Desde la primera revista de coches que recuerdo hay un tópico que se repite, y es comparar un modelo que va a aparecer con otro que ya está en el mercado y, a criterio editorial de la publicación, es en teoría superior.
Un ejemplo habitual: “el nuevo Opel Astra quiere superar al Volkswagen Golf”. Cuando veo estas afirmaciones, además de resultarme algo aburridas, me hago algunas preguntas, que realmente me gustaría hacerle a quien lo escribe.
La primera es una cuestión de coherencia. Si realizamos esa afirmación damos por hecho que el coche actual es el bueno, en este caso el Golf. Si en las cinco generaciones anteriores hemos dicho lo mismo estamos admitiendo nuestra equivocación, pero además realizamos la misma apuesta que hemos fallado cinco veces.
Lo segundo es una crítica a esa afirmación implícita. ¿De verdad el XXX actual es mejor que el YYY actual? ¿En qué nos basamos para decirlo? ¿Podemos decir que un coche es mejor que otro si el primero cuesta 2.000 euros más? ¿No deberíamos comparar coches del mismo precio real?
Aquí el Volkswagen Golf es el mejor ejemplo, suele tomarse por el referente de su categoría pero también es cierto que es más caro que el resto. Así que, de la misma forma que el Audi A3 y el Golf no se toman por modelos exactamente de la misma categoría, tampoco debería hacerse con el Mégane y el Golf.
Y el tercer punto criticable es la falta de perspectiva histórica. De forma general, cada modelo que aparece es mejor que el anterior. Y un segmento concreto, por ejemplo utilitarios, se van haciendo más grandes, más seguros, más potentes. Pero el segmento que tienen por encima también, al mismo ritmo.
El mismo efecto ocurre con las marcas, las generalistas lo van haciendo mejor pero las premium también. Por tanto es un tanto atrevido afirmar que “el Renault Clio ya es como un compacto” o que “el Volkswagen Golf es como un Audi A3”. Es como decir que los tomates que he comprado esta semana son mejores que los de la pasada porque los de la pasada ya están casi para tirar.
La calidad sube y baja
Dicho esto, también hay que admitir que obviamente la calidad de una marca o de un modelo sube y baja a lo largo del tiempo y de las distintas generaciones. Así que de acuerdo, en un momento dado tiene sentido decir que el modelo XXX aspira a ser como el YYY. Pero no para cada modelo nuevo repetir la misma comparación década tras década.
Por último, seguro que habéis visto en Motorpasión alguna comparación de este tipo. ¿Tiene sentido y está bien hecha? Esperemos que sí, de lo contrario os animo a darnos un tirón de orejas.