La última semana de julio se presentó en el festival aeronaútico internacional de Farnborough la primera maqueta a tamaño real del Bloodhound SSC (Super Sonic Car). Un coche supersónico que a finales de 2011 tratará de pulverizar el actual record de velocidad de un vehículo con ruedas. El actual record data de 1997, y está en poder del Thrust SSC, que en manos del piloto de la RAF, Andy Green, rompió la barrera del sonido hasta llegar a los 1223 km/h.
Hace trece años, la llanura de Black Rock en el desierto de Nevada fue testigo del record, para el nuevo intento, se ha escogido Sudáfrica, más concretamente la llanura de Hakskeen Pan (de ahí que la bandera del país africano corone el frontal del vehículo). El Bloodhound SSC es un proyecto que nace de los mismos creadores del Thrust SSC. Glynne Bowsher, Ron Ayers y Jeremy Bliss dirigidos por el emprendedor de todo esto, Richard Noble, decidieron con motivo del décimo aniversario de su record, que era hora de volver a intentarlo.
El Bloodhound SSC es un vehículo de ruedas-avión-cohete sin alas. Su perfil parece sacado de un caza a reacción, dado la vuelta, y para que las dudas sean menores en este punto, simplemente hay que fijarse en la propulsión que se utilizará. Como motor primario el Bloodhound contará con un turbina EJ-200, la misma que utiliza el Eurofighter (10 toneladas de empuje). Esta se encarga de llevar a este misil a velocidad de hasta 500 km/h. Mientras que para conseguir el empuje necesario para rebasar la velocidad del sonido, y llegar a cifras de record, se recurre a la propulsión de un cohete (12.5 toneladas de empuje).
Una de las grandes ventajas del Bloodhound SSC con respecto a su predecesor, el Thrust SSC, es su menor peso. El modelo que batió el record allá por 1997 alcanzaba las 10 toneladas de peso mientras que el nuevo modelo “adelgaza” hasta las 6 toneladas gracias a la utilización de materiales más ligeros y a una estructura más sencilla. Menos peso equivale a menos combustible para alcanzar las velocidades de record. Menos combustible, vuelve a equivaler menos peso total.
Además se ha mejorada el sistema de tracción y los soportes de las cuatro ruedas. La estabilidad es un punto a tener en cuenta ya que al romper la barrera del sonido, se ponen a prueba la resistencia, estabilidad y dirección del vehículo. Las ruedas son macizas, fabricadas en titanio. Las únicas aptas para todas en las llanuras de barro seco en las que se trata de lograr esas velocidad.
A partir de aquí velocidad pura y dura. Se estima que el Bloodhound SSC tardará 42 segundos en alcanzar los 1.600 km/h. A partir de ese punto, tres serán los sistemas de frenado. El primero los flaps que podemos ver en un avión al aterrizar. Estos permiten hacer descender la velocidad hasta los 1.000 km/h.
El segundo sistema de frenado son dos paracaídas ubicados en la parte posterior del vehículo. Si estos fallan, existe un tercero de emergencia. Con ellos se consigue frenar al Bloodhound SSC hasta los 350 km/h, momento en que entra en funcionamiento un sistema de frenado por fricción, al más puro estilo vehículo de calle. Desde que comenzamos a frenar, han pasado 7,2 kilómetros en los que el piloto estará soportando fuerzas de 3g.
No queda ahí todo, ya que para que se homologue el record, se han de realizar dos pasadas, una en cada sentido del recorrido. La media de ambas pasadas establecerá la nueva marca.
En Motorpasión | Thrust SSC, el coche que rompió la barrera del sonido