España es un país rico en paisajes que conviene visitar de vez en cuando. Por eso hoy tenemos 17 rutas con las que nos podemos perder con el coche y disfrutar de esos lugares que nos quedan, en ocasiones, tan cerca de casa que a menudo ni siquiera nos acordamos de que están ahí.
Hemos elaborado largas rutas para coche, de entre dos y cinco horas, a las que hay que añadir los lógicos tiempos de descanso, y estos recorridos pueden dar para muchísimo más que lo calculado en cada caso por Google Maps. De hecho, pueden durar más de una jornada si hacemos paradas aquí y allá.
Y como seleccionar implica escoger unas y dejar fuera otras posibilidades, esta lista queda abierta a las sugerencias que se le puedan hacer. Hemos trazado 17 recorridos para ofrecer una ruta en coche por cada Comunidad Autónoma y que así sea más sencillo ampliar estas propuestas.
Andalucía: Sierra Nevada de Guadix a Lanjarón
Nuestro primer recorrido arranca en Guadix, uno de los asentamientos humanos más antiguos de toda la Península Ibérica, para ir a buscar la única vía que atraviesa la impresionante cadena montañosa: la que une La Calahorra, al salir de la A-92, con Laroles, ya en la cara sur de Sierra Nevada.
Recorriendo la Alpujarra Granadina, podemos detenernos en los principales enclaves de la cara sur de Sierra Nevada para contemplar el contraste entre las alturas de la Sierra y los bellos parajes que nos dirigen hacia la costa.
Así, Trevélez, Capileira y Lanjarón, sin olvidar hacer parada y fonda contemplando el entorno de Bubión, son los puntos que marcamos sobre el mapa para recorrer, curva a curva, el troquel que es Sierra Nevada a escasos kilómetros del mar.
Aragón: Teruel existe, y es un paraíso repleto de embalses para disfrutar
De la Estanca de Alcañiz, cerca de MotorLand Aragón, nos dirigiremos a Torrevelilla, que se encuentra entre las cuencas del río Guadalope y el río Mezquín; y de allí, al Embalse de Calanda, donde se unen ambos cursos fluviales y que constituye un lugar de ocio en esa zona de Teruel.
Siguiendo paralelos al río Guadalope, pasaremos junto a Mas de las Matas y seguiremos bordeando las capas sedimentadas a lo largo de los siglos mientras pasamos por Las Parras de Castellote y Jaganta, hasta llegar al Embalse de Santolea.
Acabaremos este recorrido dirigiéndonos hacia Alcorisa por el Barranco de Atalaya, y por el camino nos detendremos en las Grutas de Cristal cercanas a Molinos, para admirar este singular paisaje subterráneo del Bajo Aragón, y en el Embalse de Gallipuén.
Asturias: redescubriendo los dinosaurios
Partimos del Cabo Vidio con dirección al cercano Faro de Cudillero. Los 80 metros de altura de este acantilado nos sitúan muy próximos a la desembocadura del Nalón. Pasamos por Muros del Nalón, cruzando el río camino de Avilés, para acabar en el punto más septentrional de Asturias, el Cabo de Peñas y su emblemático faro, que acoge el Centro de Interpretación del Medio Marino.
Bordeamos la costa por Candás, esquivamos Gijón entrando en la A-8 para abandonar la autovía superada la ciudad. Paramos en el Jardín Botánico Atlántico, y continuamos en dirección a Santa Marina, haciendo un alto en el camino al borde de los acantilados para redescubrir los yacimientos de icnitas de Asturias.
Bajando por la ría de Villaviciosa hasta la ciudad del mismo nombre, pondremos rumbo hacia la zona de Colunga, donde acabaremos nuestra ruta contemplando la Costa de los Dinosaurios.
Baleares: Ibiza con tranquilidad, como se hacía antes de la fiesta
Arrancamos en la playa de Cala Bassa, muy cerquita de Sant Antoni de Portmany, para acercarnos a contemplar la alfarería de Sant Rafel y llegar a Santa Gertrudis, centro geográfico de la isla y un buen lugar para tomar algo antes de continuar el viaje. Los alrededores de la plaza están llenos de restaurantes.
Seguimos hacia el Norte, por Sant Miquel hasta llegar a la Cova de Can Marçà, una visita obligada. Las cristalinas aguas de la Cala Portinatx nos esperan sólo unos kilómetros más allá, y tan imperdible es la carreterita que une la zona con Aigua Blanca como esa misma costa.
Ya de bajada por Sant Carles, atravesamos el pintoresco pueblo de Santa Eulària para acabar en lo más alto de Ibiza, Dalt Vila, donde nos espera la ciudad medieval de la isla blanca.
Canarias: Lanzarote y sus mil atractivos condensados
Lo grandioso que tiene Lanzarote es que se puede recorrer una y otra vez, y siempre sorprende. En una primera toma de contacto, comenzamos en Arrecife para dirigirnos hacia Puerto del Carmen poniendo rumbo al pintoresco Femés.
Luego, pasando por Maciot, ascendemos por Las Breñas, oteando el horizonte en busca de nuestro siguiente destino: las Salinas de Janubio, Los Hervideros y la Laguna de los Clicos.
Nos dirigimos ahora hacia el sur para recalar en la meridional Playa de Papagayo, y volvemos a buscar Femés para dirigirnos hasta Yaiza antes de perdernos por el enorme Parque de Timanfaya. Tinajo y su playa surfera de La Santa serán nuestro siguiente punto intermedio antes de llegar a Jameos del Agua, el último imprescindible de este recorrido.
Cantabria: desfilando entre las cumbres
Cantabria es mucho más que las costas de Santander, Santoña y Laredo. Por eso, nuestro recorrido arranca en San Vicente de la Barquera para internarse por la cara oriental de los Picos de Europa, en un viaje que nos acerca a la Cueva El Soplao en primer lugar, para luego abordar el espectacular Desfiladero de la Hermida por una carretera que nos hará sentir la emoción de una buena ruta.
Haremos una visita a Potes, donde podremos contemplar el paisaje que nos deja, tanto en cuanto a la geografía como a la herencia que se evidencia en cada rincón de su casco histórico. La siguiente parada la haremos en Santo Toribio y su monasterio, para acabar en Fuente Dé, donde podemos tomar el teleférico a los Picos de Europa y contemplar desde las alturas de las cumbres la riqueza que ofrece Cantabria.
Castilla y León: la región leonesa y el gran peso de la Historia
Hablando de la Comunidad Autónoma más extensa de España, resulta muy recomendable centrarse en un punto para no desfallecer en el intento de trazar una ruta para hacer en coche. La nuestra va a correr por la región leonesa y comienza en Ponferrada, donde el majestuoso Castillo del Temple nos introduce en una ruta muy cultural.
De allí nos movemos por la autovía A-6 hasta Astorga, con un Palacio Episcopal, obra de Gaudí, que es una visita obligada en la zona. Bajamos hasta Benavente, donde el mirador de la Mota nos ofrece una bella panorámica de este enclave histórico, confluencia de los ríos Esla y Órbigo y centro de comunicaciones entre el noroeste y el centro peninsular.
Ya a orillas del Duero, Toro nos regala siglos de Historia en sus calles, y al acabar deambulando por San Martín del Castañar, hacemos justicia a uno de los pueblos más pintorescos de Salamanca.
Castilla La Mancha: 2.500 kilómetros de ruta no se hacen en un día
Si Rocinante hubiera tenido que cabalgar sin descanso durante los 2.500 kilómetros que componen la Ruta del Quijote, aquel rocín flaco no habría durado ni un solo día. Nosotros tampoco, así que nos vamos a concentrar en una décima parte de esa distancia, que reúne lo esencial de La Mancha.
Arrancamos en Toledo, la ciudad de las tres culturas, para dirigirnos a Mora y contemplar el Castillo de Peñas Negras y la Ermita de Nuestra Señora la Antigua. Cerca nos espera el Embalse de Finisterre, en Turleque; y luego las tierras de Villacañas hacia Campo de Criptana, con las lagunas, los humedales y el viento como protagonistas de unos parajes vinculados para siempre con los molinos.
Pasado El Toboso, y sin ver a Dulcinea, nos vamos a las lagunas de Manjavacas para luego seguir hasta Belmonte, que nos permitirá contemplar su gran castillo. Pondremos punto final a esta ruta en San Clemente, antiguo centro administrativo de La Mancha conquense, con el Castillo de Santiago de la Torre y la Iglesia de Santiago Apóstol como principales atractivos.
Cataluña: paisajes oníricos para dejarse llevar
A escasos kilómetros de nuestro punto de partida, Ripoll, el mito del Conde Arnau nos espera en Sant Joan de les Abadesses, un enclave rodeado de leyendas medievales. Al alejarnos del lugar, pronto acabaremos en la zona volcánica de la Garrotxa, donde el volcán Croscat nos recuerda que hace 11.500 años fue el último en entrar en erupción de la Península Ibérica.
Nuestra siguiente parada la tendremos en el lago de Banyoles, una reserva natural que data del Cuaternario y que se alimenta de acuíferos subterráneos.
Avanzando en nuestra ruta, el onirismo de Dalí lo encontraremos en el Teatro-Museo de Figueres y en su casa de Cadaqués, después de una divertida carretera revirada que nos dejará junto al mar. El remate lo pondremos en el Cabo de Creus, donde disfrutaremos de una espectacular vista en el punto más oriental de la Península Ibérica.
Comunidad Valenciana: los Castillos del Vinalopó
La Ruta de los Castillos del Vinalopó nos llevará por algunas de las fortalezas más representativas de la provincia de Alicante, la mayoría de ellas en el Valle del Vinalopó. Son de construcción almohade (1147 a 1269) y nuestro recorrido nos permitirá arrancar en el mayor de ellos, el Castillo de la Atalaya (Villena, s. XI o XII) para ir avanzando por un montón de enclaves.
Así, tendremos las siguientes paradas: Castillo de Bañeres (s. XIII), Castillo de Biar (s. XII), Castillo de Elda (1172-1243), Castillo de Petrer (s. XII), Castillo de La Mola, (Novelda, s. XII), Castillo de Aspe (s. XII), Castillo de Castalla (s. XI), Castillo de Sax (de origen íbero), Palacio de Altamira o Alcázar de la Señoría (Elche, s. XV).
Podemos complementar ese recorrido con un par de paradas adicionales, correspondientes a contrucciones posteriores: el Palacio-Fortaleza Marqués de Dos Aguas (Onil, s. XVI, de estilo gótico-renacentista) y el Castillo Fortaleza de Santa Pola (s. XVI, renacentista).
Extremadura: Jerte aunque no esté en flor
Plasencia, Casas del Castañar, Cabrero, Barrado, Piornal, Valdastillas, Rebollar, El Torno, Navaconcejo, Cabezuela del Valle, Jerte y Tornavacas son las poblaciones que nos sirven para disfrutar del Valle del Jerte, idealmente cuando los cerezos están en flor, pero no necesariamente.
Las múltiples carreteras que se encuentran a lado y lado del río Jerte, y también las gargantas naturales que se abren paso entre las montañas, nos ofrecen entornos espectaculares en un recorrido muy concentrado pero que puede dar mucho juego. La Garganta de los Infiernos es la que goza de mayor renombre, pero la zona está repleta de parajes igualmente singulares y abundantes puntos de partida para dejar el coche e internarse por los caminos para disfrutar la zona.
Galicia: recorriendo el filo de la Tierra
La Costa da Morte ejemplifica la peligrosidad para el tráfico marítimo en una zona de Galicia, las Rías Altas, que necesita de los faros para orientar a los marineros de la zona. Sin embargo, nuestro recorrido por el filo de la Tierra va a ir un poco más arriba, buscando los confines de nuestra geografía por el lado Noroeste.
Arrancamos en O Vicedo, recalando en la bella desembocadura del río Sor, que divide las provincias de Lugo y A Coruña. Más allá se encuentra el faro de la Estaca de Bares marcando el punto más septentrional de España y la unión entre el Atlántico y el Cantábrico. Pasaremos luego a Cariño para llegar al Cabo Ortegal, donde se encuentran las rocas más antiguas de nuestro país.
Cerca del faro se encuentra Vixia Herbeira, desde donde podemos contemplar los acantilados más elevados de la Europa continental, con 613 metros sobre el nivel del mar... junto al mar. Y allí mismo, pasaremos por San Andrés de Teixido si no queremos quedar marcados para la Eternidad, según asegura la tradición.
Bajando hacia Cedeira por una bonita carretera encontramos el Faro de Candieira, el de Robaleira y el Cabo Prior, antes de observar una de las principales zonas de paso de aves migratorias en el Faro de Cabo Prioriño. Allí mismo, el Castillo de San Felipe nos ofrece las vistas del cercano Castillo de La Palma, al otro lado de la ría de Ferrol.
La Rioja: en busca de la Cuna de la Lengua
La Rioja esconde tantas rutas, que decantarse por una supone un agravio para las demás. En este caso, partimos de Santo Domingo de la Calzada, donde cada rincón esconde un monumento, para dirigirnos hacia Bañares y Hervías en la misma comarca. Allí nos esperan la iglesia de la Santa Cruz y las casas blasonadas, indicativas de que estamos en un lugar que destila Historia.
Esa impresión gana fuerza cuando penetramos en la Cuna de la Lengua Española atravesando Berceo para llegar a San Millán de la Cogolla, donde nos esperan el Monasterio de San Millán de Yuso (abajo) y, dejando el coche aparcado, el Monasterio de San Millán de Suso (arriba). Rodeando la Sierra de la Demanda llegamos al Monasterio de Valvanera, que nos ofrece unas extraordinarias vistas del Sistema Ibérico.
Madrid: el vértice Norte y las dos Castillas
Rodar por el Norte de Madrid, donde Madrid se une con las dos Castillas, tiene su encanto. Salimos de Cervera de Buitrago, en el Embalse del Atazar, para dirigirnos por Robledillo de la Jara en dirección a Puebla y a Montejo de la Sierra, y así olvidarnos por un día del ajetreo de la gran ciudad.
Nos detendremos en el camino para contemplar el formidable Hayedo de Montejo, que es uno de los bosques de hayas más meridionales que se pueden encontrar en Europa, con permiso de la fageda del Retaule, a caballo entre Tarragona y Castellón, y el hayedo de Sicilia, junto al Etna, en Italia.
Una vez alcanzado la cota más septentrional de la ruta damos media vuelta, y de bajada encontramos Buitrago del Lozoya, que es el único pueblo de toda la comunidad que conserva íntegro su antiguo recinto amurallado, y eso nos da pie a continuar hasta Lozoya, que cuenta con el espectacular Embalse de Pinilla, de cuyas aguas bebe Madrid desde el siglo XIX.
Nuestro siguiente punto de interés lo tendremos en la Garganta de los Montes, un enclave único para disfrutar de la Sierra de Guadarrama, y ya de ahí a Miraflores, junto al Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, donde terminará nuestro recorrido por el extremo Norte de Madrid.
Murcia: hermosa también si nos alejamos del mar
El interior de Murcia cuenta con sorpresas como la Sierra Espuña, que permite adentrarse por una parte de la Cordillera Bética cuyo punto más alto se encuentra en los 1.585 metros del Morrón de Totana. Partimos de Murcia dejando de paso Alcantarilla, en dirección a Totana, lo que nos permitirá un acercamiento progresivo a esta impresionante formación geológica.
En Totana pondremos rumbo a Aledo, y antes de llegar a esta bella población de callejuelas escarpadas podemos contemplar el Santuario de Santa Eulalia de Mérida. Continuamos hacia el corazón de Sierra Espuña, con el objetivo fijado en el Mirador del Collado Bermejo, que nos ofrecerá la mejor panorámica de la zona.
Una vez hechas todas las fotos habidas y por haber, continuamos cruzando la Sierra Espuña en dirección a Alhama de Murcia, poniendo especial atención en el Barranco del Gallego y su impresionante carretera revirada. el broche de oro lo pondrá una visita al Mirador de los Barrancos de Gebas, un árido paraje casi extraterrestre que incluye el espectacular Embalse de la Rambla de Algeciras.
Navarra: foces de 300 metros de altura sobre el río
Partimos de Tafalla hacia Sangüesa, zona de fronteras medievales en pleno Camino de Santiago, donde podemos visitar el Palacio del Príncipe de Viana. Pasados unos ocho kilómetros, el Santuario de Javier nos recuerda que allí nació San Francisco Javier, patrón de Navarra y viajero del siglo XVI.
Hacia el Este, el Embalse de Yesa nos marca el límite de Aragón, y a unos 10 minutos de allí, justo asomándose a una de las balconadas que componen la zona, el impresionante Monasterio de San Salvador de Leyre muestra el primer Románico con un estado de conservación impecable.
Siguiendo hacia el Norte, las foces de Lumbier y Arbayún nos ofrecen vistas a 300 metros de altura sobre los ríos Salazar e Irati. Pronto llegaremos al Valle de Roncal, una mancomunidad que linda con Aragón y con Pirineos Atlánticos (Francia), y que está compuesta por siete pueblos: Burgui, Garde, Isaba, Roncal, Urzainqui, Uztárroz y Vidángoz. Allí, hacemos parada y fonda para degustar el producto más famoso de la zona: el queso, que cuenta con su propio museo.
País Vasco: de playa en playa por toda la orilla
Acabamos este recorrido múltiple en el País Vasco. Euskadi es otro de esos territorios que casi cuenta con tantas rutas como poblaciones. En este caso vamos a pasearnos por sus playas, partiendo de la que quizá sea su playa más conocida en el mundo entero: la playa de la Concha, en San Sebastián.
Nos dirigimos hacia el Oeste, hacia Zumaia, Deba y Mendexa. Allí encontramos la playa Karraspio, un encuentro salvaje entre la tierra y el mar cercano a Lekeitio y su playa de Isuntza, que con marea baja permite acceder por el malecón a la cercana isla de Garraitz.
La siguiente parada la tenemos en Ibarrangelu, con las playas de Laga y de Laida, que son dos puntos habituales en la geografía playera vasca que se benefician de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Justo por ahí atravesamos para recalar en Gernika y luego reseguir la costa camino de Gaztelugatxe. Allí nos espera un islote que queda unido al continente por un sinuoso puente de piedra, y en la cima una ermita del siglo X, formando todo esto un conjunto de gran impacto visual que 'Juego de tronos' se ha encargado de lanzar al público de masas.
Seguiremos bordeando la costa, por la ensenada de Armintza y, antes de llegar a Bilbao, encontraremos la playa Arrietara de Sopelana, que se llena de surfistas que disfrutan de las olas frente a los acantilados. Y aquí concluye nuestro último viaje.