicos, y un largo etcétera.
Según el propio Burden, “el ruido, el flujo continuo de los trenes y los veloces coches de juguete producen en el espectador la sensación de estrés que produce vivir en una ciudad dinámica, activa y bulliciosa del siglo XXI". A nosotros nos parece todo lo contrario: una maravilla de efecto hipnótico casi relajante.