Motor Fest 2012, así fue y así os lo cuento

Ayer no hizo un tiempo excelente en Jerez de la Frontera (Cádiz), pero fue hasta mejor. Los motores agradecen el cambio de presión, más oxígeno disponible para quemar. Me acerqué a ver el Motor Fest 2012, y francamente, no quedé en absoluto decepcionado. El sur de España no anda sobrado de eventos del motor.

La jornada de ayer constó de una exhibición estática de coches, una dinámica de tractores de competición, y batallas de aceleración (drag) y derrape (drift). No ha sido un evento de pompa y circunstancia, pero sí de lo importante: gasolina y neumáticos achicharrados, y eso fue de lo más suave que ocurrió.

De buena mañana, lo ideal es empezar con tractores del campeonato de Andalucía, y no me refiero a turismos Diesel, sino a máquinas agrícolas con esteroides que pueden alcanzar los 500 caballos de potencia. Eso sí que es una exhibición de humo negro y no lo que hay en la salida de los semáforos en Madrid.

Un tractor puede no parecer lo más deportivo del mundo, pero tendríais que verlos haciendo el circuito de drifting con una rueda en el aire, a punto de desllantar o simplemente cómo pueden acelerar. Algunos de estos cacharros cogen 100 km/h, no es para tomarlos a broma. El Pequeño Saltamonte corría que se las pelaba.

Ni los raperos más chungos de Detroit se atreven a llevar llantas tan grandes como estas. ¿Cuánto pueden llegar a consumir? Mejor no preguntarlo. Resultó estremecedor ver cómo los pilotos pegaban botes en sus asientos de competición al pasar los baches del aparcamiento del Circuito de Jerez.

Tras la exhibición, un poco de calma, es momento de admirar las máquinas que han entrado a la zona de exposición. Los que más llaman la atención son los muscle americanos, algunos de ellos son de americanos destinados en Rota, y los hay que no saben ni papa de español.

Exposición estática, de todo

El premio gordo es para este Chevrolet Camaro SS de 1968, con 427 pulgadas cúbicas (al cambio, 7 litros). Está preparado para drag y no puede circular por carreteras públicas, se habló de 800 caballos de potencia, al loro con el compresor. Daba miedo por cualquier ángulo, especialmente desde atrás.

También había un Camaro SS actual (el que venden en España) pero en comparación, era un coche de domingueros. No había Challengers, pero la facción Mustang estuvo representada por un Coupé de primera generación, otro de cuarta generación firmado por SVT y un GT 4.6 bifaro de quinta generación.

Otros americanos presentes fueron Dodge Van 250, Ford F-150 SVT Lightning y Pontiac Firebird Convertible. El sector japonés estuvo bien representado: Nissan 200SX, GT-R R34 JDM, 350Z y Silvia, Toyota Supra MA70, Mazda6 MPS, Honda Civic Type-R EP3, Subaru Impreza WRX STi y Mitsubishi Lancer EVO IX.

La facción europea también tuvo digna representación: Peugeot 206 GTi, varios BMW, Renault Clio RS y V6… pero también vinieron unos valientes con Ibiza GT TDI, Alfa Romeo 2.4 JTD “Quadrifoglio Verde” y hasta un Passat TDI familiar que provocó más de un chascarrillo.

A su pesar, algunos coches tuvieron complicaciones, como un 200SX con problemas de encendido, el Supra Turbo que perdió el tapón del radiador y rajó manguitos, un S13 que no rendía lo que tenía que rendir, el Camaro SS brutalizado que no iba a tope, etc. Casi hace falta llamar a la grúa.

Amenizando la mañana, el campeón de España de drifting, Atila, al micrófono, con un DJ poniendo las notas musicales. Era ya la hora de comer y parecía que no íbamos a ser tantos, más otros tantos jetas que lo miraron desde la carretera por ahorrarse el precio simbólico de la entrada.

En drag hubo resultados para todos los gustos

Los coches que se presentaron a estas pruebas solían tener alguna “chuchería” (piezas de alto rendimiento) o trampillas para ahorrar peso. Cierto Opel Kadett GSI iba aligerado de forma extrema, aunque el conductor no es peso pluma, y dio más de una sorpresa en aceleración, bajando de 10 segundos en 350 metros.

Los americanos no brillaron. El Camaro SS parecía que iba a retorcer el asfalto y provocar un terremoto local, pero el dueño se contuvo. El Mustang de primera generación fue de paseo, perdió todos los piques, no sabemos si por conservar coche o porque era un simple V6 de los primeros.

Bastante nota dio un joven yankee con un BMW 135i que más de uno confunció con un Serie 1 M Coupé, porque corría como un rayo, daba unos 400 CV (de serie 306). En el drag petrolero el dominio fue de un BMW 330d que del sábado al domingo progresó de manera absurda notablemente por cuestiones de peso en el maletero.

A mitad del recorrido de drag hay un notable socavón, que a más de 100 km/h, hizo a más de uno pegar un saltito. Los que llevaban las suspensiones más bajas o los escapes más gordos dieron más de un golpe, los amortiguadores no tenían tiempo físico para levantar el coche.

Los “japos” con tracción total (Impreza, Evo y Mazda6 MPS) no decepcionaron, los sedanes no son siempre aburridos. El Civic Type R sudó para alcanzar al MPS pero consiguió alcanzarle justo al final. También ganó el Mustang GT 4.6 al Camaro SS 6.2, no solo cuenta el motor en estas competiciones.

Al final no participé, no hubo comentarios suficientes como para meter el Prius en drag, pero habría sido curioso. Habría sido competitivo con el Ibiza TDI y el Passat TDI, el “Alfalfo Romero” seguramente me habría pegado una paliza. Y eso que lo tenía fácil, el drag con un automático no tiene mucho misterio.

Sesiones de drifting de calidad

Participaron tanto profesionales como amateurs, aunque hubo también sorpresas. Los participantes tenían que golpear con el culo varias barritas que sobresalían de torres de neumáticos, pero sin hacer un giro de 180º, ni salirse del trazado, ni perder excesivo agarre.

Aquí los americanos se achantaron, fue todo cosa de los japoneses y un BMW E36 con un piloto de rallyes al volante. Ojo, que también compitió un “manco”, uno de los 350Z estaba controlado con una sola mano, la otra la tenía el piloto escayolada. Y tenía buenas manos el hombre… desde luego.

No me preguntéis por los resultados, estuve más pendiente de hacer fotos, pero el Nissan 200SX con las llantas multicolor hizo el mejor resultado. Hubo algún sustillo en forma de 180º o incluso un participante se comió un neumático y hubo que sacárselo de los bajos gato mediante.

El Supra acabó encontrando el tapón del radiador extraviado, y pese a mis consejos de no hacerlo debido al estado del coche, se metió a pista y también lo dio todo para evitar el monopolio de Nissan, con permiso de un BMW. De vez en cuando caían gotas que hacía todo más interesante, los coches se iban más.

Según se terminaron las pruebas de drift, no se sabe muy bien cómo, empezó un festival de burnouts y de quemadas de rueda a tope. El BMW E36 acabó reventando una de sus ruedas, previa exhibición de chispas que presagiaron lo evidente. Yo me encontraba relativamente cerca, tirando fotos. Otros participantes se animaron a hacer el loco.

Poco después, el Supra empezó a hacer animaladas, con la suspensión con unos cuantos achaques, empezó a hacer unos violentísimos cambios de apoyo y quemadas de rueda. Me llegué a ver rodeado por el Supra, dando vueltas a mi alrededor, mientras disparaba con la cámara lo que podía sin siquiera tener tiempo de acongojarme (por decirlo fino).

Cuando se tiran fotos con un objetivo medio/largo (55-200), es difícil estimar las distancias, pero en un par de momentos me tuve que apartar. Fue una especie de acto de locura colectiva, nadie me obligaba a estar ahí (el público estaba bien protegido por unas vallas). Cuando quise darme cuenta, no había locución.

De la puerta del Supra emanan unos cuernos y acaba bajándose Atila. Ahora lo entiendo todo, el dueño se lo había dejado y fue de copiloto. Cómo se habrá quedado la junta de culata de ese Supra, ha sido de lo más salvaje que he visto hacer con ese coche. Las ruedas acabaron muy malamente.

Otros participantes se dedicaron a recorrer el circuito delimitado de drift sin más objetivo que pasárselo bomba, fuera del recinto cualquier policía municipal puede meterte en la cárcel haciendo lo mismo aunque sea un parking cerrado en domingo. Era el momento de desfogarse, y vaya si lo hicieron.

El Supra, ya en manos de su dueño, volvió al ataque, junto a los 350Z y un 200SX que no estaría muy bien de chapa y pintura, pero dio una buena dosis de espectáculo. Poco a poco los coches fueron abandonando la pista y empezó la entrega de los premios. Yo seguía con la adrenalina bien arriba, a toro pasado interpreto que también se me fue un poco la olla.

Aún tengo nervios, diantres. No me pasaba nada parecido desde que un compañero de Diariomotor casi me plancha con un Honda Civic Type-R en el INTA. Al igual que en esa ocasión, también tomé mis precauciones y calculé a dónde podía pegar un salto y librarme de un roce, son cosas que pueden pasar.

La noche empezó a caer, además de unas gotas, y tras los correspondientes premios, fuimos abandonando el recinto uno por uno. Atila se quedó con el teléfono de los mejores drifters y puede que los acabe fichando. Acabé escoltando en la carretera a aquel Camaro SS brutal, montado en un remolque y tirado por un 4×4. A casita a 90-100 km/h como un niño bueno.

Fue un día memorable.

En Motorpasión | Motor Fest Jerez 2012, drag y drift en Jerez

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